La minería boliviana no ha ingresado aún en un ciclo renovado de actividad en las nuevas condiciones que obligan las circunstancias actuales y que deberán aplicarse una vez que sean delineadas las reglas de juego que reemplazarán a las vigentes en el Código de Minería que dejará de existir al promulgarse la nueva Ley de Minería que está siendo consensuada.
Prácticamente estamos avanzando en el último mes del año y más allá de los anuncios previos para conocer el contenido de las normas mineras en meses anteriores, ahora se habla de la posibilidad de que sea este fin de año el tope para deliberar en la Asamblea Legislativa tan importante normativa, aprobarla y promulgarla para comenzar una nueva gestión con renovadas regulaciones.
En el ámbito minero en general hay cierta incertidumbre sobre este asunto, pues como sucede en las empresas que desarrollan sus actividades en base a estrategias mínimas de gestión, en el caso de las mineras no se puede hacer mucho al desconocerse lo que se dispondrá para el ejercicio de la minería.
Sin reglas claras es difícil adelantar proyectos y la nueva ley de minería en nuestro país posiblemente no entre en fase de aprobación en la gestión actual considerando que en los próximos días se producirá el receso parlamentario que dejará sin actividades a la Asamblea propiamente hasta fin de año… pero nada está definido en ese sentido, por tanto todo puede suceder en los próximos días.
Sin embargo aprovechando justamente esa coyuntura que nos proporciona el factor tiempo y el uso adecuado del calendario, rescatando las sugerencias y opiniones de los industriales mineros y los expertos en la materia podemos vislumbrar preocupaciones de los empresarios y los inversionistas en materia de normas tributarias que se estarían perfilando y que de aplicarse podrían tener un efecto negativo en la estructuración de los nuevos proyectos mineros.
El problema de la visión "inmediatista" de quienes proyectan las normas pensando en el efecto de los buenos precios internacionales de minerales que rigen actualmente sin tomar en cuenta las variables que deben ser sopesadas en periodos críticos podría distorsionar el sentido de la equidad tributaria que debe tener un factor de equilibrio para enfrentar las situaciones de riesgo como sucede en otros países donde además existen regulaciones de resguardo para evitar el colapso empresarial.
En el caso de nuestro país, a raíz del descenso de precios de los minerales en parte de la gestión en curso, se dispuso la creación de un "fondo de apoyo" pero que sólo benefició al sector de las cooperativas mineras, dejando en total desamparo a la minería chica y la mediana que en la medida de sus propias operaciones sufrieron el impacto de una transitoria rebaja en los montos de la comercialización de concentrados.
Dos sectores importantes de la minería privada han reclamado de manera constante al Gobierno la aprobación de un fondo de arranque para reponer el ente financiero del sector, es decir un Banco Minero que posibilite operaciones de apoyo para encarar proyectos de mayor envergadura, pero al mismo tiempo de sustento en tiempos de crisis.
Bajo esas alternativas no es prudente que la temporalidad de precios con excelente valor internacional sea el motivo para imponer condiciones de mayor responsabilidad tributaria, cuando deberían delinearse programas alternos para incentivar la competitividad productiva y sumar mayores volúmenes de ventas de concentrados, mejor si los mismos pudieran tener paulatinamente el valor agregado que proviene de su industrialización, una fase que debe merecer atención particularizada y responsablemente delineada para avanzar en el modelo de modernización de nuestra minería.
Nuestro país no es un centro minero exclusivo e impermeable a las corrientes vecinas, el hecho es que convivimos –lado a lado– con otras potencias mineras de la región, el caso de Chile y Perú donde se da condiciones muy favorables a las inversiones y que podrían ser aprovechadas por futuros industriales mineros para desarrollar sus proyectos sin temores a las reglas impositivas, inseguridad jurídica o el caso específico de cumplir obligaciones de permisos previos de comunidades originarias, aunque algo de esto sucede en el Perú donde sin embargo se han establecido medidas que eliminan los riesgos y garantizan las inversiones.
Por supuesto que en los países productores mineros los gobiernos han puesto los ojos en la actividad minera que se desarrolla como una segura alternativa para la obtención de divisas, por tanto se pone énfasis en las condiciones de afectación a ese rubro de tal suerte que los tributos no espanten a los industriales mineros, pero que al mismo tiempo cumplan sus obligaciones en la proporcionalidad correcta de gastos – beneficio que de por si regula cualquier factor de tributación equitativa y efectiva.
Este tema del futuro sistema impositivo minero parece ser el que más preocupa a todos los sectores involucrados en la minería nacional y que por supuesto pesará bastante en los futuros planes de expansión de operaciones o en una simple limitación de las mismas.
La mayor incidencia en este tema es que las normas que sean aprobadas tendrán efecto no sólo en los actuales operadores, sino mas bien en los futuros emprendedores cuyas decisiones estarán en función de las condiciones fiscales que muestre nuestro país frente a las vigentes en la competencia vecinal, aun así quiera minimizarse el sentido de las mejores ofertas que en materia minera son muy bien analizadas por los inversionistas, tomando en cuenta que se trata de riesgos de capital a largo plazo, sin réditos inmediatos y con la esperanza de tener suficientes seguridades para llegar a la fase de los procesos de extracción minera, habiendo pasado por la adecuada exploración y prospección, que son parte de las grandes inversiones que no pueden arriesgarse por una pretendida intencionalidad de "sacarle el jugo a la minería".
Destacados expertos en minería coinciden en el sentido de sus apreciaciones con dos expresiones populares. "No hay que poner en riesgo la gallina de los huevos de oro" o la otra expresión, "cuidado que por ganar dólares más o pesos menos, perdamos la soga y la cabra".
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