Durante las últimas gestiones y en especial en la recientemente concluida del 2015, se han formulado planteamientos muy concretos para que el Gobierno disponga las condiciones más favorables a un proceso de "reactivación de la minería y metalurgia" del país, dadas las condiciones de subsistencia de este sector productivo, que siendo el segundo en importancia, luego de los hidrocarburos y el gas, no merece estar postergado, al contrario por razones estratégicas debería ser de prioridad su financiamiento y reestructuración.
La minería en sus buenos tiempos ha constituido el baluarte de la economía nacional, es más ha sobrepasado esa riqueza los límites nacionales, incluso para enriquecer reinados de lujo, poder y dominio, despertando la codicia de propios y extraños que se dieron modos para medrar la riqueza argentífera de Bolivia.
El tiempo y los ciclos de la economía mundial han configurado esquemas muy especiales en nuestro país, considerado como elementalmente minero en gran parte de su vida republicana. Aciertos y desaciertos políticos han contribuido a un manejo discrecional de la riqueza minera. Desde los Barones del estaño, hasta la nacionalización de las minas, la creación de la Corporación Minera de Bolivia, la entonces poderosa Comibol, y los posteriores avatares del sistema confrontando las presiones de la economía externa y la aplicación de precios para nuestras materias primas, en función de aquellos intereses y no los nuestros.
De todos modos, la historia nos obliga también a colocarnos en los tiempos más recientes, para recordar que pasando por un largo periodo de bonanza con excelentes precios, casi una década, no se adoptaron medidas de previsión para alentar la vigencia de un "fondo de apoyo financiero" que salve en tiempos difíciles a los sectores mineros con dificultades de sostenimiento.
No se ahorró nada y llegó otro ciclo de precios bajos, encontrando a parte de nuestra minería en condiciones desfavorables para enfrentar el proceso de los bajos precios. La minería estatal, no toda, pero el distrito más importante como Huanuni, siente el peso de la crisis, genera pérdidas y espera recuperar su condición productiva con adecuado apoyo económico para diversificar la ubicación y extracción de otros minerales, fuera del estaño cuyo precio por libra fina no compensa sus costos de trabajo. Huanuni es la mina con casi 4.000 trabajadores, la planilla "social" más alta del sector minero nacional.
Plan de Desarrollo Minero
En la primera semana del mes en curso, el Gobierno de manera oficial presentó el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) para el 2016 al 2020 que proyecta triplicar las reservas de minerales del país consignadas en la presente gestión (2015) en 313 millones de toneladas métricas brutas a 1,060 millones de toneladas de iguales condiciones en el año 2020, un periodo de cinco años para alcanzar un objetivo que es observado con pesimismo por los especialistas.
Los datos del Gobierno revelan que el país tiene actualmente una reserva estocada de 313 millones de toneladas brutas de minerales, de ese total 218 millones de toneladas están en poder de operadores mineros privados y 96 millones restantes corresponden a la propiedad estatal. Según el PDES, que se pondrá en marcha a la brevedad, se pretende que para el 2020. 720 millones de toneladas brutas de mineral estén bajo administración del Estado y 340 millones de toneladas con la empresa privada, sumando 1.060 millones de toneladas métricas, como producto del desarrollo del PDES.
Condiciones
exigibles
El plan consignado por el Gobierno contempla el cumplimiento de algunas metas preliminares, condiciones exigibles si se pretende avanzar positivamente en el proceso de reactivar el aparato minero - metalúrgico del país.
Perspectiva Minera en varias de sus más recientes ediciones, y con mucha claridad en las últimas (903 - 904), sugiere la necesidad de establecer condiciones propicias para reactivar la minería, partiendo de la aplicación de la norma elemental, la Ley 535 y su respectivo reglamento, además de la escala impositiva y la seguridad jurídica pertinente para atraer inversiones que son la base del proyecto futuro de impulsar planes de prospección y exploración de nuevos yacimientos mineros.
Algo más en lo que hemos incidido machaconamente, es en la necesaria y urgente "reestructuración", refundación según el nuevo plan minero, de la Corporación Minera de Bolivia, la todavía inoperante Comibol, que debe convertirse en una entidad eficiente para delinear y ejecutar eficientemente los planes exploratorios en pos de nuevos yacimientos y en el inmediato desarrollo de la industria metalúrgica, para transformar nuestra materia prima en producto con valor agregado y mejor precio en los mercados externos.
Son dos elementos prácticos que no pueden obviarse, normas claras para atraer inversiones, funcionalidad de un organismo operativo, en este caso Comibol, con respaldo de alto nivel profesional para alcanzar metas de productividad con rentabilidad.
Otros detalles en la Pag 3.
Medios, Página 7, P.M.
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