El anuncio de la salida de Jindal del país parece una decisión sin vuelta atrás. La compañía india está buscando proyectos alternativos de carbón en otros países, luego de las trabas y los conflictos con el Gobierno del MAS, que han estancado el proyecto siderúrgico del Mutún.
"Durante los últimos cinco años, hemos estado tan enfocados en Bolivia que hemos dejado de buscar, pero ahora lo estamos haciendo en otros lugares. Sabemos que podemos conseguir que ocurra en otro lado", dijo Naveen Jindal, presidente de la compañía en una entrevista durante la conferencia Estrategias de Éxito en Acero AMM.
El máximo ejecutivo ratificó que se quedarán en Bolivia solo si el Gobierno ofrece más apoyo y acepta un recorte de la inversión original debido a una oferta de gas menor a la esperada. "Si nos ofrecen la cuarta parte del gas que nos habían prometido, tendrán que darse cuenta que el proyecto tiene que reestructurarse", añadió Jindal.
El proyecto achicado. El nuevo proyecto sería la mitad del original, con una inversión de 1.000 millones de dólares y una producción anual de 500.000 toneladas de acero y 1 millón de toneladas de hierro para reducción directa, una materia prima para la elaboración de acero.
Sin embargo, la producción de mineral de hierro y pellets no cambiaría, con 10 millones y entre 2 y 5 millones de toneladas, respectivamente.
Jindal dijo además que el Gobierno de Evo Morales debe atender el asunto de las garantías bancarias y los impuestos de importación de los equipos, que se traen al país porque no los ofrece la industria local. Actualmente hay en tribunales internacionales dos demandas de Jindal contra el Gobierno por la ejecución de dos garantías bancarias por un valor total de 36 millones de dólares.
Las relaciones se tensionaron más luego que la Fiscalía abrió de oficio una investigación contra los ejecutivos de la filial boliviana de Jindal por el supuesto incumplimiento en compromisos de inversión.
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