Las actividades mineras a lo largo y ancho de nuestro país, por muchos años han contribuido a la polución del agua de irrigación y de uso domestico a través de la descarga de vertederos de mina y desechos de minería, aguas procesadas, aguas acidas do corrientes internas, ríos, lagos y contaminación del aire por efecto de las fundiciones. En realidad, ninguna protección medio ambiental ha sido practicada durante el tiempo del periodo minero desde principios de la colonia hasta el presente, con excepción de las compañías privadas dedicadas a la explotación de oro y plata a tajo abierto tal como Inti Raymi desde 1980. Las actividades mineras de Comibol han sido las mayores contribuyentes para la contaminación del medio ambiente.
La descarga de agua de colas de ingenio no tratadas y de aguas acidas subterráneas, han resultado ser un elemento básico asfixiante para la flora y la fauna.
La polución del aire y la tierra por los medios de trabajo tales como la fundición de estaño, bismuto y otros, las cuales contribuyen en grandes cantidades de dióxido sulfuroso y de arsénico en la atmósfera, además del hacinamiento de desperdicios de productos de arsénico amontonados en las refinerías, causan problemas medio ambientales adicionales a las de las operaciones mineras.
Luego del decaimiento de la minería por la caída de los precios en 1985, sobrevino la reactivación de la minería a partir del año 2006, activando igualmente los efectos de contaminación por la apertura de minas anteriormente cerradas, con la consiguiente reconversión a otras actividades vinculadas a la minería.
Se observa principalmente en el incremento de las labores de la minería cooperativizada que realiza labores rusticas y ante todo al margen de la regulación ambiental vigente.
La minería mediana, como dijimos anteriormente, propició medidas de mitigación de impactos ambientales; sin embargo los volúmenes de desechos contaminantes, diques de colas abandonados y la explotación irracional de recursos hídricos; hacen de estas operaciones mineras un sector muy degradante.
La contaminación generada por los ingenios de plantas metalúrgicas, derivan principalmente de la descarga de colas con contenidos de minerales sulfurosos y del uso de reactivos químicos, productos orgánicos y otros, cuyos efectos negativos repercuten directa e indirectamente en el hombre y en la biodiversidad, incluso más allá del periodo de explotación. Como producto de la actividad minera, se han ido acumulando diferentes depósitos de residuos mineros, que de acuerdo a su composición presentan problemas de contaminación que se extienden en el tiempo aún después de haber concluido las actividades de explotación. Estas fuentes se conocen como pasivos ambientales (Coronado, "Análisis y evaluación de fuentes de información secundarios, minería y medio ambiente" Oruro-2008)
Contribuye a agravar este problema, la falta de conciencia ambiental especialmente con respecto a los impactos ambientales menos visibles a largo plazo, unida a la ausencia de información sobre los métodos disponibles para reducir los impactos. Dado que las operaciones son a menudo actividades de subsistencia, las minas en pequeña escala tienden a concentrarse más en preocupaciones inmediatas que en las consecuencias a largo plazo por sus actividades. Esta situación se agravada porque en muchos casos las entidades públicas y los funcionarios del gobierno responsables del seguimiento y control, no supervisan estas actividades que se encuentran al margen de las disposiciones legales vigentes, puesto que carecen de capacidad para fiscalizarlas o controlarlas (Zamora, 2008. "Tecnologías limpias aplicables a la pequeña minería" Oruro - PIEB).
Por todo lo expuesto, se ve que la actividad minera en nuestro país afecta en forma directa e indirecta en la salud de los pobladores.
La problemática de la contaminación es bastante complicada considerando que intervienen diversos aspectos ecológicos, económicos y sociales, además de la persistencia de la contaminación por el incremento de este tipo de labores. En tal virtud, se ve la necesidad de que esto problema se debería tratar de forma integral buscando alternativas coherentes a través de una perspectiva multidisciplinaria para poder aplicar tecnologías y mecanismos de prevención, mitigación y control ambiental adecuados a la realidad nacional.
A nivel internacional, se conoce que la investigación tecnológica tiene avances importantes y muestra alternativas técnicas de prevención y control para tratar cualquier tipo de contaminación ambiental, ya sea sobre la calidad del agua, los sucios y la biodiversidad dentro los límites establecidos en la normativa ambiental.
Lastimosamente en la minería boliviana, con excepción de pocas empresas en fase de operación, no se han implementado medidas de mitigación de los impactos clave relacionados con los procesos de contaminación que se generan a partir de las descargas de aguas ácidas de mina y de roca y colas de procesamiento de mineral en cuerpos de agua o en sub-instalaciones precarias que no garantizan seguridad.
Entre las causas socioeconómicas, ha tenido una gran influencia la llamada "relocalización" de trabajadores regulares que quedaron cesantes, creándose gran cantidad de cooperativas que trabajan actualmente, utilizando rudimentarios sistemas de explotación que propician la degradación ambiental gradual pero constante, que a través del tiempo ha tenido una gran incidencia a los efectos pasivos ambientales que quedan hasta la lecha en Oruro y en Potosí.
Bolivia es uno de los países que se alineó con los objetivos de protección del medio ambiente a partir de la cumbre de Río de Janeiro en 1992 con enfoque al desarrollo sostenible. Esta determinación ha viabilizado la realización de evaluaciones de impacto ambiental para la obtención de diagnósticos en las principales regiones contaminadas del país, como ser las zonas mineras vinculadas a la cuenta del lago Poopó, Sub-cuenca del río Pilcomayo y otras zonas de la Amazonía.
Según estos estudios, se revela que solo un número reducido de operadores mineros cumplen con el requisito de licencia ambiental. Los subsectores de la minería chica y cooperativizada, estando al margen del marco regulatorio vigente, tienen una incidencia gravitante en los índices de incumplimiento de las regulaciones ambientales, de prevención y control de impactos negativos.
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