Todos los datos económicos del presente incluyen estadísticas altamente alentadoras en materia de economía nacional, pero principalmente refieren las cifras relacionadas con el “aporte de la minería” a consolidar la estructura de la economía nacional, compitiendo con ventaja sobre la generación de recursos a través de la explotación y venta de hidrocarburos y gas especialmente.
Un informe del primer semestre del año 2010 reconoce que el superávit comercial del país se incrementa gracias a un interesante fenómeno que registra el crecimiento de nuestras exportaciones, por encima de las importaciones que son requeridas en algunos rubros nacionales.
Hasta junio del año presente el saldo comercial del país presentó un superávit de 747 millones de dólares, con un incremento de 64.31 % con relación al mismo periodo en el año 2009 cuando la cifra legó sólo a 454 millones de $us. Se entiende entonces que el saldo comercial es la diferencia entre los ingresos por exportaciones y los pagos por importaciones del país.
Lo importante es señalar que los rubros que producen el superávit financiero son justamente los de hidrocarburos y minerales, tradicionales en exportación, luego se anotan los productos no tradicionales que por supuesto también contribuyen en alto porcentaje al global financiero de la economía nacional.
Bajo esas alternativas es muy claro que se debe “pensar” en el futuro inmediato, lo que significa otorgar la real importancia que tienen ambos rubros para sostener nuestra economía y definir estrategias claras en torno a lo que significaría diversificar la producción minera en particular, como el factor de mayor rentabilidad por su condición estratégica.
Vale no incurrir en errores de apreciación, ni tampoco establecer condiciones a priori en torno a la objetividad de los planes futuros en materia de explotación de nuestros recursos naturales, hay que considerar a la minería grande y mediana que actualmente opera en importantes yacimientos, especialmente en la zona occidental (Potosí y Oruro) donde también resalta el buen rendimiento de las operaciones de la minería estatal, la cooperativizada y la minería chica.
Los nuevos “prospectos mineros” se vislumbran hacia el oriente con el Mutún, otra vez la zona occidental con el litio en Potosí y Oruro, pero en cualquier momento con un decisión de encarar la exploración en serio del uranio que puede darse en ambos frentes naturales del país, de acuerdo a estimaciones satelitales que aseguran la existencia del mineral estratégico, parte en la zona cálida y parte en el altiplano de Bolivia.
Hay muy alentadoras perspectivas para encarar emprendimientos mineros de magnitud, mucho interés de inversionistas extranjeros y sólo la falta de planes concretos en la estructura técnica del Ministerio del ramo y la decisión oficial gubernamental para desarrollar la gran minería sustentable de Bolivia.
La minería abre en el tiempo presente un abanico de oportunidades, el caso del litio que no sólo significa esa explotación sino también aprovechar la extensa riqueza de los salares para obtener potasio, magnesio y boro.
Aparte hay que considerar la implementación siderúrgica del Mutún para convertir el hierro en acero, mientras que Karachipampa también se ponga en funcionamiento y otras fundiciones procesen zinc y cobre. No se tratan de meros sueños, la realidad es clara, lo que faltan son decisiones, políticas claras y por supuesto inversiones. Un trabajo que corresponde a las autoridades del ramo.
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