Si hay algo que se reconoce plenamente es que la Minería fue y sigue siendo el sostén de la economía boliviana, es el principal motor de todo el sistema productivo y sus beneficios son absolutamente tangibles cuando se convierten en divisas para el Erario Nacional y en regalías para las Prefecturas.
Sin embargo la minería atraviesa de tiempo en tiempo por situaciones cíclicas que son parte de movimientos económicos que se desarrollan en los grandes países que al realizar sus negocios manejan los precios de compra de los minerales, situación a la que debemos sujetarnos los vendedores. El actual periodo es justamente uno más de esos más en los cambios de cotizaciones.
Hasta hace poco, no más de tres meses atrás, las exportaciones de minerales repuntaron a niveles históricos según apreciaciones del Ministerio de Minería, que apuntaba como un buen periodo en el que aumentaron los volúmenes de las ventas de minerales gracias a los precios excepcionalmente altos en la pizarra de cotizaciones tanto de Nueva York como de Londres.
Sin embargo del reconocimiento implícito que formuló el Ministro de Minería, lo inexplicable es que no se hayan adoptado medidas concretas para aprovechar ese tiempo de buenos precios y además alentar en el país mayores inversiones para fomentar la explotación de nuestros recursos mineralógicos.
Lo que sucedió es simplemente la exportación de cantidades ya definidas de los concentrados en unos casos y de lingotes de estaño por otra parte, pero no se hizo nada por incrementar la producción, ya que el beneficio económico llegó por los precios vigentes fuera y no por el incremento de la producción en los distritos más importantes, caso de Huanuni dependiente de la Comibol u otros bajo control de los cooperativistas mineros.
Las empresas privadas medianas fueron las que salvaron los índices de producción y exportación, con muy limitados incrementos al no tener ningún incentivo para mejorar inversiones y menos para ampliar operaciones que limitadas por la inseguridad jurídica reinante no ampliaron sus operaciones.
NUEVO MODELO
El Gobierno después de muchas negociaciones, determinó aplicar un “Nuevo Modelo Económico”, productivo que veía en la coyuntura una posibilidad –de oro– para fortalecer el sistema productivo minero como principal sustento del desarrollo económico del país a través de una política de incentivos y asistencia a efectiva, pero también con algunas “medidas tributarias” para mejorar los ingresos nacionales, recortando los que supuestamente percibían -en exceso- los productores mineros.
El modelo estaba planteado de ese modo, lograr una mayor participación impositiva afectando las recuperaciones de inversionistas ya limitados por otras condiciones negativas como avasallamientos a propiedades mineras, falta de seguridad jurídica para el desarrollo de proyectos mineros, configurarían otra visión del modelo impuesto poco favorable a mejorar la gran producción minera
Varios eventos sectoriales de los productores mineros, medianos, chicos, de las cooperativas e inclusive de los asalariados analizaron la propuesta oficial y la consideraron inapropiada por los resultados que se obtendrían y que en lugar de incentivar mayores inversiones operarían de manera contraria ahuyentando inversiones y perjudicando la incorporación de mejor tecnología para modernizar la explotación de nuestros minerales.
Eso fue lo que sucedió no mejoraron los sistemas productivos, por tanto la exportación de concentrados se mantuvo en índices de subsistencia, aunque en las cifras gubernamentales se incrementó la recaudación de divisas, claro que sí, eso también sucedió, pero debido a los precios altos y de ningún modo al aumento de la producción que cada semana se restringió alarmantemente.
Algunas cifras
Hasta septiembre pasado todavía se mencionaba el auge de la minería y se hacían perspectivas para gozar de esa situación por lo menos 10 a 15 años, que se vino abajo un mes después con la caída en los precios internacionales y las perspectivas de años de beneficio, simplemente por los suelos.
Se recuerdan interesantes periodos de comercialización de los minerales con ejemplos concretos cuando en el año 2005 la venta de nuestros minerales registra 542 millones de dólares y en 2007 se eleva a 1.385 millones de dólares con un crecimiento del 155 por ciento que marca una etapa de bonanza en ascenso en la actividad minera.
Se ha establecido y sin lugar a dudas que la minería, adecuadamente tratada, dinamiza el desarrollo nacional y regional con una participación creciente en el Producto Interno Bruto (PIB) que el 2006 aportó el 6.67 por ciento y un año después subió a 9.98, sin mayores incentivos de orden gubernamental pero con la gran tentación en ese nivel de “sacarle” más beneficios al sector por la vía de un plan tributario que se impuso, pero que por el cambio abrupto que se ha producido ha quedado simplemente …en el papel, lo que no significa su desaparición, al contrario y en tanto se decida otra política más real y efectiva seguirá siendo una carga para la verdadera minería productiva.
Este es un momento crítico para la minería nacional y exige del Gobierno un conjunto de medidas para paliar los bajos precios, pero sin que se liquiden las tareas mineras y sin perder de vista la perspectiva de captar el interés de inversionistas que con nuevas reglas de juego, absolutamente competitivas con las que rigen en países vecinos, aseguren las condiciones necesarias para impulsar la minería boliviana que temporalmente ha disminuido el brillo de sus minerales que esperan mejores tiempos para relucir nuevamente.
