En octubre Argentina tendrá en oferta sus primeras baterías de litio para teléfonos y laptops, aunque usará un elemento importado: las pastas (o aleaciones) necesarias para los ánodos, cátodos y electrolitos.
Pero en el próximo año el país vecino producirá las propias pastas y se habrá lanzado a vender productos terminados de litio -incluso baterías para autos- todo a partir de iniciativas privadas y estatales bien coordinadas.
En Bolivia, en cambio, acaba de anunciarse que la ya añeja planta piloto para producir carbonato de litio, una etapa que equivale a gatear en una carrera, entregará sus primeras sales en 2015, un año después de lo previsto.
Chile está por delante en la venta de carbonato de litio: es el primer exportador mundial, pero sigue muy demorado respecto de la industrialización. Algunos expertos chilenos culparon de este rezago al hecho de que el litio fue declarado de interés estratégico para la economía chilena, con lo que las empresas privadas tenían muchos obstáculos. La respuesta de Chile fue rápida, y el martes el subsecretario de Minería de Chile, Pablo Wagner, anunció la licitación de los derechos de explotación de unas 100.000 toneladas de litio durante 20 años. "Tenemos claro que si nos atrasamos mucho en poder desarrollar este proyecto ahí sí que perderíamos competitividad y podríamos irnos a la mitad de la participación de mercado" dijo Wagner.
Lo de Argentina es algo que se debe imitar. Dice una nota de La Nación de Buenos Aires "sólo en Argentina (provincias de Salta, Catamarca y Jujuy) se encuentra cerca de 20 % de la reserva mundial de este mineral. En Bolivia está la mayor reserva mundial, concentrando casi 50 % de litio del planeta en el Salar de Uyuni. En Chile, el Salar de Atacama posee 25% de este material, lo que, unificando sólo esa zona de Latinoamérica, se logra concentrar un estimado del 85 % de las reservas disponibles en el mundo. A esta zona, la revista Forbes la denomina "la Arabia Saudita del litio".
Los países que están detrás de Bolivia en reservas, están primero y segundo en el desarrollo del litio.
Este milagro argentino surgió de la inquietud del físico y cosmólogo Daniel Barraco en colaboración de la Universidad de La Plata, las universidades de las provincias interesadas y la de Córdoba, la Comisión Nacional de Energía Atómica y capitales argentinos.
El Ministerio de Industria argentino aportó con la primera demanda de baterías: el programa "Conectar-Igualdad", para dotar de computadoras portátiles a los estudiantes, con servicio de Internet asegurado (El Diario – Portal Minero).
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