No es posible sustraerse de la corriente temporalmente de moda cuando se habla del litio como el nuevo metal de ineludible uso en materiales de orden estratégico, como sofisticados equipos que incluyen para su fuerza energética esos denominados “metales tecnológicos” o también como “metales menores” por su relativa cantidad en la concentración de minerales con valor económico.
Una interesante opinión del ex–ministro de minería, el geólogo Dionisio Garzón, se ocupa precisamente de “dar luces” sobre la importancia y uso de ciertos minerales y los procesos de explotación de los mismos hasta llegar a la comercialización, allí donde son requeridos, generalmente para la gran industria que produce los artefactos y equipos de alta tecnología, ahora de uso ineludible.
Una basta explicación técnica y muy profesional tiene el objeto de cuantificar el valor del litio que tenemos en las salmueras de Uyuni y Coipasa, señalando por ejemplo que “la tecnología actual no sería posible sin “metales tecnológicos”. No se puede concebir un moderno motor jet sin renio o las células fotovoltaicas sin cadmio, los autos híbridos, los ordenadores, los teléfonos celulares sin baterías de litio recargables, o potentes magnetos de carros eléctricos sin el neodimio, o la industria nuclear sin uranio y toro”.
Así de importantes son los denominados “metales tecnológicos” que se encuentran en los metales base ahora entre las salmueras de los gigantes salares ubicados en Oruro Y Potosí.
Una serie de interrogantes que plantea el profesional geólogo se refiere a la poca o ninguna información oficial sobre la cantidad y calidad precisamente de esos “metales tecnológicos” que han sido por años de años parte de los minerales tradicionales de exportación sin ningún tipo de valor agregado para su comercialización interna o externa.
Se han hecho algunos interesantes descubrimientos en materia de nuevos minerales como el indio y el renio, resultando de ese hallazgo la primera reacción oficial haciendo saber que se aplicará la consiguiente regalía minera, inclusive antes de encontrar y saber la potencialidad del yacimiento. Es así como actúan emotivamente ciertas autoridades de la minería.
Hay que hacer memoria precisamente sobre el caso del litio y lo que ocurrió en la década de los años 90 cuando una pugna interna cívico – política hecho por tierra la posibilidad de que una empresa externa dedique sus tareas a la explotación del litio boliviano, no se hizo nada y aquí estamos una vez más con entusiasmo y con un proyecto que según ciertas autoridades se constituye en el paso fundamental para iniciar la industrialización de las salmueras.
Ahora que está de moda el caso del litio, coincidimos con las apreciaciones de un destacado profesional que sugiere la urgente necesidad de “desarrollar una estrategia que comience en la investigación académica hasta la formación de profesionales que puedan manejar responsablemente los grandes proyectos de la minería y la metalurgia del país para enfrentar el poder de la transnacionales a las que habrá que comprarles tecnología si no contamos con la base del nuevo reto tecnológico que es el elemento humano.
Estos son los elementos que deberían tomarse en cuenta para promover planes de avanzada en lo que significará el control en la explotación de la millonaria reserva del litio y los metales tecnológicos en el occidente del país.
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