La explotación de minas y canteras es un sector con bajo aporte al PIB de Centroamérica, pero al que se atribuye un gran potencial. Así, entre 2008 y 2012 registra una participación en el PIB de apenas 0,75 % como promedio en los seis países de la región, teniendo en Panamá su actividad más alta (1,7 % del PIB nacional) y en Costa Rica, el más bajo (0,1 %), según estimaciones del Departamento de Estadísticas de la Secretaría General de Integración Económica Centroamericana (Sieca).
De los seis países que conforman el bloque, Nicaragua marca el camino a los inversores. Según un estudio de la Cepal (2013), el sector de la minería ha ido creciendo, pero en forma más moderada que el 2011, a una tasa del 8,2 % (versus 23 % en 2010). Mientras, la Cámara Minera de Nicaragua (Camanic) reportó que las inversiones en minería entre el 2009 y 2012 ascendieron a $us 260 millones. El país se vislumbra como el principal productor de oro en Centro América.
Guatemala, a pesar de su potencial, se ha visto disminuida en las exportaciones debido a los conflictos surgidos con grupos indígenas y la suspensión temporal de otorgamiento de licencias por el Gobierno central. En el 2013 se registró una reducción del 6 % con relación al 2012, con un aporte de $us 1.082 millones.
Panamá emerge como el país con más potencial de explotación. Con un 2,1 % del PIB, los inversionistas se sienten optimistas. Jaime Zorel Morales, director ejecutivo de la Cámara Minera de Panamá, citando al economista Miguel Magallón, dijo que aunque la minería representa solo el 3 %, sigue creciendo a un ritmo por encima del 25 %, por lo que en cinco años podría desplazar al sector manufacturero respecto de su peso en el PIB.
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