Reconociendo las dificultades que confronta actualmente nuestro país, en el que se habla mucho de una bonanza extrema, gracias a ciertas "reservas internacionales" que se cuentan y se incrementan mensualmente, lo evidente es que los beneficios de una distribución equitativa y general de tales recursos no han llegado a la población que en su mayoría tiene los bolsillos casi vacíos y está esperanzada en que surjan nuevas opciones que posibiliten fuentes de empleo seguro, permanente y que mejoren sus condiciones de vida.
Cuando se piensa en esa perspectiva, resulta difícil establecer cuál podría ser el elemento más próximo para cumplir esos fines de esperanza, bienestar y ojala algo de bonanza, hay muchos rubros, pero si se trata de establecer lo que puede resultar perdurable en el tiempo, así se trate de un recurso no renovable, es la actividad minera, que cuando está en su mejor tiempo diversifica su valor hacia diversos sectores de la actividad ciudadana.
Hay que empezar por reconocer lo que significan los ingresos por concepto de impuestos y regalías, utilidades que engrosan el Erario Nacional a través del cual llegan a todo el país, pero además de manera directa a los tesoros departamentales y ahora hasta los municipales, especialmente allí donde se producen las actividades mineras.
El tema sustancial de los empleos tiene características especiales, primero porque la minería abre posibilidades para miles de trabajadores en forma personal, se multiplica hasta un factor de cuatro a cinco miembros por familia de manera directa y en forma indirecta son miles de ocupaciones que se abren en el transporte específico para la minería, en el que utilizan centenares de personas allegadas a la actividad minera y que se dedican al comercio en general o en niveles más especializados a la venta de insumos para la propia actividad de extracción de riquezas minerales. Pero hay más porque en los proyectos mineros diseñados para sostenerse muchos años se toman en cuenta otros rubros como educación, salud, medio ambiente y hasta los subempleos propios de cada región. La minería entonces es "ocupacional", no es lo mismo por ejemplo en los hidrocarburos que generan igual rentabilidad pero con menos fuerza laboral.
Es muy importante que se alienten las inversiones mineras para desarrollar proyectos efectivamente rentables, situación que se logra si de forma planificada se definen planes de exploración, extracción, mejoramiento de calidad a través de una futura industrialización para llegar a una exportación con buenos dividendos que permitan generar impuestos justos, regalías esperadas y aseguren un adecuado margen de reinversión en los mismos planes mineros.
No estamos dando la importancia que realmente necesita la minería salvo el interés que se da a los que serán mega proyectos como el Mutún o el litio, ojalá muy pronto el caso de Karachipampa y más operativamente la metalurgia diversificada que deberá darse en la fundición de Vinto – Oruro cuando entre en actividad el horno Ausmelt cuya capacidad de producción obligará a un incremento a la producción de concentrados, justamente parte sustancial de los nuevos proyectos mineros que deben impulsarse con inversiones mixtas, las privadas y las del Estado, para mantener una línea política que se alienta en el actual esquema político.
Hay que eliminar todos los factores adversos que todavía están causando mucha incertidumbre en los sectores de la actividad privada, por ejemplo el caso de la "consulta previa" para encarar nuevas operaciones en comunidades donde los "originarios" deben dar su visto bueno, que no siempre puede ser favorable, aún a sabiendas de que la minería de avanzada está cambiando las comunidades tradicionales convirtiéndolas en nuevos centros de convivencia con todos los servicios básicos, además de incorporar complejos educativos de salud, artesanales y deportivos que mejoran de manera general las condiciones de vida como sucede ya en muchas operaciones mineras en el país.
La minería tiene aparejados muchos problemas de íntima relación o de directa vinculación con su desarrollo bajo las actuales condiciones de incertidumbre por la prolongada espera en la aprobación de una nueva Ley Minera, el caso de los avasallamientos a la propiedad privada y pública, medidas inequitativas que favorecen a un sector y abandonan a otros, falta de incentivos financieros a través de la creación de organismos de fomento ( Banco Minero), falta de recursos humanos y técnicos, los primeros que prefieren prestar servicios en las grandes empresas que operan en países vecinos, o sólo en las de igual envergadura en nuestro país, que son pocas, y finalmente las condiciones de inseguridad para afrontar inversiones y desarrollar los proyectos que demandan especialmente en minería muchísimo tiempo, varios años antes de ser plenamente rentables.
Si además de todo lo señalado y sin tomar en cuenta otras condiciones muy favorables que rigen por lo menos en tres países vecinos, caso de Perú, Chile y Argentina añadimos en el nuestro una nueva y desproporcionada carga fiscal a los productores mineros es posible que se haga inviable cualquier aporte de capitales y se ahuyente a empresas que han estado buscando factores de competitividad en relación a los países vecinos donde están abiertas las facilidades para encarar proyectos mineros de magnitud sin limitaciones.
Es importante que se cuiden esos factores de competencia para no incurrir en errores que, aparentemente diseñados para mejorar la actividad minera nacional, signifiquen simplemente trabas, escollos, limitaciones y una muestra "pecaminosa" de los encargados de dotar al país de normas que no desalienten las inversiones, en este caso las mineras.
Agencia Uru - EP
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