La idea de llegar a la industrialización de nuestros minerales es un anhelo de profesionales y trabajadores del sector, además tendría que ser parte de una política efectiva del Gobierno para impulsar de manera práctica un avance sustancial en la futura exportación de nuestros recursos minerales.
Claro está que como van las cosas no hay muchos aciertos en los planes oficiales que nos conduzcan a ese objetivo en un plazo relativamente corto, por lo tanto esa fase tan importante podría demorarse algún tiempo más en la medida que se hagan los ajustes necesarios para disponer financiamientos adecuados en base a proyectos elaborados con solvencia profesional y no simplemente al influjo de alguna improvisación más política que técnica, además estableciendo prioridades que puestas en la práctica del desarrollo minero metalúrgico respondan a las necesidades del crecimiento sectorial.
Se habló de "industrializar la minería" y un destacado profesional aclaró tal apreciación señalando que lo que se debe industrializar "son los minerales" que explotamos en el país. A parir de esa simple visión la responsabilidad debe recaer, primero en una adecuada producción de concentrados, sean los que fuesen porque en la mirada al futuro "todos los minerales deberán ir a la olla".
Se trata de un proceso largo pero que no puede seguir detenido, lo que hace falta son políticas sectoriales claramente identificadas dentro de la perspectiva de añadir valor agregado a nuestra materia prima minera. El caso del "elefante blanco" de Karachipampa es una de las muestras más negativas en la materia, pues son más de tres décadas que la millonaria estructura no funcionó y si lo hizo, hace poco, sólo sirvió para darse cuenta que el material obsoleto de tanto tiempo atrás debe ser actualizado y eso sigue sumando inversión.
Ideas para procesar nuestras materias primas no falta, está el caso del Mutún, para convertir el hierro del gigante yacimiento en acero que requiere la gran industria del mundo y resulta que por esas cosas de "cuánto vale, pero no tanto" el proyecto de la hindú Jindal Steel quedó suspendido y ahora hay que esperar decisiones superiores para reencaminar ese proyecto, pero tiene que ser garantizando las fuentes de energía, tan importantes para fundir el hierro.
La primera empresa estatal de fundiciones, ENAF, cuyo sello se utiliza en los lingotes de estaño, avanza en la medida de sus propias restricciones, su proyectada ampliación con el horno Ausmelt, sigue en proceso aunque con un considerable retraso en su cronograma de ejecución. Sin embargo y de acuerdo a lo que exponen los pocos entendidos en la materia metalúrgica, tendrán que efectuarse algunas modificaciones especiales en función a los requerimientos del nuevo horno y la capacidad productiva de Huanuni y de los cooperativistas y otros mineros privados, de lo contrario la anticipada expansión de la Metalúrgica de Vinto seguirá siendo sólo un proyecto.
Como se puede observar no todo se puede cumplir como quisiéramos, hay muchas limitantes pero lo que no se puede, lo que no debe fallar es que se deben instrumentalizar las políticas necesarias para arrancar en la fase preliminar de abrir el camino real hacia la industrialización de nuestros minerales y metales. Se necesita el instrumento legal para captar y asegurar inversiones, entrar al proceso de la metalurgia y la siderurgia, pero con bases sólidas respaldadas con la ley sectorial pertinente, de modo que podamos entrar en la verdadera competencia con los países vecinos. De eso se trata.
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