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Marianela Jarroud/IPS
Marianela Jarroud/IPS
Fundición de la mina El Teniente.
El yacimiento cuprífero subterráneo más grande del planeta, que se explota desde 1905 y es propiedad de la estatal Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco), se prepara para prolongar su vida.
Ubicada en la Cordillera de los Andes, para llegar a El Teniente hay que recorrer 150 kilómetros desde Santiago hacia el sur.
En el sector El Teniente 8 se extraen 137 mil toneladas por día (tpd), que equivalen a una producción de 434 mil toneladas de cobre fino al año. Sin embargo, el metal se está acabando en esta zona, que sólo cuenta con reservas hasta 2025. Por eso Codelco desarrolla el proyecto Nuevo Nivel Mina, que comenzará a operar en 2017 y permitirá explotar 2.020 millones de toneladas de reservas.
Además de garantizar los volúmenes de producción actuales, la nueva mina permitirá, en 2020, iniciar las obras necesarias para llegar a producir 180 mil tpd.
El año pasado, Codelco generó para el Estado chileno 7.518 millones de dólares de ganancias.
Una cuestión delicada es la mortalidad: 6,5 muertes de mineros por año, dice la estadística. El Proyecto Estructural de Seguridad y Salud Ocupacional busca un récord de cinco años sin fatalidades, con una tasa de frecuencia menor a uno, así como automatizar procesos peligrosos y mejorar las condiciones de salubridad laboral.
Las medidas de seguridad en la división, compuesta por 5.000 trabajadores, están comprendidas en siete valores corporativos que parten de “el respeto a la vida y dignidad de las personas”, afirmó Juan Bobadilla, superintendente ingeniero de procesos en la Fundición de El Teniente.
Otro asunto que forma parte de la carta de valores de Codelco es la búsqueda del desarrollo sostenible. Bobadilla aseguró que la división captura 93,9 % de las emisiones de dióxido de azufre y sólo se libera a la atmósfera el 6% restante. Se proponen elevar la proporción capturada a 95 % para 2017.
Luis Sandoval trabajó 38 años en El Teniente y ya retirado, oficia de guía. Mientras nos desplazábamos por un largo túnel subterráneo, Sandoval contó a Tierramérica que en El Teniente se acabó hace años con los campamentos mineros.
Hoy, todos los trabajadores “bajan” a Rancagua, donde están sus casas y familias, y solamente “suben” cuando les toca asumir un turno, explicó. Por eso, “las emisiones de ácido sulfúrico que emite la mina no dañan a la población”, aseguró.
Las aguas ácidas son procesadas en una planta especial y “evitamos tirar lo menos posible residuos industriales sólidos y líquidos, y los ocupamos acá”, finalizó la ingeniera ejecutiva Millaray Farías.
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