Mientras no se definan políticas muy claras y debidamente respaldadas por normas que otorguen facilidades y seguridad para inversiones en minería es posible que nos mantengamos aislados de una corriente competitiva que está favoreciendo a los países vecinos, que captan millonarios aportes en capitales y tecnología y aseguran el crecimiento de la economía en términos generales, allí donde colocan emprendimientos mineros de diversa magnitud y con la transferencia de tecnología y adecuado asesoramiento profesional.
Las informaciones procedentes del exterior y que semanalmente publicamos en nuestro suplemento minero, nos actualizan sobre el desarrollo de actividades en minería, especialmente en Chile, Perú y Argentina, también Colombia y recientemente en el Ecuador, subiendo hacia el norte donde México lleva una ventaja sobre países de la región en materia del desarrollo de enormes proyectos de minería de gran volumen.
Sólo en nuestro país todavía no se dan las condiciones apropiadas para tentar esas inversiones y, al contrario, parecería que hay interesados en ahuyentarlas con algunos hechos al margen de la ley, como los avasallamientos o de forma encubierta con políticas de amedrentamiento o, peor aún, de manera más simple creando condiciones de incertidumbre en el cumplimiento de convenios, alterando las reglas de juego o entrando en abierta competencia en un mismo yacimiento, adoptando la negativa posición del "perro del hortelano que no come ni deja comer", como señalan algunos críticos de la actual política minera
Pasó el 1º de mayo que era una fecha probable para estrenar la nueva ley de minería, pero han pasado los días y tal parece que también pasará este mes y seguiremos en el país con un código que debería estar vigente mientras otro lo reemplace, sin embargo, a ésta altura de tiempo no hay una norma vigente, legal y práctica que garantice las operaciones mineras, las que se rigen tan sólo por las disposiciones transitorias que emanan del ministerio del ramo y hasta de la Comibol para administrar el importante y delicado sector productivo de la minería nacional.
Si aún faltan algunos detalles en la redacción del nuevo código, que en su caso se promulgará como ley de minería, es prudente sugerir que el conjunto de normas incluya un adecuado, pero específicamente equilibrado sistema de orden tributario, reglas precisas para conformar las sociedades "accidentales" de modo que no disminuyan aún más los inversionistas, mientras que por otro lado se dispongan medidas generales para todos los subsectores de la minería cuidando en todo caso el respeto a la Ley del Medio Ambiente, pero también al cuidado de las concesiones, de modo que las mismas no sean depredadas por mineros que operan sin dirección técnica y sólo dañan los reductos mineros.
La minería no es negocio que comienza sólo con buena voluntad y algunas herramientas, la minería de avanzada exige desde una adecuada planificación para tareas de exploración, la verificación del potencial de un yacimiento, la inversión adecuada para el desarrollo de operaciones y la seguridad absoluta por parte de un gobierno y sus mecanismos internos para ofrecer garantías, seguridades, incentivos y opciones muy claras para el desarrollo de labores que en conjunto reditúan fuentes de empleo seguras, salarios dignos y una multiplicación de su efecto económico en familias y una variedad de servicios que igualmente obtienen beneficios cuando la minería avanza.
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