La semana pasada se sintieron los efectos de la dinámica que mueve las economías de grandes potencias y especialmente las asiáticas como la China, (con baja producción) donde se establecen las condiciones más abiertas en materia de competitividad industrial, acumulación de commodities para el uso estratégico de sus reservas y motivar variantes sustanciales en las cotizaciones de minerales, regulando de ese modo el comercio de sus importaciones, lo que se descarga luego en el efecto inverso de mejores condiciones para la exportación de su gigante producción industrial.
Es el modus operandi de las economías dominantes y es bajo tales condiciones que deben subsistir los países proveedores de materias primas como el nuestro y otros de nuestra región latinoamericana dependientes de los precios externos de minerales, aunque con un hecho que marca la diferencia con el nuestro y es que desde Bolivia, excepto el estaño, seguimos vendiendo concentrados de minerales con valores reducidos frente a las condiciones de otros que exportan minerales con valor agregado.
Proyecciones
mineras
Si bien se consigna en los planes de la futura minería nacional alcanzar la industrialización de nuestra materias primas, fuera de la fundición de estaño y la exportación de lingotes que son reconocidos mundialmente por su calidad (99,99 % de pureza), con la estructura que tenemos en la metalúrgica de Vinto – Oruro y otra fundición privada (Omsa), el resto de nuestra producción minera sale en polvo y con alguna ventaja en su ley de cabecera, gracias a procesos de refinación en modestos ingenios.
Conociendo esa realidad es que profesionales expertos en la materia, vislumbran algunos cambios imperiosos para mejorar la producción general de nuestros minerales y en llegar al proceso de su industrialización en modernas siderúrgicas, como la de Karachipampa que le cuesta un "ojo de la cara" a los bolivianos y después de muchas décadas sigue siendo un elefante blanco… o el caso del Mutún donde también la siderúrgica del acero debía estar por lo menos en fase de instalación y en los hechos, sigue siendo sólo un proyecto más.
La metalúrgica de Vinto confronta problemas que aunque sean minimizados por sus ejecutivos persisten y muestran ciertos hechos que merecen una clara explicación para desvirtuar malos entendidos y deslindar responsabilidades en aspectos que más tarde o más temprano pueden convertirse en daños no sólo a la fundición sino más bien a la economía nacional.
Como se tiene previsto todo dependerá de una política minera emprendedora, competitiva y plenamente garantizada para atraer inversiones, tecnología y la recuperación de profesionales que migraron por falta de oportunidades y condiciones favorables a su desempeño.
Soluciones
estructurales
Frente a la reciente caída de precios de los minerales se sugiere, por lo menos en el ámbito del ministerio de área y algún viceministro, que para enfrentar las bajas cotizaciones la solución debe ser una mayor producción de manera particular en los sectores de la minería privada, mediana y chica como en el sector estatal, donde se hace grandes inversiones y se debe compensar los gastos de operación.
No se habla del sector cooperativo, que puede salir airoso en periodos difíciles debido al sistema de explotación que no obliga a mayores inversiones y sus tareas rutinarias compensan su nivel de costos.
Según empresarios mineros en un lado y los dirigentes del sector en el otro, hay una coincidencia si se habla por ejemplo del estaño, que también registró una baja en su cotización y es el tope mínimo que puede permitir la continuidad de operaciones que no puede ser más bajo de los 8.oo $us, la libra fina. En la actualidad ese valor está por encima de los 10 dólares LF.
En las empresas estatales como Huanuni con casi cinco mil trabajadores y en Colquiri que también duplicó su planilla, se dispondrán acciones especiales para subir los índices de producción como un modo de enfrentar, ojalá fuese una coyuntural variación descendiente en el precio de minerales. Actualmente la producción minera en Huanuni está por encima de las 900 toneladas diarias de concentrados y se espera subir hasta 3.000 toneladas por día, una vez que esté habilitado el nuevo ingenio de ese distrito.
Como se puede observar una variación, así sea mínima en la cotización de los minerales en las pizarras externas, repercute negativamente en los procesos productivos de minerales en nuestro medio, debido especialmente a esa condición de absoluta dependencia en que desempeñamos nuestra actividad productiva minera, que constantemente sufre con la caída de precios y pone en riesgo esa línea de equilibrio en los costos de operación, que en épocas como la presente deben bajar a un mínimo registro de gastos. Lo que hace falta son normativas que regulen la actividad minera en general, que dispongan mecanismos de prevención a través de la creación de fondos especiales para enfrentar los periodos en que bajan los precios, por efecto de la presión competitiva de los países industrializados, cuyo control escapa a las condiciones que puedan ejercer los países productores, como el nuestro.
La nueva Ley Minera tiene que incluir regulaciones especiales para mantener un equilibrio horizontal, cuando las condiciones de precios sean adversas a las condiciones regionales. Algo importante será activar la industrialización de nuestros minerales y eso sólo se logrará con una Ley Minera visionaria y práctica.
Medios
Agencia Uru – PM
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