• No deberíamos depender únicamente de nuestros recursos no renovables
• El país tiene una variedad de riquezas para ampliar su sistema productivo
• Necesitamos profesionales con ideas innovadoras para mover el desarrollo
Al escuchar comentarios analíticos sobre la realidad de la economía nacional, las dificultades que se presentan en la explotación de los recursos no renovables, caso del gas y los minerales, pero además la falta de programas específicos para encarar la exploración y prospección de nuevos yacimientos, parece que este fuera el tiempo para tomar decisiones y cambiar el rumbo de nuestra economía, acudiendo al ingenio, voluntad, capacidad y decisión de los nuevos profesionales que piensan en diversificar nuestra economía.
Por supuesto que el asunto no es sencillo pero tampoco imposible, empezando por reconocer que hablamos de “recursos no renovables”, es decir aquellas fuentes que en un determinado momento disminuyen potencialidad y tienden a bajar en calidad y cantidad, haciendo cada vez más cara su explotación y su posible tratamiento industrial.
La minería ha registrado ciclos especiales, unos de auge en precios y otros de restricciones como el tiempo que vivimos en el presente, dependiendo del comportamiento que adopten las grandes potencias y muevan favorablemente hacia noso-tros la pizarra de cotizaciones para nuestros minerales. Otro tanto acontece con el gas, disminuyen los contratos de provisión y existe una sutil advertencia del Brasil para dejar de comprarnos gas, mientras no se hace nada por la ubicación de nuevos mercados, aún sabiendo –estratégicamente– que en Chile hay grandes deseos de comprar gas boliviano.
Con esas alternativas, es necesario pensar en fuentes sustitutivas de recursos económicos que nos permita enfrentar cualquier crisis que se presente en el siempre sensible sector de los materiales energéticos. En Oruro, el proyecto más importante para diversificar nuestra economía, sin lugar a dudas es el Puerto Seco y a la consolidación de su funcionamiento deberían dirigirse todas las energías de autoridades e instituciones, pero exigiendo que se eliminen las tramposas actitudes que postergan licitaciones cuando lo más práctico sería tramitar una Ley de emergencia para comenzar la implementación de ese centro de intensa actividad económica que debe incluir el aeropuerto internacional para fomentar de manera directa la exportación de nuestros minerales y otra variedad de productos con valor agregado que se buscan en diversos mercados externos.
El turismo debe ser otra fuente importante como alternativa para la generación de divisas y de porcentajes especiales para la región. Atractivos turísticos no nos faltan, sin embargo las deficiencias del sistema de carreteras, la carencia de adecuada infraestructura para recibir contingentes de turistas que exigen las mínimas condiciones de comodidad, impiden que nos lancemos a esa aventura maravillosa de “vender” los atractivos turísticos del Departamento.
Pero sobre todas esas instancias que son necesario considerarlas en los más altos niveles institucionales de nuestro departamento, lo más importante vuelve a relacionarse con la gran minería y precisamente con la potencial reserva de las salmueras ubicadas entre los departamentos de Potosí, en Uyuni y Coipasa en Oruro, salares que son apetecidos por grandes empresas y que deberían ser adecuadamente ofertados para evitar transgresiones a las leyes o una serie de perjuicios a los intereses regionales y nacionales, por no asumir las responsabilidades oportunas que merece la decisión de diversificar la economía regional. En todos los casos, corresponde tomar iniciativas para proponer entre orureños los planes más prácticos para defender nuestra minería, pero al mismo tiempo optar paralelamente por la vigencia del Puerto Seco, el Parque Industrial y un urgente diseño turístico que sea acondicionado de manera paulatina, pero más que todo incorporando el ineludible atractivo de la minería. Parecería una ironía verdad?, sin embargo son factores complementarios en la dinámica de formalizar un gran plan para diversificar nuestra economía frente a las dudas que existen en la perspectiva inmediata para el uso de recursos no renovables.
• El país tiene una variedad de riquezas para ampliar su sistema productivo
• Necesitamos profesionales con ideas innovadoras para mover el desarrollo
Al escuchar comentarios analíticos sobre la realidad de la economía nacional, las dificultades que se presentan en la explotación de los recursos no renovables, caso del gas y los minerales, pero además la falta de programas específicos para encarar la exploración y prospección de nuevos yacimientos, parece que este fuera el tiempo para tomar decisiones y cambiar el rumbo de nuestra economía, acudiendo al ingenio, voluntad, capacidad y decisión de los nuevos profesionales que piensan en diversificar nuestra economía.
Por supuesto que el asunto no es sencillo pero tampoco imposible, empezando por reconocer que hablamos de “recursos no renovables”, es decir aquellas fuentes que en un determinado momento disminuyen potencialidad y tienden a bajar en calidad y cantidad, haciendo cada vez más cara su explotación y su posible tratamiento industrial.
La minería ha registrado ciclos especiales, unos de auge en precios y otros de restricciones como el tiempo que vivimos en el presente, dependiendo del comportamiento que adopten las grandes potencias y muevan favorablemente hacia noso-tros la pizarra de cotizaciones para nuestros minerales. Otro tanto acontece con el gas, disminuyen los contratos de provisión y existe una sutil advertencia del Brasil para dejar de comprarnos gas, mientras no se hace nada por la ubicación de nuevos mercados, aún sabiendo –estratégicamente– que en Chile hay grandes deseos de comprar gas boliviano.
Con esas alternativas, es necesario pensar en fuentes sustitutivas de recursos económicos que nos permita enfrentar cualquier crisis que se presente en el siempre sensible sector de los materiales energéticos. En Oruro, el proyecto más importante para diversificar nuestra economía, sin lugar a dudas es el Puerto Seco y a la consolidación de su funcionamiento deberían dirigirse todas las energías de autoridades e instituciones, pero exigiendo que se eliminen las tramposas actitudes que postergan licitaciones cuando lo más práctico sería tramitar una Ley de emergencia para comenzar la implementación de ese centro de intensa actividad económica que debe incluir el aeropuerto internacional para fomentar de manera directa la exportación de nuestros minerales y otra variedad de productos con valor agregado que se buscan en diversos mercados externos.
El turismo debe ser otra fuente importante como alternativa para la generación de divisas y de porcentajes especiales para la región. Atractivos turísticos no nos faltan, sin embargo las deficiencias del sistema de carreteras, la carencia de adecuada infraestructura para recibir contingentes de turistas que exigen las mínimas condiciones de comodidad, impiden que nos lancemos a esa aventura maravillosa de “vender” los atractivos turísticos del Departamento.
Pero sobre todas esas instancias que son necesario considerarlas en los más altos niveles institucionales de nuestro departamento, lo más importante vuelve a relacionarse con la gran minería y precisamente con la potencial reserva de las salmueras ubicadas entre los departamentos de Potosí, en Uyuni y Coipasa en Oruro, salares que son apetecidos por grandes empresas y que deberían ser adecuadamente ofertados para evitar transgresiones a las leyes o una serie de perjuicios a los intereses regionales y nacionales, por no asumir las responsabilidades oportunas que merece la decisión de diversificar la economía regional. En todos los casos, corresponde tomar iniciativas para proponer entre orureños los planes más prácticos para defender nuestra minería, pero al mismo tiempo optar paralelamente por la vigencia del Puerto Seco, el Parque Industrial y un urgente diseño turístico que sea acondicionado de manera paulatina, pero más que todo incorporando el ineludible atractivo de la minería. Parecería una ironía verdad?, sin embargo son factores complementarios en la dinámica de formalizar un gran plan para diversificar nuestra economía frente a las dudas que existen en la perspectiva inmediata para el uso de recursos no renovables.
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