Parece que definitivamente grupos empresariales estatales del Japón y China
ganaron los puntos suficientes y la confianza del Gobierno para hacerse cargo más tarde o más temprano de los dos proyectos más grandes de la nueva minería, explotando por separado las reservas de los salares de Uyuni en Potosí y Coipasa en Oruro, considerados a nivel mundial como los reservorios más importantes del estratégico mineral energético.
Dicho de paso hay que mencionar a la empresa estatal coreana Kores que también está inmersa en otro proyecto minero en el país, el de la explotación de cobre en la mina de Corocoro, anunció que en un lapso de seis meses definirá una inversión de 200 millones de dólares para encarar el proyecto de explotación de cobre, incorporando moderna tecnología para hacer rentable la explotación cuprífera. Sin embargo entre los empresarios asiáticos, justamente el de Corea del Sur, se mostró absolutamente franco formulando un planteamiento directo al Gobierno para que pueda ser elaborada una Ley de Inversiones que ofrezca seguridades y garantías a quienes aportarán capitales para impulsar una nueva minería de alto rendimiento.
Hay que recordar que en marzo del año en curso se desarrolló en La Paz un seminario internacional sobre "desarrollo de sectores estratégicos" que analizó con especial atención el futuro desarrollo de la industria del litio. En esa ocasión una nutrida delegación de expertos japoneses planteó la concesión gratuita y sin condiciones de un "asesoramiento técnico diferente" para encarar la producción de litio en Uyuni. Parece que parte de esa oferta se está cumpliendo actualmente en el proyecto piloto que se desarrolla en el salar, aunque se ha explicado muy claramente que la primera fase de explotación del litio corresponderá exclusivamente a la inversión y tecnología nacional.
Se entiende que al comenzar la parte más importante de la producción de litio para proceder a su industrialización se acudirá al financiamiento externo y en este caso, por lo menos para Uyuni, estarían los japoneses pero no se descarta que también sean de la competencia empresarios chinos que igualmente han mostrado marcado interés por el futuro negocio de convertir el mineral no metálico energético boliviano en las codiciadas baterías de litio. La determinación final corresponderá al Gobierno a través de sus directos colaboradores en la materia, caso del ministerio de minería y la Comibol con su gerencia de recursos evaporíticos.
Mientras tanto pocos días atrás se ha dado un paso importante con la presencia de los delegados chinos para poner en marcha el convenio entre China y Bolivia que fue firmado hace cinco meses en China cuando el Presidente boliviano visitó ese país.
El objetivo inicial del acuerdo tiene relación directa con la prospección del Salar de Coipasa en Oruro para determinar claramente la potencialidad de sus reservas y la calidad de tan valiosa materia prima lo que permitirá definir el tipo de tratamiento que debe darse a la variedad de elementos que contiene el reservorio de Coipasa. De aquí adelante, todo es cuestión de tiempo.
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