domingo, 30 de noviembre de 2014

Agregando valor a los concentrados

Después de tres décadas de estar paralizada la enorme planta siderúrgica de Karachipampa, "una estructura fabulosa de enormes fierros ordenadamente colocados, pero inútiles para fundir minerales", como lo señaló un observador en el primer tiempo de su instalación, ha transcurrido el tiempo, se han hecho más inversiones y luego de algunas vicisitudes más en el último tiempo, por fin se lograron los primeros lingotes de plomo y de plata. Sucedió en septiembre y el hecho fue considerado como un nuevo hito en el proceso de la transformación de nuestra minería llegando a la producción de metales, es decir agregando valor a nuestros tradicionales concentrados, un paso importante en el ansiado proceso de industrialización para mejorar la calidad de exportación de nuestras materias primas.

El horno "clave" en la Empresa Metalúrgica de Karachipampa (EMK) el Kivcet confrontó un problema que aparentemente todavía no ha sido subsanado, hubo un rebalse de plomo fundido y la falla obligó a la paralización parcial de la cadena o sistema de producción, aunque se explicó que otra parte continuaba trabajando y justamente se logró la producción de los anhelados lingotes.

De la fundición de estaño, hecho que en Oruro se registra desde muchas décadas atrás, cuando visionarios empresarios privados logran los primeros lingotes de estaño para exportación y posteriormente ya en los años 70 se levanta la Empresa Nacional de Fundiciones (Enaf) cuyo sello se mantiene hasta el presente, como garantía de calidad del 99,99 de pureza del material producido en Oruro, no se había ampliado en escala industrial ningún otro proyecto metalúrgico, fuera de la de antimonio, que todavía está en ciernes, hasta que el "elefante blanco" de Karachipampa comenzó a dar sus primeros pasos, que como se observa en el hecho lógico, son los más difíciles inclusive en el caso de fierros estructurales y concentrados para obtención de lingotes.

Para muchos la visión optimista del hecho es que en Bolivia ya estamos en condiciones de competir industrialmente en materia de minería y la verdad sea dicha, apenas hemos dado un paso más, trascendental por cierto, pero lo que sucede es nada más que el agregado de valor a nuestros concentrados y resulta que los metales logrados son, para la industria mundial, una forma más cómoda de recibir materia prima que por su condición (de lingotes) facilita su uso en otra cadena de industrias variadas. Cobraremos más, es cierto, pero lo ideal es que esa materia prima, la utilicemos en el país, generando industrias competitivas que sean seguras fuentes de empleo y que nos permitan entrar en la verdadera cadena de industrialización diversa, tomando en cuenta que ya tenemos lingotes de estaño, tendremos de plomo y plata y algunas otras aleaciones para completar un panorama de crecimiento real.

Los especialistas al tratar el tema de nuestros minerales, por lo menos tres convertidos en metales inciden en el hecho de no "entusiasmarse demasiado" con la producción de lingotes, puesto que lo importante en este sistema será cambiar el sentido práctico y redituable de la matriz productiva nacional.

Es decir, que el avance en lograr metales es importante, pero será significativo el hecho de "sacar provecho" a nuestra materia prima con valor agregado para entrar en la fase de la verdadera revolución industrial minera metalúrgica del país. Se habla de grandes posibilidades económicas en el presupuesto nacional, una visión objetiva de desarrollo sería utilizar recursos nacionales para cimentar el proyecto y luego captar inversiones para crear múltiples industrias, sólo así aprovecharemos el valor agregado de los lingotes-

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