No hay que ocultar que en materia minera, estamos viviendo un periodo con marcada tendencia "bajista" en el precio de los minerales debido principalmente a los factores variables que presenta la economía de la China y ciertos cambios que imprimen en su política monetaria algunos países capitalistas, los considerados de alto desarrollo que "mueven" su contexto financiero en función a sus intereses internos, sin tomar en cuenta la repercusión de los mismos en la economía de los países exportadores de materias primas como el nuestro que debe hacer sus transacciones , sometido a los juegos financieros de los compradores, en este caso de nuestros minerales.
La realidad del descenso en precio y producción de la minería, según algunos de los datos del Instituto Nacional de Estadísticas INE, señalan que el valor de la producción a septiembre del año pasado (2013) ha bajado a una tasa anual del 9,6 % si se toma en cuenta que el 2012 anotó un rendimiento productivo de 2.037 millones de dólares y en igual periodo del 2013, el registro fue sólo de 1.842 millones de dólares.
No hay que ocultar tampoco que la tendencia bajista es un fenómeno que lo estamos sintiendo por segundo año, luego de un largo periodo "alcista" con buenos precios entre los años 2003 inclusive hasta el segundo semestre del 2011 cuando comienza la declinación, marcando una tasa de 2,5 % menos en los sistemas productivos anuales, lo que incide en los planes de encarar una política desarrollista en materia de minería.
La caída de ese 2,5 % en el volumen productivo por lo menos hasta septiembre del año pasado, es resultado, según las cifras, de un bajón considerable en todo el sistema minero privado, el caso de la minería grande con 10,7 % y la minería mediana con 10,9 %, mientras que inversamente en el mismo periodo las cooperativas y la minería pequeña elevaron su producción en un porcentaje anual del 17,5 %.
¿Cómo se produce este hecho? Sencillamente por las previsiones que adopta la minería empresarial ajustando sus costos de producción y controlando de manera específica su planilla social, de modo que no se excedan los límites de un balance entre costos y obligaciones, tomando en cuenta un cierto porcentaje de recursos con fines "previsibles".
En el caso de la minería "tradicional", la que se conoce también como informal, la cuestión va a la inversa, pues lo que se hace es subir la producción para compensar la caída de precios, un hecho que sin embargo a largo plazo puede ocasionar el agotamiento de las vetas, pues tampoco se toman previsiones para cuidar posibles reservas que sirvan para paliar la crisis.
En la actualidad nuestra minería se desarrolla en ese contexto, cierto que con algunas variables, pero de modo concreto, entre la dependencia de los precios internacionales y las posiciones extremas de las potencias, y en nuestro medio con más desventajas que otros países, produciendo todavía sólo materias primas, excepto el estaño. Sigue faltando una política minera, que tenga pleno respaldo en normativas de apoyo, incentivos y suficientes garantías para la atracción de capitales que puedan fortalecer al sector productivo minero en general.
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