Perú va a dar un salto enorme en términos mineros: pasará de producir 1,3 millones de toneladas de cobre fino, a 2,6 millones el 2016. Ello fundamentalmente gracias a la puesta en marcha de importantes proyectos como Toromocho (2016 o 2017), Constancia (2014), Las Bambas (2015), y la ampliación de las minas de Cerro Verde (2016) y Tía María (2016).
Pero ¿qué sigue después? La pregunta resuena en algunos actores de la industria, que ven con preocupación la baja en el número de megaproyectos que estarán en carpeta una vez que los mencionados comiencen a operar. Al igual que Chile, el país del Rímac seguirá con una interesante cantidad de iniciativas, pero la mayoría son de carácter mediano, con inversiones de hasta $us 1.500 millones, en las que el riesgo es limitado.
El presidente del Banco Central de Reserva de Perú, Julio Valarde, indicó al Diario El Comercio que "preocupa que no haya muchos grandes proyectos después del 2016". Coincide en esta materia Carlos Bernal, gerente general de la Asociación de Empresas Contratistas Mineras del Perú (Acomipe), quien observa una brecha de grandes inversiones en el mediano plazo.
"Lo que hay, y en forma muy lenta, son proyectos que venían siendo peleados desde tiempo atrás, como Tía María o Las Bambas, pero no son proyectos nuevos. Y hay muchos más en cartera que todavía no se ponen en marcha", puntualiza Bernal.
Para Miguel Cardozo, presidente de la júnior Alturas Minerals, sin embargo, hay que esperar un tiempo a nuevos proyectos que aparecerán. "El 2017 traerá una nueva ola de grandes proyectos que podría conducirnos a producir 4 o 5 millones de toneladas de cobre", dice el ejecutivo; y agrega que "no hay ninguna razón para ser negativos". "Si bien existen retrasos de varios años en algunas inversiones, eso no significa que los proyectos no saldrán, con excepción de los que sí están muy complicados (por razones socio ambientales)", señaló Cardozo a El Comercio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario