Un hecho absolutamente claro es que nuestra minería necesita de un soporte financiero de gran magnitud, sólo para encarar proyectos de prospección y exploración, es un reto abierto para el Gobierno y para nuestras autoridades del área minera.
Hay conocimiento sobre la existencia de interesantes yacimientos ubicados en la zona occidental del país con minerales de fácil extracción y sencillo proceso de tratamiento para mejorar su "ley de concentrado" sin descontar la posibilidad de incluir valor agregado en ese tratamiento para mejorar su precio exportable.
Algunos estudios realizados por profesionales particulares de la materia recomiendan el uso de moderna tecnología para ganar en tiempo y seguridad al momento de encarar prospecciones y determinar su factibilidad convirtiendo esos trabajos en prospectos de diversificada rentabilidad.
El pasado mes de agosto, anterior gestión ministerial, se habló de un trabajo que se efectuaba en una comisión del Viceministerio de Política Minera elaborando el perfil de un decreto supremo para incentivar la prospección y exploración minera, concediendo algunos incentivos a las empresas privadas que inviertan en la materia y logren éxito en su propósito técnico.
Solo como referencia, se mencionaba la posibilidad de "devolver una parte de los gastos que hagan las empresas siempre y cuando el descubrimiento sea exitoso". Pudo ser una muestra del interés oficial por apoyar las tareas de exploración de nuevos yacimientos, empero la medida no se oficializó.
Otras alternativas que también se encontraban en fase de estudio como parte de una estrategia en la captación de inversiones, consistía en la reducción de impuestos en los rubros de importación de equipos y maquinarias con destino al desarrollo de proyectos mineros, especialmente destinados a la exploración. En ese orden de cosas, se plantearon otras formas de incentivar la inversión de capitales tomando en cuenta la urgencia de encarar inmediatamente trabajos de prospección dadas las limitaciones cada vez más patéticas en los yacimientos tradicionales, especialmente en la minería estatal, que también con una disposición gubernamental debía ser fortalecida con un fuerte apoyo financiero, algo que pasó con Huanuni donde la crisis se hizo más notoria y la necesidad de mejorar su producción, necesidad perentoria si se toma en cuenta que deberá cubrir gran parte de la demanda del horno Ausmelt del Complejo Metalúrgico de Vinto.
Informes de viceministros de minería coinciden en el hecho de que en el país sólo se opera (explota) un 5 por ciento de la riqueza minera, tomando en cuenta inclusive la gigante operación que realiza la empresa japonesa Sumitomo en el yacimiento de San Cristóbal, que demoró 10 años para iniciar el proceso extractivo de minerales como la mayor productora minera privada.
En el caso de Potosí, además de San Cristóbal, continúan otros proyectos de larga data pero todavía en rendimiento, el caso de San Vicente, San Bartolomé y Manquiri, además de las muchas cooperativas del Cerro Rico.
Como un nuevo proyecto y que puede resultar otro fabuloso yacimiento y que también se ubica en Potosí, está Mallku Khota, aún en esa fase de los grandes requerimientos de las decisiones técnicas y de la incertidumbre sobre su verdadero potencial, aunque hay que recordar que la inversionista extranjera que realizó la primera prospección anticipó un cuantioso yacimiento de alta riqueza mineralógica, lamentablemente ese anticipo le costó retirarse del proyecto debido a la presión de los comunarios de la región, cuyo interés poco disimulado mostró la verdadera intención de adjudicarse el prospecto.
Cuando se mencionaba la elaboración del decreto supremo, se entendía que existía cierta predisposición para cambiar algunos moldes de "orden cerrado" en materia de inversiones para exploración, estimando empero que la creación de incentivos, y seguro que sí, permitiría atraer capitales y desarrollar no uno, sino varios proyectos de investigación en pos de crear, especialmente en el caso de Oruro, por lo menos uno o dos nuevos emprendimientos gigantes, toda vez que el último de envergadura, aurífero en la zona de Iroco a cargo de Inti Raymi, está en una última fase de operación, debido a la baja en el precio internacional del oro y muy clara la figura, al no haber condiciones favorables para la exploración de nuevos yacimientos.
Un proyecto que se perfila como "interesante" en materia minera y en el rubro aurífero, está pendiente de seguir el curso de sus operaciones de exploración y definición de sus áreas de trabajo, debido a condiciones adversas a trabajos mineros que han planteado sectores comunitarios en la zona de Challapata, arguyendo las condiciones agro-ganaderas de la región.
No se supo mucho más del anunciado decreto para crear inversiones que impulsen la exploración minera. Hubo renuncias en el Ministerio de Minería y posiblemente esa situación influyó para dejar en suspenso una norma que en materia práctica y en criterio de entendidos serviría muy bien para encarar la reactivación minera, partiendo por la prospección y exploración de nuevos yacimientos mineros.
En el frente oficial se habló y en el mismo Ministerio de Minería se ratificó que existía la disponibilidad de 30 millones de dólares con destino a trabajos de exploración minera y con perspectivas de consolidar "proyectos grandes" en la minería estatal.
En cuanto al sector privado, se sigue esperando disposiciones concretas que definan condiciones de seguridad, garantía para inversiones, incentivos de orden tributario y una definición de la política minera, en función a la ley vigente ojalá en condiciones de competitividad con las que ofrecen abiertamente los países vecinos, en franca competencia en el rubro de las inversiones mineras, el caso concreto de Perú, Chile y la Argentina, por mencionar a los vecinos, pues la perspectiva minera se extiende hacia el norte, Ecuador, Colombia, Centro América y México, donde se "buscan inversionistas" de manera abierta.
Una debilidad de la actividad minera es justamente el bajo porcentaje en el uso práctico de áreas mineralizadas, todo debido a la carencia de programas de exploración y la limitación de medios financieros que postergan la concreción de planes para desarrollar nuevos emprendimientos mineros, con la seguridad de un adecuado aval profesional que debe ser tomado en cuenta para tener éxito en el crecimiento objetivo de una minería renovada.
La minería es el otro rubro de "salvación" de la economía boliviana, luego de los hidrocarburos y el gas. Su preparación debe darse de inmediato para no caer en el error de querer reemplazar fuentes de alta producción, sin un adecuado proceso de metas previas para concretar objetivos plenos.
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