La existencia de litio en las salmueras de los Salares de Uyuni y Coipasa en la más extensa planicie salada del mundo pertenecen al Estado Boliviano que está analizando profunda y delicadamente la opción de abrir ese millonario reservorio al interés de poderosas empresas internacionales, principalmente de Asia y Europa, que ya han tomado contacto con nuestros gobernantes en pos de concretar acuerdos que permitan la explotación e industrialización de litio.
Sin embargo todavía no se ha definido la política nacional en torno a la reserva más importante que existe en el mundo y cuya potencialidad comprobada está aún “virginalmente” protegida en la basta zona occidental de Bolivia, donde ya se habla de una inversión para la construcción de una primera planta de tipo industrial que permita al país beneficiarse de esa su riqueza.
Problemas
Como sucedió hace años atrás se mencionan algunos problemas de orden interno creados por la avidez de los comunarios de las poblaciones donde están las salmueras y que anticipan una “lucha frontal” para beneficiarse de cualquier operación que efectúe el Gobierno en materia de explotación por cuenta propia o bajo el sistema de responsabilidad e inversiones compartidas.
El factor resaltante en el asunto es el manejo de algunos artículos de la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) que reconoce a los indígenas el control sobre recursos naturales en “su” territorio, lo que les permitirá negociar con amplia ventaja las concesiones que ya están en la mira de estos sectores que ojalá comprendan que estratégicamente en caso del litio no corresponden arbitrarias acciones que pueden interferir en los importantes proyectos para la industrialización de esa riqueza dormida del país.
Capitales
Si bien hasta hace poco se mencionaba en niveles de Gobierno la intención de controlar directamente la explotación del litio hace poco han surgido algunas voces –más realistas– en el Poder Ejecutivo dando a entender que la política oficial para el litio tendrá una apertura a las inversiones internacionales toda vez que la magnitud del proyecto obligará necesariamente a capitales externos y tecnología de punta para alcanzar un óptimo grado en la fase de exploración, la preparación, explotación e industrialización de la materia prima que se convertirá en fuente de energía para la nueva industria automotriz sin carburantes.
Los expertos en economía y proyección del uso de la riqueza “lítica” nacional no descartan que el Gobierno asuma la responsabilidad de acudir a la mejor oferta, o más de una, para encarar el ambicioso proyecto que ya en marcha podrá consolidar la nueva estructura económica de nuestra nación con un crecimiento en fuentes de empleo y una diversificación del patrón económico.
Lo importante en el presente es la definición de una política exclusiva para el caso del litio, de manera que más allá del componente político o el que señala la NCPE se priorice la importancia que tiene la explotación de ésta materia prima estratégica para el futuro de la nación. Es así de grande la proyección considerando que la proporción de nuestras reservas está por encima de las que se encuentran en territorios de Chile o Argentina e inclusive el depósito del que se jactan los tibetanos.
Si las más prestigiosas industrias de automotores han puesto su interés en el litio guardado en Bolivia es que se reconoce el potencial de nuestras reservas y su explotación obliga a la adecuación de políticas exclusivas con seguridad jurídica, con reglas claras de respeto a la propiedad y con suficiente garantía para los propietarios de la riqueza, pero también para los inversionistas en su explotación e industrialización.
Sin embargo todavía no se ha definido la política nacional en torno a la reserva más importante que existe en el mundo y cuya potencialidad comprobada está aún “virginalmente” protegida en la basta zona occidental de Bolivia, donde ya se habla de una inversión para la construcción de una primera planta de tipo industrial que permita al país beneficiarse de esa su riqueza.
Problemas
Como sucedió hace años atrás se mencionan algunos problemas de orden interno creados por la avidez de los comunarios de las poblaciones donde están las salmueras y que anticipan una “lucha frontal” para beneficiarse de cualquier operación que efectúe el Gobierno en materia de explotación por cuenta propia o bajo el sistema de responsabilidad e inversiones compartidas.
El factor resaltante en el asunto es el manejo de algunos artículos de la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) que reconoce a los indígenas el control sobre recursos naturales en “su” territorio, lo que les permitirá negociar con amplia ventaja las concesiones que ya están en la mira de estos sectores que ojalá comprendan que estratégicamente en caso del litio no corresponden arbitrarias acciones que pueden interferir en los importantes proyectos para la industrialización de esa riqueza dormida del país.
Capitales
Si bien hasta hace poco se mencionaba en niveles de Gobierno la intención de controlar directamente la explotación del litio hace poco han surgido algunas voces –más realistas– en el Poder Ejecutivo dando a entender que la política oficial para el litio tendrá una apertura a las inversiones internacionales toda vez que la magnitud del proyecto obligará necesariamente a capitales externos y tecnología de punta para alcanzar un óptimo grado en la fase de exploración, la preparación, explotación e industrialización de la materia prima que se convertirá en fuente de energía para la nueva industria automotriz sin carburantes.
Los expertos en economía y proyección del uso de la riqueza “lítica” nacional no descartan que el Gobierno asuma la responsabilidad de acudir a la mejor oferta, o más de una, para encarar el ambicioso proyecto que ya en marcha podrá consolidar la nueva estructura económica de nuestra nación con un crecimiento en fuentes de empleo y una diversificación del patrón económico.
Lo importante en el presente es la definición de una política exclusiva para el caso del litio, de manera que más allá del componente político o el que señala la NCPE se priorice la importancia que tiene la explotación de ésta materia prima estratégica para el futuro de la nación. Es así de grande la proyección considerando que la proporción de nuestras reservas está por encima de las que se encuentran en territorios de Chile o Argentina e inclusive el depósito del que se jactan los tibetanos.
Si las más prestigiosas industrias de automotores han puesto su interés en el litio guardado en Bolivia es que se reconoce el potencial de nuestras reservas y su explotación obliga a la adecuación de políticas exclusivas con seguridad jurídica, con reglas claras de respeto a la propiedad y con suficiente garantía para los propietarios de la riqueza, pero también para los inversionistas en su explotación e industrialización.
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