Es bueno explicar que reactivación, significa simplemente, dar más actividad, y eso es lo que se plantea en materia de minería desde hace muchos años atrás cuando se planteó a las anteriores y ahora actuales autoridades del ramo proceder a una verdadera "reactivación de la minería nacional".
Es que sucede que se elaboran muchos planes, se habla de muchos dólares y en la práctica fuera de los proyectos conocidos que han sido fortalecidos de algún modo no existen nuevos emprendimientos y por tanto no puede hablarse de una reactivación minera.
Lo de Huanuni, con ganancias eventuales y la instalación de un nuevo ingenio, es un proyecto de hace tiempo atrás, como el de ampliar las operaciones de la Metalúrgica de Vinto con la adecuación de la planta de antimonio para que pueda fundir estaño y la instalación del horno Ausmelt… pero, sin planes concretos para asegurar la adecuada provisión de concentrados para que la fundición cumpla sus nuevas tareas, que tendrán mayor efecto en costo y gastos.
Lo de Karachipampa puede ser el paso más importante de la nueva gestión, si realmente el famoso elefante blanco comienza a fundir variedad de minerales, iniciando la era de la industrialización de nuestras materias primas mineras, naturalmente siguiendo la producción de Vinto que es la exportadora de los más codiciados lingotes de estaño con pureza reconocida del 99,9 %.
Se habla de la necesidad imperiosa de industrializar nuestros minerales y resulta que si se hacen apreciaciones formales y reales, la producción de tales concentrados en la actualidad ni siquiera abastecerá para cubrir la exigencia de Vinto y la de Karachipampa. Consiguientemente lo que se necesita es desarrollar nuevos proyectos, sean privados o estatales, pero que sean puestos en marcha a la brevedad posible, sabiendo que en minería se demora bastante en la puesta en marcha de proyectos medianos y grandes.
Vale entonces reiterar el planteamiento de "reactivar" la minería, es decir dar más actividad a la que ahora se desarrolla de manera digamos "tradicional" y sólo con "empujones" financieros, pero con muy pocos emprendimientos nuevos que necesitan exploración, prospección, definiciones de seguridad y garantías de inversión para sumar más actividad minera, pero efectiva.
Los megaproyectos como el Mutún, que confronta problemas de orden legal y de ajustes administrativos, ponen en duda las condiciones de entendimiento y comprensión por la vía del diálogo para encarar el curso de su verdadero desarrollo. En la misma línea de los grandes proyectos está el litio, que si bien emprenderá experiencias con plantas pilotos no vislumbra aún definiciones en torno a la sociedad estratégica que obligadamente debe aprobarse para entrar en la industrialización de la fabulosa reserva del litio boliviano.
Lo que se sabe y con respaldo de investigaciones previas, confirmadas en la mayoría de casos por la observación satelital, es que yacimientos minerales no nos faltan, pero hay que definirlos, abrirlos, trabajarlos y procesarlos, todo eso es parte de la reactivación minera que se exige y que debe aplicarse de la manera más práctica y operativa, pues la minería no funciona con discursos, ni promesas.
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