En el último tiempo y en la medida que avanzan los días y cuando todavía no hay visos que "sople el humo blanco" para aprobar el "código", la incertidumbre está corroyendo más que los ácidos metálicos la estructura de organizaciones afines a la minería y la humanidad de los productores mineros que no saben a qué atenerse para sostener sus emprendimientos o asumir definiciones para encarar nuevos emprendimientos una vez que se conozcan las reglas de juego contenidas en una ley que sin ser plenamente consensuada está avanzando lentamente hacia su aprobación.
Hay una serie de rumores que circulan en función a lo que pueda surgir una vez que se apruebe el anteproyecto, este es un paso previo necesario en la búsqueda de consenso entre partes interesadas en la actividad minera y que necesariamente tienen cifradas esperanzas en que la nueva ley les depare ciertas satisfacciones.
La historia de una minería activa en Bolivia, tiene largos periodos que han mostrado las contingencias de cada época y por supuesto han marcado una profunda huella que muchos no quisieran recorrerla hacia atrás, en el tiempo de apogeo de la minería, cuando la explotación era masiva como la exportación pero también los beneficios que entonces llegaban directamente a los mineros que ocupaban los primeros campamentos y disfrutaban de unas envidiables y muy surtidas pulperías… pero sin satisfacer las ansias de dominio político que siempre existió y existen, cambiando el curso de la historia, como sucedió más adelante con la nacionalización de las minas y la creación de la Comibol, para responder a los apetitos de gobiernos autoritarios, aún en tiempos de democracia.
Quienes conocen de cerca la historia de nuestra minería y recuerdan el tiempo de apogeo de la misma hablan de más de tres décadas en las que el mineral de Bolivia vendido al exterior reportaba ganancias seguras para el Estado que en ese tiempo no arriesgaba nada pero percibía tan buenos ingresos que sirvieron para encarar el desarrollo de otras regiones del país.
Hay muchas que han cambiado en la actividad minera, después del beneficio vinieron tiempos de crisis, las ricas minas fueron disminuyendo su producción, su equipo se deterioro hasta convertirse en chatarra, pero increíblemente no porque se agotaron las vetas, en algunos casos simplemente por falta de visión técnica, de operabilidad profesional adecuada y por la carencia de incentivos financieros del propio Estado.
La minería actual se presenta con buenas perspectivas, por lo menos así lo demuestran las operaciones que se desarrollan, pero al mismo tiempo como las aguas ácidas que lastiman algunas estructuras en las propias minas, también afecta los sentimientos de los productores mineros que viven en una perjudicial incertidumbre sin saber cuál será el destino de la minería con las nuevas reglas de juego, de las cuáles mucho se habla y poco se conoce para encarar decisiones que hagan viable la minería del presente y el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario