El complejo metalúrgico de Karachipampa confronta otro problema que obligó a paralizar parte de sus operaciones, a casi cumplirse un mes (efectivo) de la puesta en marcha del horno Kivcet que ahora colapsó y derramó plomo fundido en uno de sus frentes.
El hecho sucedió hace una semana debido al asentamiento del horno Kivcet, lo que provocó el rebalse del plomo fundido y un daño en el sifón de sangría del metal. El daño podrá repararse en un tiempo de 20 a 30 días y a un costo de por lo menos 3 millones de bolivianos.
De acuerdo a opinión de expertos en la materia, el problema es característica en el uso de equipos propiamente obsoletos, dadas sus condiciones de montaje que terminaron en el año 1985 y que no funcionó desde entonces, lo que significa prácticamente trabajar con un equipo fuera de servicio. Se atribuye también el último desastre a deficiencias de diseño en la planta y sin reconocerlo aún, a factores técnicos negativos en la instalación más reciente del horno Kivcet, trabajo efectuado por técnicos chinos con apoyo de personal boliviano. El problema está hecho y sólo corresponde su remediación que ocasionará otro gasto, aunque se confirmó la existencia de presupuesto para cubrir este nuevo desfase en la economía de la Empresa Metalúrgica de Karachipampa.
Lo que se aclara es que técnicamente no se paralizan todos los trabajos, pues la fase de fundición es la que resultó dañada, pero el proceso de refinación de plomo y plata continuará con regularidad al existir más de 180 toneladas de bullones de plomo que se transformarán en lingotes.
No hay muchos comentarios en Karachipampa, sin embargo se han tomado algunas previsiones especialmente de control en la planta para evitar otros inconvenientes y se verá con mucha seriedad la manera de eliminar factores provenientes de la obsolescencia de los equipos.
Lo cierto es que el famoso "elefante blanco" se niega a caminar, no quiere avanzar y sigue ocasionando millonarios gastos para ponerse en condiciones.
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