Página Siete conversó esta semana con el presidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Héctor Córdova, para encontrar una explicación a las tomas de minas que se producen reiteradamente por cooperativistas e incluso comunarios. Asimismo, conocimos los planes de la empresa.
Página Siete.- Huanuni es la única mina que pertenece a Comibol. ¿Cuál es el panorama actual de la Corporación Minera de Bolivia?
Desde hace cinco años, la Comibol está otra vez con sus competencias completas para participar en todos los eslabones de la cadena productiva minero-metalúrgica. Sin embargo, esto no quiere decir mucho porque la única mina que está operando verdaderamente es Huanuni.
Estos últimos años, la Comibol ha diversificado sus tareas; ha incursionado en el sector metalúrgico con la planta de Corocoro para obtener cobre catódico, también se ha empeñado en sacar adelante la planta de Karachipampa para fundir concentrados de plomo y plata, la de Vinto y el litio.
Entonces, nos hemos movido en otras áreas y el sector minero propiamente dicho ha quedado rezagado, pero en esto hay una razón: cuando en 2007, mediante Decreto 29117, se le restituye a la Comibol todas sus competencias, la minería estaba en manos de cooperativistas o de empresarios privados y la Comibol no tenía nada. Por ello se declara todo el territorio nacional como reserva fiscal, dejando seis meses a la Comibol elegir los sitios precisos para el trabajo estatal y el resto libre. La intención era buena, pero transcurridos los seis meses no se avanzó nada. Quizá faltó el criterio técnico suficiente.
De febrero de 2008 a la fecha, la Comibol dedica la mayor parte de su tiempo a administrar estos contratos, con enormes dificultades por la falta de criterio técnico.
A pesar de lo señalado, hace poco Comibol ha identificado las áreas que explotará bajo su responsabilidad, conscientes de que los espacios que están bajo responsabilidad de privados y cooperativistas deben continuar en esa línea.
Página Siete.- ¿Cuáles son los problemas reales que impiden que Comibol sea una empresa de mayor influencia?
La Comibol todavía no está con la fuerza para encarar grandes proyectos por su cuenta. Tenemos cuatro limitaciones muy grandes: capital, tecnología, recursos humanos y yacimientos.
En recursos humanos, hasta el año 85, la Comibol tenía como su principal capital a sus profesionales ingenieros, pero por casi 20 años las universidades prácticamente no han recibido estudiantes en metalurgia y geología.
En tecnología el problema también es serio; el Instituto de Investigaciones Minero Metalúrgico en Oruro, que era un buen referente nacional e internacional, fue cerrado y con ello se perdió la capacidad de generar conocimiento. Esto nos obliga a comprar tecnología, que es carísima.
En capital, si bien el Estado tiene reservas y disponibilidad, para hacer exploración y montar nuevas plantas se requieren recursos millonarios.
Como dato, mientras un país vecino ha destinado 4.000 millones de dólares para exploración minera, la Comibol ha destinado a este mismo rubro este 2012 cuatro millones de dólares. Así difícilmente se puede competir.
La cuarta limitación es la falta de nuevos yacimientos importantes. San Cristóbal, por ejemplo, llevó diez años de exploración; el yacimiento de oro en el noreste del país llevó 17 años para determinar la verdadera riqueza.
Estas cuatro limitaciones nos ponen en una disyuntiva seria: hay que aprovechar los precios altos de los minerales. La alternativa para trabajar es hacerlo a través de socios.
Página Siete.- ¿Y cuál es la situación de los nuevos proyectos?
Una de las prioridades es el oro (nota de recuadro). En el caso del cobre en Corocoro, las condiciones son incluso mejores que las del oro. Tras una primera inversión coreana de diez millones de dólares en exploración, hay el compromiso de una inversión de otros 200 millones de dólares en explotación. Después, el margen de distribución de utilidades es de 55% para Comibol y 45% para la empresa Corex de Corea.
Página Siete.- ¿Cuál es el futuro de Huanuni? Se sabe que si el precio baja se pone en riesgo la producción al ingresar a un equilibrio muy precario.
El estaño es inherente a nuestra nacionalidad, hemos vivido del estaño todo el siglo XX y en este siglo también tenemos una producción importante, de alrededor de 20.000 toneladas anuales, de las cuales unas 12.000 se funden en Vinto. Es evidente que estamos en una situación de riesgo muy seria. Los indicadores internacionales señalan que por cada trabajador se debería procesar una tonelada, entonces con los 4.300 mineros en Huanuni deberíamos producir similar cantidad, pero se producen sólo 1.200 toneladas; es decir, un déficit de más de 3.000 toneladas. Por ello estamos empeñados en la construcción del ingenio que producirá esa cantidad. Este ingenio se terminará de construir en un año y medio, aproximadamente.
Página Siete.- ¿Cuál es la política de Comibol respecto al crecimiento de las cooperativas, por un lado, y, por el otro, respecto a la recurrente toma de minas?
La CPE ha identificado tres actores: el Estado, las cooperativas y la empresa privada; todos tienen sus propias características y deben tener sus espacios.
En general las cooperativas no invierten en exploración y casi siempre acuden a áreas que ya han sido trabajadas, pero que todavía puede extraerse el mineral casi artesanalmente. Esto provoca una situación delicada en el país, pues han crecido mucho las cooperativas, han pasado el millar y sus socios son unos 130.000, con demandas de áreas de trabajo, muchas veces en lugares ocupados por empresarios privados.
Incluso las minas explotadas por el Estado han tenido problemas; hace algún tiempo quisieron apoderarse de Huanuni, ahora miran también a Colquiri.
Página Siete.- ¿Por qué han aparecido tantos mineros en el país?
