Hay que partir del hecho de reconocer a Oruro como un centro minero, gracias a la riqueza que guarda en sus entrañas y que por muchas décadas ha servido para el sostenimiento del Erario Nacional permitiendo el arranque del desarrollo de pueblos hermanos, gracias al buen uso de las divisas producidas por la minería.
No se trata de poner en cuestión esa parte del aporte regional para el beneficio nacional, de lo que se trata es de observar el estancamiento en que se encuentra la minería orureña, por falta de planes de prospección y exploración de nuevos yacimientos y de políticas agresivas para encarar nuevos proyectos.
El hermano departamento de Potosí, que goza también del privilegio de contar en su jurisdicción con grandes yacimientos mineros, tiene la suerte además de que se han formalizado interesantes inversiones y la minería del lugar es la fuente dinámica de la economía de ese departamento. Las empresas mineras más importantes, allí funcionan; el caso de San Cristóbal, San Vicente y San Bartolomé, Manquiri, el mismo Cerro Rico y la proyección del litio en el salar de Uyuni, entre otros, además de lo que pueda implementarse en Mallku Khota y el emprendimiento aurífero de Amayapampa.
En el caso de Oruro, el proyecto más importante que fue el aurífero de Kori Kollo con Inti Raymi y su extensión a Kori Chaka, está en fase final de operación y aunque todavía se hará algún relevamiento de la zona, se entiende que no hay muchas perspectivas operables en tiempo prudente de asegurar más inversiones privadas.
El caso del litio en el salar de Coipasa, es un proyecto "amarrado" al de Uyuni y por lo mismo debería tener el mismo tratamiento, empero hay alguna demora en encarar la explotación del litio y sus derivados en la zona de Oruro.
Recientemente se habló de la posibilidad de encarar un interesante proyecto aurífero en la jurisdicción de Challapata, donde se asegura el potencial del yacimiento con muy buenas perspectivas de desarrollar la región con un buen ingreso de regalías e impuestos. Lamentablemente surgieron voces disonantes oponiéndose a ese proyecto, bajo el pretexto de evitar la contaminación en una zona agrícola y ganadera.
Podría haber razones sobre el particular, pero también hay situaciones muy concretas que garantizan el desarrollo de operaciones mineras con tecnología de punta y amplio respeto a las normas de cuidado del medio ambiente, lo que puede lograrse a través de compromisos específicos que permitan el desarrollo paralelo de todas las actividades que produzcan beneficio comunitario.
Por esas simples circunstancias es menester que las autoridades competentes determinen la concesión de un adecuado presupuesto para encarar un programa factible de prospección y exploración de nuevos yacimientos mineros pero sin demora y con un asesoramiento que garantice efectividad en los resultados de habilitar yacimientos rendidores para nuestra economía regional.
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