El caso de la Jindal Steel & Power de la que se desprende la Jindal Steel Bolivia (JSB) es parte de una historia escabrosa que confronta con cierta frecuencia a los empresarios hindús con las autoridades del Gobierno debido a una serie de "desencuentros", que se producen posiblemente por falta de adecuada comunicación entre las partes.
La Jindal desde un principio condicionó el emprendimiento industrial del hierro a una adecuada provisión de gas, aspecto contemplado en los convenios vigentes y de responsabilidad de nuestro Gobierno (dueño del gas) para poner en funcionamiento toda una planta siderúrgica que convierta el hierro en acero.
El planteamiento de la Jindal al Estado boliviano es de 6 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) de gas para el complejo industrial y para la termoeléctrica que generará 500 megavatios (MW) de energía, para garantizar el funcionamiento de la siderúrgica del Mutún.
La Jindal se quejó de que YPFB detuvo las gestiones para cumplir con esa provisión de gas, empero ejecutivos de la estatal petrolera aclararon que sólo se trataba de un problema temporal y que estaban en condiciones de efectuar la dotación necesaria de gas a la Jindal.
Tras un análisis de la situación y para evitar un colapso en el proyecto íntegro del Mutún los ejecutivos de la empresa india resolvieron reducir en 2 MMmcd la provisión de gas, señalando que en una primera fase de la operación serían suficientes 4 MMmcd de gas, que además es posible "provisionar" por parte de YPFB, aspecto que deberá cumplirse hasta el 2014 ya que de ese año hacia el 2016 será necesario cubrir los 6 MMmcd de gas, en cumplimiento del plan de operaciones que ingresará a su fase de alta producción de acero.
En lo que corresponde a las posibilidades de provisión de gas por parte de YPBF, se estima que Bolivia tiene 19,9 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural en los planos de reservas probadas, las probables y posibles, empero hay la obligación de cubrir compromisos internacionales de manera que la oferta hasta el 2026 se reduce tan solo a 15,5 TCF, cantidad prácticamente comprometida con Argentina y Brasil, además de otros planes ya definidos, entre los que se consigna el Mutún pero con apenas 0,6 de TCF, lo que retrasará la producción de hierro en el Mutún.
PEDIDO DE EMERGENCIA
Si bien las actividades de explotación de hierro en el Mutún se cumplen casi rutinariamente, lo cierto es que en la medida que avanza el tiempo y no se dan pautas concretas para solucionar el tema de la provisión de gas a la Jindal, la proyección siderúrgica es una incógnita.
Dadas las características del convenio vigente los ejecutivos de la Jindal han decidido efectuar un "pedido clamoroso" al Gobierno para que disponga en el tiempo más breve posible la suficiente dotación de gas para encarar el proyecto total de la Jindal.
Las previsiones son realmente necesarias pero preocupantes cuando los inversionistas de un verdadero megaproyecto señalan que hay trabas en el cumplimiento de asignación de recursos energéticos como el gas que cumplirá la doble función, una primera de generar energía eléctrica y la otra de alimentar los hornos de la siderúrgica que convertirá el hierro del Mutún en acero con sello boliviano.
Sólo de pasada, en materia de grandes proyectos, valdría la pena saber los avances prácticos que existen en el otro emprendimiento minero que debe convertirse en la fuente que sustento futuro de la economía boliviana, el proyecto del litio.
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