Once páginas del preámbulo del libro mencionan referencias importantes que las resumimos del modo siguiente:
Para nadie que observe un mapa de Bolivia es secreto que Chile ha recorrido la frontera original de Bolivia con Arica – Tarapacá – Litoral a su antojo (sugiere observar parte de un mapa).
Añade que lo que se admira es que nadie, en Bolivia, parece estar informado que Chile recorrió esa frontera, a treinta años de la depredación del Pacífico, en una profundidad superior a los 50 kms, en partes y lo hizo para capturar o controlar los importantes yacimientos hídricos y mineralógicos existentes al Este de la cordillera de la Costa. De pasada debemos recordar que, si la depredación del Pacífico le dio a Chile el control de los yacimientos de salitre más grandes del mundo, guano y cobre; la nueva depredación, al correr las fronteras con Bolivia hacia el este, le dio el control de las borateras también más grandes del mundo: Sólo Chillcaya, Coposa y Ascotán (donde hay una fuente que mana día y noche bórax puro) constituyen más del 50% de la reserva mundial de bórax.
Luego de hacer una referencia a la política expansionista de Chile y el desvío y mal uso de fuentes hídricas del territorio boliviano, se refiere a la molestosa y abusiva presencia chilena en Coipasa, mostrando detalladamente (en croquis) su denuncia, añade razonamientos interesantes. Remarca que Chile ha colocado el hito XXXIV en pleno salar, con lo que ha conseguido derecho de posesión de los recursos hídricos superficiales y profundos y los evaporíticos contenidos en las aguas de las salmueras del Salar de Coipasa.
Se denuncia el minado de un único camino estable en la proximidad del territorio boliviano y que afecta el tránsito de bolivianos de por lo menos 200 aldeas entre Cerro Grande – Salinas de Garci Mendoza – Llica, un hecho que ha costado la vida de algunos compatriotas y dejado inválidos a otros muchos sin que se haga los esfuerzos necesarios para eliminar tal peligro.
Lo interesante de las denuncias del Rector Rosso están en el punto 3 del preámbulo de su libro, cuando indica que: “En las inmediaciones de los campos minados frente al hito XXXIV se observan estructuras de hormigón armado, consistente en dos losas de aproximadamente 10 a 15 mts de diámetro que sobresalen de la superficie de la pampa en 80 a 100 cms, entre ambas estructuras, próximas entre sí se levantan unas chimeneas de ventilación de aproximadamente 80 cms de diámetro y 5 metros de altura. El autor señala que este hecho inusual fue comentado con un jefe militar que lo acompañó en una inspección al lugar, era el Cnl. Víctor Villarroel quien señaló que se trataría de “algunas casamatas” con sus salidas de ventilación, empero se descartaba tal posición ya que las edificaciones o casamatas carecían de troneras u otros elementos de vigilancia, lo que hace suponer que las estructuras descubiertas tenían otra finalidad y por eso eran celosamente protegidas por los chilenos.
Aspirando o bombeando
El Ing. Rosso en su preámbulo remarca: “Mi primitiva conjetura de que dichas estructuras (supuestas casamatas) podían ser casas de bombas o fundaciones de las mismas y la chimenea podía ser la terminal de un pozo profundo que captase las salmueras de Coipasa ricas en litio, potasio, bórax, titanio y otros elementos preciosos, fue ratificada por dos hechos: El primero, el descubrimiento casual que hice de un ducto enterrado y muy bien disimulado, que saliendo de Coipasa vence las serranías de Huayllas frente al hito XXXIV, cuyo objetivo no es otro que el transportar cualquier material bombeado desde Coipasa al interior del territorio chileno, lo que se puede observar con un simple largavista desde la isla de Coipasa; el segundo elemento es la declaración del Presidente Pinochet en un Congreso de la Cámara Chilena de Minería -ese entonces– preocupó a los industriales la magnitud de las entregas de litio que Chile se comprometía vender a inversionistas norteamericanos, a lo que Pinochet respondió con la típica viveza chilena señalando que cumpliremos nuestros compromisos sin recurrir a las reservas del territorio chileno, pues, tenemos otras fuentes de litio que estamos explotando”. La lógica comprensión refería a la forma en que seguramente se bombeaba el litio boliviano.
Hasta aquí una primera entrega resumida del interesante texto en la visión previsora de hace 22 años atrás para cuidar el maravilloso litio.
