El fin de la bonanza en el precio del cobre comenzó a sentirse en la minería nacional, lo que sumado al alza en los costos golpea al empleo. De acuerdo con cifras del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), al primer semestre de este año los contratados por compañías pequeñas y grandes del sector llegaron a 110.482 trabajadores, unos 13.000 o 11% menor que los 123.717 catastrados a junio de 2012.
"La minería trabaja a largo plazo, por lo que está acostumbrada a los ciclos de los precios. Cuando se ve bonanza, los mineros saben que luego vendrán las vacas flacas, lo que venimos alertando hace más de dos años", comenta el presidente del Consejo Regional de Minería de Coquimbo (Corminco), Juan Carlos Sáez.
Sostiene que son las pequeñas y medianas compañías del sector las más afectadas, porque si bien el precio del cobre está sobre su valor histórico, los costos se escaparon: En la última década los costos laborales subieron 82%, mientras que la productividad lo hizo, en el mismo periodo, sólo 36%.
Por eso la reorganización estructural de las mineras es una opción. "Eso significa que si tú tenías 10 personas realizando una labor, buscarás que la misma tarea la hagan menos (...) Las empresas, especialmente en la Cuarta Región, están ajustando su dotación de personal", comenta Sáez.
Para el empresario y representante de los pequeños productores en el directorio de la Sonami, Jorge Pavletic, todavía es rentable operar con el cobre transándose en $us 3,10 la libra, pero "se complica mucho más, con los actuales costos, si cae de los $us 3 la libra".
Un efecto "dominó" en el empleo tendrá la disminución de la actividad minera. "La exploración es el primer ítem que las compañías mineras tienden a cortar, porque los dineros para ello salen principalmente de las cajas de las empresas", opina el presidente de Corminco.
"Se verá una disminución apreciable de los servicios de exploración, por lo que las compañías dedicadas a esto se verán afectadas", detalla.
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