En el segundo, se dice que: "El premio determinado en el artículo precedente será abonable en derechos de importación y exportación, sobre toda clase de mercaderías, en todos los puertos de los Estados Confederados". En: Colección 1857, IV: 342-343. Este decreto quedó sin efecto, por las disposiciones del 27 de agosto de 1839, más los decretos del 7 de abril y del 30 de junio de 1849, que declaraban libres los derechos de la alcabala sólo cuando se importaba el mercurio.
José Mariano Serrano, fue comisionado para negociar en Buenos Aires contratos de suministro de mercurio allende los mares. Otra medida consistió en liberar del impuesto de importación, para este vital insumo. Esta última medida tuvo poco efecto; pues no había suministro, tampoco bajó su precio. Uriburu, anotició de este hecho a Haedo y que, en Potosí, un quintal costaba nada menos que 130 pesos. Para colmo de males, un comerciante argentino le ofertó 46 toneladas puesto en Tacna/Perú, al precio de 90 el quintal, que Uriburu la rechazó pensando en el alto costo de su transporte hasta Portugalete; decisión que más tarde lamentaría (Lofstrom 1982: 62).
En realidad, los esfuerzos para aprovisionarse de azogue en Buenos Aires, Lima, Arequipa; y desde varias ciudades europeas, fracasaron. A pesar de todo, se hicieron varios intentos entre 1826-1827.
A fines de julio de 1827, Uriburu estaba pagando 4.348 pesos la tonelada de azogue, para poder operar en el ingenio Guadalupe; y un mes más tarde tuvo que suspender trabajos en las minas Cochinoca y Aranzazu. Gracias al mercurio que logró acumular, pudo operar un tiempo más; para finalmente, a fines de octubre de 1828, cerrar sus operaciones en esa región de Potosí (Lofstrom 1982: 67).
Dada la escasez, muchas firmas aparecieron en el mercado con propuestas de aprovisionamiento. Así, la "Parish, Robertson y Cía."; ofertó azogue a 75 pesos el quintal, más el 1% de comisión. Una segunda propuesta consistía en proveer 92 toneladas en el puerto La Mar, a diez meses una vez firmado el respectivo contrato, y a 60 pesos. A esto surgió una contrapropuesta de los azogueros potosinos: 46 toneladas debían ser entregados en Arica, en el término de ocho meses, la mitad al contado y el resto en pagarés a sesenta días. Además, los azogueros querían que el vendedor cubra los gastos del pago del impuesto en el puerto peruano; y como ellos estaban descapitalizados solicitaron que la compra fuera financiada con un préstamo del Banco de Rescate. En: Lofstrom 1982: 63.
Donaciano Ibáñez, da la descripción de yacimientos de Azogue o mercurio que existen en Bolivia", según su entender, así como su ubicación (Ibáñez 1943: 198-215). En las minas de Challatiri, cerca de Potosí; las de Guarina, en la provincia Omasuyos/La Paz; y en Moromoro/Chuquisaca (Ibáñez 1943: 199) ".
3. YACIMIENTOS
DE MERCURIO EN
BOLIVIA
Es sorprendente la extrema escasez de depósitos de mercurio descubiertos hasta la fecha en Bolivia. Es cierto que, debido a la extrema inestabilidad de los compuestos de mercurio, la prospección de sus yacimientos es particularmente delicada y difícil.
Se conocen solamente tres depósitos de cinabrio (mineral de mercurio, HgS), todos ellos de tamaño muy reducido. Sin embargo, ninguno de estos yacimientos se encuentra en producción.
El yacimiento de cinabrio situado en una serranía a medio camino entre Peñas y Huarina en la falda del cerro Azogani, mina María Paz. Un yacimiento algo similar se ha investigado y temporalmente explotado en el límite de los departamentos de Oruro y La Paz, a 5 kms. al Este de Panduro, mina El Triunfo. Otro hallazgo de cinabrio se hizo cerca de la terminación meridional de la Cordillera de Lliqui, en la vecindad de Palca Higuera, sobre el río Tumusla, provincia de Cinti, mina Emilia.
Otra fuente señala que ante la inexistencia de yacimientos de mercurio apropiados para su explotación técnica y económica en esta región, durante la Colonia el mercurio metálico para la amalgamación de la plata en Potosí y Oruro, fue importado de España y más tarde de Huancavelica en el Perú.
4. EN LA ACTUALIDAD
En la actualidad la situación no ha cambiado, el mercurio utilizado en la explotación de oro ingresa sin control ni registro por las extensas fronteras que tiene Bolivia, especialmente con el Perú (1.047 km) y Brasil (3.423 km), países vecinos que también tienen una creciente actividad minera aurífera en pequeña escala.
Su precio oscila entre 250 y 300 dólares americanos por kilo de mercurio (250 – 300 $us/kg), y puede ser adquirido sin ningún tipo de restricción en cualquier punto fronterizo, comercios que operan en las mismas áreas mineras e incluso ciudades importantes como La Paz, Cobija, Trinidad, Santa Cruz, Oruro, Potosí etc., etc.
Otro aspecto que hay que tomar muy en cuenta es que una de las características físicas importantes del mercurio es su elevado peso específico, 13,6 g/cm3, lo que significa que 1 litro de mercurio metálico tiene un peso de 13,6 kilos, o sea que 73.5 litros de mercurio pesan 1000 kilogramos (¡una tonelada...!). Esto facilita enormemente su transporte y dificulta cualquier tipo de control.
El reciente estudio de "Mercury Watch" indica que por la extracción artesanal de oro en Bolivia se emiten 120 toneladas de mercurio anualmente. Esta supone que al país ingresan 8.82 m3 (8.820 litros) de mercurio por año. En otras palabras serían 44 turriles de 200 litros cada uno llenos de mercurio. En peso la cantidad es considerable, más no así en volumen, difícil de controlar en unas fronteras tan extensas como las que tiene el país y la situación es peor cuando el mercurio ingresa en pequeños recipientes.
Continuará la próxima edición
(*) Fundación Medmin
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