Hay que partir del hecho de que la actividad minera en cualquier latitud geográfica que se desarrolle es de características complejas, la concreción de proyectos de alto rendimiento obligan a trabajos previos de largo tiempo durante el cual debe efectuarse sólo gastos de inversión sin beneficio mayormente utilizable y deseable para compensar las inversiones. Hay que recordar como ejemplo el proyecto San Cristóbal, ahora de intensa actividad, que tardó más de diez años en toda su implementación.
Sin andar muy lejos tenemos otros proyectos como el Mutún para explotación de hierro y su transformación en acero que ya lleva más de un quinquenio y todavía no asentó su ritmo de productividad. Otro tanto sucede con el litio, aún estando plenamente identificados los fabulosos reservorios de los salares de Uyuni en Potosí y de Coipasa en Oruro, aún falta mucho para hablar de un ritmo sostenido de productividad. Están adelantados los trabajos en dos plantas de experimentación, pero de ahí a su industrialización todavía hay mucho trecho.
UN PROYECTO EN GRANDE
Hay necesidad de encarar un proyecto de gran envergadura en materia de exploración minera para descubrir nuevos yacimientos, estableciendo sus condiciones geológicas para definir la preparación más adecuada del proyecto y su desarrollo, sea subterráneo o en la modalidad de "tajo abierto" como se aplica actualmente en grandes emprendimientos de países vecinos u otros como en Australia o Indonesia, donde las técnicas tienen relación directa con el respeto al medio ambiente y la seguridad en el cuidado de la salud comunitaria.
Sin embargo, el asunto de exploración y hasta de prospección minera no es simple, están de por medio problemas económicos en el mundo que se reflejan en las tendencias actuales de las cotizaciones de los metales preciosos u otros de menor complejidad extractiva como el estaño, cobre, plomo, níquel, zinc o plata.
Más allá del requerimiento de materias primas básicas "los commodities" que generalmente se explotan en nuestro territorio, se consignan con "apuro industrial" materiales mineros para cubrir la demanda de otra industria adelantada en el mundo que tiene que ver con la fabricación de equipos de computación, comunicación, celulares, pantallas de TV de cristal líquido, cierto instrumental médico, finos relojes y sofisticados instrumentos de medición y otros que sólo pueden ser fabricados utilizando el metal litio u otros raros como el indio y el tantalio cuya ubicación exige una prolija tarea de exploración.
INVERSIONES RESTRINGIDAS
Según la opinión de expertos geólogos nacionales y algunos extranjeros como el alemán Michael Biste se reconoce que Bolivia tiene un potencial mineralógico importante, pero resulta que su sector minero no se desarrolla "con la dinámica deseada", por tanto lo poco que se ha hecho en materia minera responde a la vigencia de precios altos en las cotizaciones de minerales en las pizarras del exterior, que si bien han generado buenos ingresos no han logrado empero incentivar la puesta en marcha de nuevos proyectos mineros, lo que significa que una aparente bonanza en el sector no responde a mayores índices de producción, sino a los buenos precios internacionales.
FALTA DE INCENTIVOS
La falta de una normativa adecuada, en este caso la Ley Minera, que tenga las condiciones apropiadas para crear incentivos por una parte y seguridades por otra para las inversiones está poniendo en riesgo algunos emprendimientos que seguramente se hubiesen ubicado en el país para encarar grandes proyectos, como sucede por ejemplo con el Perú, país vecino en el que están confluyendo grandes inversionistas para impulsar la minería de alto rendimiento
Perú en este momento, junto a Chile e incluso la Argentina, se han convertido en el orden que mencionamos en los más importantes para las inversiones en minería, en tanto que en nuestro medio todavía se debate la aprobación de una Ley Minera que todos esperan pueda instrumentalizar el despegue de la gran minería boliviana.
Si bien en el último tiempo marchan – a paso lento – algunos de los macroproyectos de la minería nacional, como el caso del Mutún en sólo el 50% del yacimiento y con un problema judicial en la otra mitad, según los entendidos se necesitarán muchos recursos financieros para llegar a la etapa de la siderurgia para transformar el hierro en acero y llegar con ese producto a los mercados del exterior.
En el caso del litio, el Estado financia el funcionamiento de dos plantas piloto una en cada salar, Uyuni y Coipasa, respetivamente, en ambas se logrará una producción preliminar de "subproductos" para su exportación, mientras el gran salto a la industrialización del litio exigirá todavía grandes inversiones. Resulta que en la lista de países latinoamericanos aptos para las inversiones el nuestro se encuentra en uno de los últimos lugares mientras como explicamos líneas arriba, el Perú, Chile y Argentina ofrecen las mayores ventajas para posesionar grandes inversiones.
Este interesante tema de las inversiones para exploración minera seguirá en nuestra sección interior (página 3).
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