Rescatados: Ex compañeros del yacimiento de Atacama exigen a la empresa el pago de sus finiquitos tras el cierre de la mina.
Copiapó / EFE.- Trece de los 33 mineros rescatados la semana pasada regresaron ayer a la mina donde permanecieron atrapados 70 días, para asistir a una misa, pero se encontraron con una manifestación de sus ex compañeros de faena, quienes reclaman el pago de sus finiquitos.
En el lugar, cuando estaba por iniciar la misa de acción de gracias organizada por las autoridades de la zona y familiares de los mineros rescatados, los manifestantes sacaron pancartas y amenazaron con tomarse el campamento Esperanza.
“(Presidente Sebastián) Piñera para el show”, “70 días sin trabajo y sin dinero”, “Refugio Esperanza, los desamparados”, “San Esteban (nombre de la Compañía dueña de la veta), no somos 33, somos 300”, se leía en los carteles que portaban los mineros que tras el derrumbe en el yacimiento San José quedaron sin trabajo.
El líder sindical y de la Central Unitaria del Trabajo, Javier Castillo, recordó que el 10 de agosto, a los cinco días del derrumbe y cuando se desconocía el estado de los mineros atrapados “hubo voluntad para hacer una misa para todos”. “Hoy, cuando fueron rescatados con vida y cuando el rescate se transforma en un negocio, los blindan en una misa. Es fuerte, es doloroso, son nuestros compañeros”.
Jimmy Sánchez, de 19 años, el minero más joven de los rescatados, y otros abandonaron por un momento el oficio religioso para hablar con sus ex compañeros de faena, a quienes prometieron ayuda.
La llegada de los mineros que se atrevieron a llegar a la zona fue “caótica”, debido al acoso de la prensa, por lo que Carabineros decidió trasladarlos en un vehículo policial hasta el lugar de la ceremonia.
El minero Daniel Herrera, de 37 años, conocido como “Osito Gominolas” porque es un mimado de su madre y fanático del Audax Italiano, dijo que volver al lugar de la odisea le causaba mucho dolor. “Mucho dolor al recordar todo lo que vivimos adentro, fuerte ver el sufrimiento de los familiares afuera e imaginarse todo lo que pasaron ellos y nosotros”.
El primero en llegar fue Juan Aguilar. Después, Luis Urzúa, Darío Segovia, Álex Vega, Daniel Herrera, Pablo Rojas, Jimmy Sánchez, Esteban Rojas, Jorge Galleguillos, Juan Illanes, Mario Gómez, Claudio Yáñez y el boliviano Carlos Mamani.
Al término de la misa, los familiares comenzaron a desmontar las carpas y llevarse las cosas que habían dejado en el lugar para que los mineros rescatados tuvieran oportunidad de conocer como sus familias vivieron en el lugar durante 70 días.
El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, dijo que la cápsula Fénix 2 del rescate se exhibirá en la plaza de la Ciudadanía, frente al Palacio de La Moneda. Otra de las cápsulas será enviada al pabellón chileno en la Expo Shanghái, en China, y la tercera se quedará en Concepción.
Piñera quiso subir a la Fénix 2
El presidente chileno, Sebastián Piñera, estuvo tentado de subirse a la cápsula de rescate Fénix 2 y descender a los 700 metros de profundidad donde se encontraban atrapados los 33 de Atacama, informó el diario El Mercurio.
La tarde del martes 12, el Mandatario consultaba insistentemente si el traslado de la cabina era seguro y ello causó extrañeza en Cecilia Morel, su esposa. “Me imagino que no estarás pensando en bajar en la cápsula”, le espetó su señora. “¿Por qué no? ¿Cuál es el problema?”, le contestó Piñera.
Quienes estaban presentes afirman que el Presidente explicó que hacerlo era mostrar simbólicamente que todo el país, a través de su Presidente, iba a buscar a los trabajadores.
Sabíamos que íbamos a vivir
Abrumado por el acoso de la prensa, el minero Darío Segovia aseguró los 33 mineros “nunca” perdieron la esperanza de salir vivos y que la “astucia chilena” y pensar en su familia fueron los apoyos que les mantuvieron en pie.
“Nunca perdimos la esperanza de salir. Sabíamos que íbamos a buscar las partes por donde podríamos salir y, si no era así, que nos iban a rescatar, porque hay gente capacitada aquí en Chile para eso”, declaró Segovia.
Apenas tres días después de abandonar el yacimiento San José, donde estuvieron sepultados desde el 5 de agosto, este minero de 48 años no logra aún dimensionar la expectación que su proeza ha generado en todo el mundo. “Nosotros siempre vamos a seguir siendo mineros; nos tiene un poco preocupados esto del acoso periodístico, y le andamos haciendo el quite (esquivando). Yo por mi parte desearía que nos dejaran tranquilos”, confesó con franqueza.
Además, él no cree que la fama pueda cambiarle la vida ni quebrar la amistad que fraguaron en la mina. “Siempre vamos a estar en contacto y nos vamos a llamar”, aseguró Segovia, sentado en el salón de su humilde vivienda, en una barriada de Copiapó.
Para él, “la capacidad de sobrevivencia (sic), la astucia chilena”, es el factor distintivo que hizo posible el milagro de que hoy estén vivos.
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