Si bien es cierto que no se podía mantener al "elefante blanco" paralizado por tanto tiempo, tres décadas, después de lo sucedido hace poquísimo tiempo con el turboexpansor para que funcione el horno Kivcet, tampoco se justifica tratar de seguir alimentado al "pesado monstruo", que está fuera de forma, resulta muy antiguo y lamentablemente es un hecho que no fue "analizado y reconocido" oportunamente para cambiar la línea técnica y financiera y actualizar el sistema con un buen soporte económico y una garantía de su funcionamiento futuro, sin más complicaciones.
Hay que recordar que en enero de 1984 se concluyó la habilitación de la planta del Complejo Metalúrgico de Karachipampa CMK, durante el mandato del Dr. Hernán Siles Zuazo, entonces se aseguró una inversión de 200 millones de dólares y se garantizaba el tratamiento de 51 mil toneladas de plomo y plata por año, para la producción de lingotes de alta pureza, lo que no sucedió porque el gigante monstruo simplemente no pudo funcionar, además de que en ese tiempo el mal cálculo de sus promotores no tomó en cuenta las exiguas cantidades de concentrados que necesitaba el elefante blanco.
Pasados muchos años, en el actual Gobierno se decidió empujar al elefante y se dispuso una reinversión que no ha sido claramente precisada, pero por lo menos lo que se sacaba en limpio era la intencionalidad de encarar el proceso de industrialización de nuestros concentrados, añadiendo valor agregado para mejorar los precios de exportación. Parecía un paso acertado, tanto así que no hubo desconfianza en aceptar la demanda de recursos financieros –que dispuso el Estado– para que se ponga en marcha Karachipampa.
En el mes de enero pasado y como buen comienzo de año en la minería y metalurgia, el propio Presidente Evo Morales dio paso a lo que se suponía el seguro inicio práctico y sostenido del CMK. Grave error y exceso de confianza, además falta de criterio común, como señalan los expertos, en quienes trataron de poner en marcha un equipo propiamente obsoleto y cuyo funcionamiento no podía ser garantizado si no se disponían medidas de alta tecnología y por supuesto de alto costo.
Sucedió lo que muchos preveíamos… Se hicieron gastos, se insistió en que el elefante blanco camine y cuando la planta ya había sido puesta en marcha, por lo menos así lo señalan los reportes de los ejecutivos del CMK, sucedió lo inesperado, el turboexpansor que es en realidad una turbina que produce oxígeno para el funcionamiento del horno Kivcet, se paralizó y de ahí adelante la historia se repite. Se hizo otra millonaria inversión y el caprichoso "elefante blanco" no camina y tras los supuestos primeros pasos que dio, otra vez está totalmente paralizado y otro intento de reactivarlo significará más de 70 mil dólares, sólo reparando el dañado turboexpansor, sin tomar en cuenta otros repuestos que deberán ser adquiridos si se quiere reinstalar el equipo que no funcionará en más de cuatro meses, si se va por esta vía.
La otra más realista es que los mismos ejecutivos del CMK reconocen la obsolescencia de los enormes equipos de Karachipampa y de la manera más sencilla se animaron a proponer la "construcción de una nueva planta de oxígeno que reemplace al turboexpansor dañado y que ahora está en fase de una posible reparación.
En base a las explicaciones de técnicos norteamericanos es muy difícil obtener repuestos para el equipo de Karachipampa, pasado de moda, atrasado 30 años en materia tecnológica y por tanto de muy dudosa efectividad en su futuro funcionamiento.
Solución tardía pero necesaria, encarar la construcción de una nueva planta de oxígeno, lo que demorará por lo menos un año, en el mejor de los cálculos, pero sin definirse aún el costo de este proceso de arreglo, que seguramente se sabrá si se dispone acometer el proyecto de modernizar sólo la parte de inyección de oxígeno al horno Kivcet, fase importantísima para que el Complejo de plomo y plata pueda procesar esos concentrados y convertirlos en lingotes. Frente a la circunstancial falla que compromete el trabajo de Karachipampa y que en la búsqueda de una solución parcial demorará por lo menos de 3 a 4 meses para la fabricación de los equipos dañados, hay necesidad de pensar muy seriamente en otro remedio que permita un periodo de producción a la obsoleta planta metalúrgica y que consistiría en la construcción de una nueva planta de oxígeno… entiéndase, sólo reparar el daño presente.
Frente a esta situación deberían existir algunas alternativas, posiblemente mixtas, entre conseguir repuestos, hacer adaptaciones y "sacarle el jugo" al complejo para que pueda financiar su funcionamiento y hasta quién sabe su reemplazo, que propuso algún entendido, lo que significaría una millonaria inversión de nada más que 350 milloncitos de dólares…Que tal metal, como dice la chistosa frasecita.
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