Sin embargo la minería atraviesa de tiempo en tiempo por situaciones cíclicas que son parte de movimientos económicos que se desarrollan en los grandes países que al realizar sus negocios manejan los precios de compra de los minerales, situación a la que debemos sujetarnos los vendedores. El actual periodo es justamente uno más de esos más en los cambios de cotizaciones.
Hasta hace poco, no más de tres meses atrás, las exportaciones de minerales repuntaron a niveles históricos según apreciaciones del Ministerio de Minería, que apuntaba como un buen periodo en el que aumentaron los volúmenes de las ventas de minerales gracias a los precios excepcionalmente altos en la pizarra de cotizaciones tanto de Nueva York como de Londres.
Sin embargo del reconocimiento implícito que formuló el Ministro de Minería, lo inexplicable es que no se hayan adoptado medidas concretas para aprovechar ese tiempo de buenos precios y además alentar en el país mayores inversiones para fomentar la explotación de nuestros recursos mineralógicos.
Lo que sucedió es simplemente la exportación de cantidades ya definidas de los concentrados en unos casos y de lingotes de estaño por otra parte, pero no se hizo nada por incrementar la producción, ya que el beneficio económico llegó por los precios vigentes fuera y no por el incremento de la producción en los distritos más importantes, caso de Huanuni dependiente de la Comibol u otros bajo control de los cooperativistas mineros.
Las empresas privadas medianas fueron las que salvaron los índices de producción y exportación, con muy limitados incrementos al no tener ningún incentivo para mejorar inversiones y menos para ampliar operaciones que limitadas por la inseguridad jurídica reinante no ampliaron sus operaciones.
NUEVO MODELO
El Gobierno después de muchas negociaciones, determinó aplicar un “Nuevo Modelo Económico”, productivo que veía en la coyuntura una posibilidad –de oro– para fortalecer el sistema productivo minero como principal sustento del desarrollo económico del país a través de una política de incentivos y asistencia a efectiva, pero también con algunas “medidas tributarias” para mejorar los ingresos nacionales, recortando los que supuestamente percibían -en exceso- los productores mineros.
El modelo estaba planteado de ese modo, lograr una mayor participación impositiva afectando las recuperaciones de inversionistas ya limitados por otras condiciones negativas como avasallamientos a propiedades mineras, falta de seguridad jurídica para el desarrollo de proyectos mineros, configurarían otra visión del modelo impuesto poco favorable a mejorar la gran producción minera
Varios eventos sectoriales de los productores mineros, medianos, chicos, de las cooperativas e inclusive de los asalariados analizaron la propuesta oficial y la consideraron inapropiada por los resultados que se obtendrían y que en lugar de incentivar mayores inversiones operarían de manera contraria ahuyentando inversiones y perjudicando la incorporación de mejor tecnología para modernizar la explotación de nuestros minerales.
Eso fue lo que sucedió no mejoraron los sistemas productivos, por tanto la exportación de concentrados se mantuvo en índices de subsistencia, aunque en las cifras gubernamentales se incrementó la recaudación de divisas, claro que sí, eso también sucedió, pero debido a los precios altos y de ningún modo al aumento de la producción que cada semana se restringió alarmantemente.
Algunas cifras
Hasta septiembre pasado todavía se mencionaba el auge de la minería y se hacían perspectivas para gozar de esa situación por lo menos 10 a 15 años, que se vino abajo un mes después con la caída en los precios internacionales y las perspectivas de años de beneficio, simplemente por los suelos.
Se recuerdan interesantes periodos de comercialización de los minerales con ejemplos concretos cuando en el año 2005 la venta de nuestros minerales registra 542 millones de dólares y en 2007 se eleva a 1.385 millones de dólares con un crecimiento del 155 por ciento que marca una etapa de bonanza en ascenso en la actividad minera.
Se ha establecido y sin lugar a dudas que la minería, adecuadamente tratada, dinamiza el desarrollo nacional y regional con una participación creciente en el Producto Interno Bruto (PIB) que el 2006 aportó el 6.67 por ciento y un año después subió a 9.98, sin mayores incentivos de orden gubernamental pero con la gran tentación en ese nivel de “sacarle” más beneficios al sector por la vía de un plan tributario que se impuso, pero que por el cambio abrupto que se ha producido ha quedado simplemente …en el papel, lo que no significa su desaparición, al contrario y en tanto se decida otra política más real y efectiva seguirá siendo una carga para la verdadera minería productiva.
Este es un momento crítico para la minería nacional y exige del Gobierno un conjunto de medidas para paliar los bajos precios, pero sin que se liquiden las tareas mineras y sin perder de vista la perspectiva de captar el interés de inversionistas que con nuevas reglas de juego, absolutamente competitivas con las que rigen en países vecinos, aseguren las condiciones necesarias para impulsar la minería boliviana que temporalmente ha disminuido el brillo de sus minerales que esperan mejores tiempos para relucir nuevamente.
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