En el paso del tiempo siempre ha estado presente la mujer en la dura actividad minera. Fueron primero las "palliris", llamadas así por su tarea de "escarbar y recoger mineral entre los desechos o relaves que se acumulan generalmente a la salida de las bocaminas".
"Palliris" en su traducción del quechua, es una "buscadora" de minerales. Su trabajo comienza con los primeros rayos del sol y se prolongaba hasta hace algún tiempo, con la desaparición del astro rey tras las montañas mineralizadas en una jornada continua sin horario fijo, sólo regulado por la fortaleza de la mujer en pos de arrancarle a los desechos algo más de mineral efectivo para su comercialización.
En un tiempo del auge minero se mencionó estadísticamente que por lo menos unas tres mil mujeres en el país y en varios distritos mineros, eran trabajadoras escarbando minerales en los relaves.
Madres casi siempre con más de tres o cuatro hijos, ayudando con su trabajo al esposo minero para sacar adelante la familia y la educación de los hijos. En muchos casos viudas o mujeres abandonadas que asumen con valentía la responsabilidad de mantener el hogar. Las palliris son un símbolo en la actividad de la minería boliviana. Siempre trabajaban en exterior mina, pues para los mineros no era posible el ingreso de mujeres a los socavones.
Los tiempo han cambiado, el ejemplo del trabajo femenino en las minas de otros países, caso Chile y Perú, abrió también en nuestro país la actividad de la mujer en las labores de interior mina, codo a codo con los hombres y demostrando aptitudes de seguridad, esfuerzo sin límites y óptimos resultados en tareas asignadas.
La mujer ha incursionado también en la conducción de "gigantes volquetas" que se utilizan en operaciones a "rajo abierto". Los administradores reconocen virtudes de alta responsabilidad en el trabajo femenino en la conducción de las grandes volquetas. Las mujeres tienen menor índice de fallas y por lo mismo reducen los riesgos de accidentes.
Las mujeres han ingresado también al sistema administrativo de las minas, muchas trabajan en oficinas y se desempeñan en cargos jerárquicos de administración.
El asunto cobra mayor relevancia al saber que muchas mujeres han elegido las complicadas carreras profesionales de ingeniería de minas, geología, metalurgia o cuidado del medio ambiente.
Hay un detalle de alto valor humano y es que las mujeres mineras no han dejado de ser amas de casa y por esa doble responsabilidad se las reconoce como las mujeres "armas de casa", valientes decididas e insustituibles en la conducción de los hogares mineros…son de armas llevar.
La incorporación de la mujer en la actividad minera es un hecho positivo que merece reconocimiento general.
La oportunidad presente al celebrarse el Día de la Mujer Boliviana es propicia para saludarlas y agradecerles por su esfuerzo, su entereza y su encomiable ejemplo de responsabilidad.
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