Para nadie que observe un mapa de Bolivia es secreto que Chile ha recorrido la frontera original de Bolivia con Arica – Tarapacá – Litoral a su antojo (sugiere observar parte de un mapa).
Añade que lo que se admira es que nadie, en Bolivia, parece estar informado que Chile recorrió esa frontera, a treinta años de la depredación del Pacífico, en una profundidad superior a los 50 kms, en partes y lo hizo para capturar o controlar los importantes yacimientos hídricos y mineralógicos existentes al Este de la cordillera de la Costa. De pasada debemos recordar que, si la depredación del Pacífico le dio a Chile el control de los yacimientos de salitre más grandes del mundo, guano y cobre; la nueva depredación, al correr las fronteras con Bolivia hacia el este, le dio el control de las borateras también más grandes del mundo: Sólo Chillcaya, Coposa y Ascotán (donde hay una fuente que mana día y noche bórax puro) constituyen más del 50% de la reserva mundial de bórax.
Luego de hacer una referencia a la política expansionista de Chile y el desvío y mal uso de fuentes hídricas del territorio boliviano, se refiere a la molestosa y abusiva presencia chilena en Coipasa, mostrando detalladamente (en croquis) su denuncia, añade razonamientos interesantes. Remarca que Chile ha colocado el hito XXXIV en pleno salar, con lo que ha conseguido derecho de posesión de los recursos hídricos superficiales y profundos y los evaporíticos contenidos en las aguas de las salmueras del Salar de Coipasa.
Se denuncia el minado de un único camino estable en la proximidad del territorio boliviano y que afecta el tránsito de bolivianos de por lo menos 200 aldeas entre Cerro Grande – Salinas de Garci Mendoza – Llica, un hecho que ha costado la vida de algunos compatriotas y dejado inválidos a otros muchos sin que se haga los esfuerzos necesarios para eliminar tal peligro.
Lo interesante de las denuncias del Rector Rosso están en el punto 3 del preámbulo de su libro, cuando indica que: “En las inmediaciones de los campos minados frente al hito XXXIV se observan estructuras de hormigón armado, consistente en dos losas de aproximadamente 10 a 15 mts de diámetro que sobresalen de la superficie de la pampa en 80 a 100 cms, entre ambas estructuras, próximas entre sí se levantan unas chimeneas de ventilación de aproximadamente 80 cms de diámetro y 5 metros de altura. El autor señala que este hecho inusual fue comentado con un jefe militar que lo acompañó en una inspección al lugar, era el Cnl. Víctor Villarroel quien señaló que se trataría de “algunas casamatas” con sus salidas de ventilación, empero se descartaba tal posición ya que las edificaciones o casamatas carecían de troneras u otros elementos de vigilancia, lo que hace suponer que las estructuras descubiertas tenían otra finalidad y por eso eran celosamente protegidas por los chilenos.
Aspirando o bombeando
El Ing. Rosso en su preámbulo remarca: “Mi primitiva conjetura de que dichas estructuras (supuestas casamatas) podían ser casas de bombas o fundaciones de las mismas y la chimenea podía ser la terminal de un pozo profundo que captase las salmueras de Coipasa ricas en litio, potasio, bórax, titanio y otros elementos preciosos, fue ratificada por dos hechos: El primero, el descubrimiento casual que hice de un ducto enterrado y muy bien disimulado, que saliendo de Coipasa vence las serranías de Huayllas frente al hito XXXIV, cuyo objetivo no es otro que el transportar cualquier material bombeado desde Coipasa al interior del territorio chileno, lo que se puede observar con un simple largavista desde la isla de Coipasa; el segundo elemento es la declaración del Presidente Pinochet en un Congreso de la Cámara Chilena de Minería -ese entonces– preocupó a los industriales la magnitud de las entregas de litio que Chile se comprometía vender a inversionistas norteamericanos, a lo que Pinochet respondió con la típica viveza chilena señalando que cumpliremos nuestros compromisos sin recurrir a las reservas del territorio chileno, pues, tenemos otras fuentes de litio que estamos explotando”. La lógica comprensión refería a la forma en que seguramente se bombeaba el litio boliviano.
Hasta aquí una primera entrega resumida del interesante texto en la visión previsora de hace 22 años atrás para cuidar el maravilloso litio.
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