Ésta es justamente una de las razones para el déficit de mano de obra en otros sectores laborales; se han convertido en mineros. Se pensó que se habían ido a España, pero no, estaban en las minas. Esto es consecuencia de los precios altos y porque pareciera que la ganancia es inmediata.
Página Siete.- ¿Hay forma de controlar ese crecimiento?
No, por ahora no. En general, el Estado debe organizar el sector productivo.
Cuando uno se convierte en minero de la noche a la mañana tiene que entender que hay normas y que no se puede ingresar a cualquier veta directamente, sin atender las regulaciones.
Página Siete.- Pero no sólo son los nuevos mineros, hay otras poblaciones que propician la toma de los centros mineros, ¿cuál es el análisis de la Comibol?
Se ha producido un potenciamiento de los grupos originario indígena campesinos, que esperaban un poco más del contenido de la Constitución. La CPE define a los recursos no renovables como propiedad del pueblo boliviano y que su administración estará dirigida por el Estado.
Algunos grupos y comunidades indígena originario campesinos esperaban que el texto les otorgara propiedad de tierras, cielo y subsuelo, pero no es así.
Hay un desconocimiento en algunos casos y ello genera pronunciamientos de las comunidades que se manifiestan como dueñas de todo, y cuando se explica la norma se producen los choques.
Otro factor está relacionado con la ubicación de los yacimientos, por lo general en poblaciones rurales relativamente alejadas donde el Estado casi nunca ha llegado. Esta fuerte ausencia genera demandas y las comunidades parecen decir “éste es el momento para que el Estado se ponga al día con esta región”. También ocurre que los compromisos que adquieren las cooperativas y empresas privadas con las comunidades no se cumplen.
Si a estos tres factores apuntados sumamos las reivindicaciones medioambientales y culturales, tenemos un caldo de cultivo para los avasallamientos y la toma de minas.
En el caso de Himalaya, por ejemplo, la empresa se había comprometido con la comunidad a mejorar el tratamiento de aguas, a frenar el proceso de contaminación, a contratar más personal proveniente de la comunidad, entre otros. Se produjo también despidos de gente influyente de la comunidad y así se generó la toma de la mina.
El problema de Himalaya, como otros, pudo haberse resuelto en 48 horas, pero se han generado situaciones colaterales que han hecho que después de cuatro años y siete meses la mina aún siga tomada.
Es una situación compleja que no se resolverá fácilmente, pero que puede ser enfocada desde el desarrollo integral de la comunidad, desde la aparición de una operación minera; así el operador minero tendrá su parte y el Estado la suya.
“La Comibol como institución todavía no está con la fuerza para encarar grandes proyectos por su cuenta”.
El oro es la nueva prioridad de Comibol, su utilidad llega a 1.000 dólares por onza
La Corporación Minera de Bolivia (Comibol) prioriza la explotación del oro en sus nuevos planes, según dijo el presidente de esa institución a Página Siete durante el Desayuno de Trabajo. La utilidad puede llegar a los 1.000 dólares por onza producida (31 gramos), dijo.
“Es curioso que el Estado no se haya metido antes en la explotación del oro, siempre hemos dejado esto en manos de privadas, cuando es el mineral que más riqueza genera. Hoy el precio del oro está alrededor de 1.550 dólares la onza troy y el costo de producción de un oro primario, de veta -incluyendo inversión-, es de 600 dólares por onza; es decir, una utilidad de unos 1.000 dólares por onza”, dijo.
De acuerdo con la explicación de la autoridad, si la explotación aurífera se realiza en yacimientos secundarios, como ríos por ejemplo, el costo baja a la mitad. “La Comibol ha identificado áreas importantes en las cuales se va a trabajar, como la de Madre de Dios (río), Suches (aires de río), San Simón (filón) y San Ramón (filón), que tienen un notable potencial aurífero”, adelantó Córdova.
El ejecutivo dijo que para llevar adelante este emprendimiento, la Comibol ha diseñado un nuevo enfoque empresarial buscando socios externos.
Para el caso del oro, por ejemplo, informó que una empresa canadiense (Mineralex) ya firmó un memorándum de entendimiento con Comibol. Esta empresa certificará las reservas (ecológica, económica, técnica y operativamente), para luego determinar cómo se desarrollará, bajo los estudios previos, la explotación.
“Es casi como un joint venture, con un 51% para Comibol y 49% para la empresa canadiense, aunque en la primera fase la empresa invierte su capital, que es el de riesgo. Se prevé el inicio de operaciones en aproximadamente un mes y medio. En un año, más o menos, se iniciaría la gran producción”, manifestó.
Uno de los problemas, sin embargo, es solucionar el imprescindible sistema de seguridad que requiere esta explotación.
“Por ejemplo, una pepita sustraída por un operador equivale a 500 dólares o más y una onza troy (30 gramos) a 1.500 dólares. Entonces la tentación para cualquier trabajador es grande”, concluyó Córdova.
HOJA DE VIDA
Fecha Héctor Córdova Eguívar nació el 14 de marzo de 1956.
Estudios Ingeniería metalúrgica, gestión de proyectos de desarrollo, ciencias aplicadas.
Carrera Docente universitario; trabajó en minas de estaño y oro, en proyectos de desarrollo; dirigió instituciones de cooperación y es investigador en concentración de minerales.
Mientras un vecino destinó en 2012 $us 4.000 millones a exploración minera, Bolivia destinó 4 millones.
Cuando uno se convierte en minero de la noche a la mañana tiene que entender que hay normas que cumplir.
El problema de las tomas de minas es complejo y debe ser encarado por el desarrollo integral de la comunidad.
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