La escasez de un mineral ha desatado una señal de alerta en el mundo. sin embargo, para Bolivia podría representar una oportunidad. Se trata del indio, un mineral indispensable para la fabricación de pantallas táctiles y que, según estiman, podría acabarse dentro de 10 años, sin embargo, en Bolivia se encuentra el mayor yacimiento del mundo.
Según un reportaje publicado en este medio hace dos semanas y que cita un estudio japonés realizado en 2010, Bolivia tiene 12.000 toneladas de contenido metálico frente a las 11.000 de China y las 9.000 de Japón. ¿El problema? la falta de tecnología para la refinación, pues el indio, al igual que el galio y el cadmio, es un metal que va asociado a otros como el zinc, el plomo y la plata, de los que es preciso separarlo.
Entre las zonas en las que existe indio en Bolivia, el analista económico Juan Carlos Zuleta señala a Potosí, en el Cerro Rico, donde hay grandes concentraciones de estaño y zinc; a Huari Huari (a pocos kilómetros de esa ciudad) y la mina Porco. En Oruro, la mina Bolívar, y la mina Colquiri, en La Paz.
El exministro de Minería Dionisio Garzón añade el hallazgo reportado en Mallku Khota, en Potosí, donde existiría un millón de kilos de indio, una cifra que inicialmente puede parecer ínfima, pero tratándose de indio, es una cantidad considerable, explica Garzón.
El indio es necesario para la fabricación de pantallas táctiles, puesto que a partir de él se crea el ITO, que es una solución sólida de óxidos de indio y estaño, con la que se recubre las pantallas. Esta lámina da la posibilidad de que el dedo pueda hacer contacto y activarlas.
La escasez del suministro mundial de indio conlleva un alza progresiva en el precio. En 2001, el kilogramo costaba 94 dólares, en 2006 el precio fue de 382 dólares, en 2009 fue de 500 dólares y, para este año, fluctúa entre 500 a 800 dólares.
Uranio, otra promesa
Otro mineral que despierta expectativa en el país es el uranio. Según expertos entrevistados por los medios de comunicación, en Bolivia existirían al menos 44 sitios que contienen este mineral.
El ingeniero e investigador Marco Montoya, entrevistado por El Diario, explica que esos sitios han sido detectados mediante satélite, pero no han sido revelados “por estrategia”, aunque se conoce que estos yacimientos se ubican en Potosí, en primer lugar, donde se descubrieron dióxido y trióxido de uranio, seguido de Santa Cruz, Oruro, La Paz, Cochabamba y Tarija. Otra publicación de El Deber reportaba la existencia de 100 mil hectáreas en la zona limítrofe de Potosí con Oruro, donde hay uranio y otros minedispersos.
La explotación, sin embargo, es otro desafío debido a que en la naturaleza se encuentra en muy bajas concentraciones: un gramo en una tonelada de roca.
Para su uso, el uranio, utilizado como combustible en centrales nucleares, debe ser extraído y concentrado a partir de minerales, como la uranita.
Piedras semipreciosas
Otro rubro de los recursos no renovables lo constituyen las piedras semipreciosas (amatista, citrino y bolivianita).
Un informe del Servicio Nacional de Registro y Control de la Comercialización de Minerales y Metales (Senarecom) devela que el primer semestre de este año las exportaciones subieron 14 por ciento con relación a similar período de 2012.
En los primeros seis meses, el país vendió 48.580 kilogramos que reportaron más de un millón de dólares y dejó una regalía de 291.985 bolivianos para Santa Cruz, departamento productor.
Las normas bolivianas sólo permiten que la amatista de color violeta y el citrino amarillo puedan ser exportadas en bruto, no así la bolivianita, violeta-amarillo, que debe salir en forma tallada.
12 MIL
toneladas de indio metálico es la cantidad que tendría Bolvia, según un estudio realizado en 2010 por una firma japonesa. La cifra supera las 11 mil toneladas de China y las 9 mil de Japón, lo que coloca a Bolivia en una situación expectable respecto a la explotación de este mineral .
44 SITIOS
en cinco departamentos de Bolivia fueron identificados mediante una investigación satelital como zonas potenciales de uranio, un mineral utilizado en el mundo como combustible en centrales nucleares. Según investigadores, los sitios exactos no se revelan "por estrategia".
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