viernes, 2 de marzo de 2012

Persistencia y perseverancia en el proyecto de la minería orureña

No resultará redundante de modo alguno hablar de la persistencia de los mineros orureños que venciendo una serie de escollos, dificultades y muchas limitaciones siguen perseverando para cumplir su objetivo de hacer minería aún en las condiciones más desventajosas, por la falta de incentivos y de políticas que garanticen al sector.

Se hacen comparaciones especiales y hasta se emiten quejas señalando por ejemplo que la minería de Potosí genera miles de dólares por concepto de impuestos y regalías, mientras que en Oruro la minería está estancada por falta de inversiones del sector privado. Una realidad, aunque con una motivación especial que es la causa del problema. Sucede que en Potosí las políticas departamentales dan amplio apoyo a la producción minera, una gran cantidad de trabajadores y sus familias viven del producto minero que se cumple inclusive bajo ciertas restricciones por ejemplo en el patrimonial y emblemático Cerro Rico. Son muy pocos los casos en que se han producido avasallamientos a empresas mineras, salvo las que se han generado entre cooperativistas y que se han arreglado entre partes. Los emprendimientos más grandes de la minería nacional están en Potosí, donde desde hace más de una década se han perfilado proyectos como el de San Cristóbal que tardó ese tiempo para poner en marcha la explotación minera más grande del país. Allí están también los proyectos de San Vicente, San Bartolomé y Manquiri además de otros medianos y emprendimientos chicos que generan millonarios ingresos, realmente envidiables.

No es el mismo panorama el de Oruro donde no se han hecho inversiones en exploración desde hace muchos años atrás, quizás los últimos de magnitud fueron los de Inti Raymi, uno ya liquidado, el de Kori Kollo, y actualmente en etapa de cierre paulatino, el de Kori Chaka, ambos golpeados duramente por las acciones de ambientalistas, pese a que se trata de proyectos de minería moderna y respeto garantizado a la Ley de Medio Ambiente. No ha habido otros emprendimientos de esa magnitud, pues no existen las garantías suficientes para invertir sabiendo que nuevos proyectos podrían ser avasallados o simplemente afectados por las presiones de ambientalistas que lamentablemente no pueden justificar lo benéfico de su acción, con el retraso y el temor de invertir en minería, para generar miles de empleos, como sucede en Potosí donde además regalías e impuestos impulsan su desarrollo.

Pese a esas adversas circunstancias en Oruro es ponderable la persistencia de los mineros privados, chicos y medianos para seguir haciendo minería, aún sin apoyo financiero como el que se dispone por ejemplo para las cooperativas y para la minería estatal que teniendo una base de capital producen y hasta generan utilidades que sirven para movilizar la actividad minera, efectivamente muy reducida frente a otros emprendimientos.

La ocasión presente, cuando los orureños conmemoramos otro aniversario de la revolución del 10 de Febrero de 1781, es propicia para reivindicar también la perseverancia de todo un pueblo que sabe de su futuro, cifrando esperanzas en la minería y exigiendo el derecho a recibir la atención necesaria para impulsar y garantizar los proyectos que puedan darse en función a políticas abiertas que capten el interés de capitalistas dispuestos a "poner" capitales y transferir tecnología de punta para generar empleos seguros y duraderos.

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