Resulta incomprensible que “factores estrictamente burocráticos” pongan en riesgo importantes proyectos, como el del Mutún, demorando su ejecución y postergando el derecho de los bolivianos en conjunto de alcanzar beneficios por la explotación de sus recursos naturales.
Han transcurrido más de dos años desde la firma del contrato entre el Gobierno y la Jindal Steel Power para la ejecución del convenio que entre otras cosas se demoró otro medio año en el proceso de licitación, según los entendidos hay más de un año de atraso en la concreción del proyecto y todavía no se han “saneado” las dificultades legales para la dotación de tierras que demanda la empresa india para desarrollar sus operaciones.
En el tiempo que se perdió se han registrado algunos hechos interesantes, por supuesto no favorables al emprendimiento, al contrario, ha bajado el precio del hierro y el acero a nivel mundial, hecho que obligó al cierre de otros proyectos en diferentes partes del mundo. Existía una gran duda sobre el compromiso de provisión de gas boliviano a la planta del Mutún en una impresionante cantidad diaria, aspecto que ahora se soluciona con la disminución de abastecimiento al Brasil, lo que disminuye un problema, pero no lo elimina definitivamente.
El atraso mayor a un año pone en duda el cumplimiento de otros factores conexos, ya que mientras se registra una sobreoferta de hierro y acero a nivel internacional, su precio es menos competitivo y la Jindal Steel tiene la opción de replantear sus condiciones dadas las fallas burocráticas del aparato estatal que siguen postergando el inicio de las operaciones que pondrán en vitrina la gigante riqueza que tiene Bolivia en un a provincia de Santa Cruz.
Han transcurrido más de dos años desde la firma del contrato entre el Gobierno y la Jindal Steel Power para la ejecución del convenio que entre otras cosas se demoró otro medio año en el proceso de licitación, según los entendidos hay más de un año de atraso en la concreción del proyecto y todavía no se han “saneado” las dificultades legales para la dotación de tierras que demanda la empresa india para desarrollar sus operaciones.
En el tiempo que se perdió se han registrado algunos hechos interesantes, por supuesto no favorables al emprendimiento, al contrario, ha bajado el precio del hierro y el acero a nivel mundial, hecho que obligó al cierre de otros proyectos en diferentes partes del mundo. Existía una gran duda sobre el compromiso de provisión de gas boliviano a la planta del Mutún en una impresionante cantidad diaria, aspecto que ahora se soluciona con la disminución de abastecimiento al Brasil, lo que disminuye un problema, pero no lo elimina definitivamente.
El atraso mayor a un año pone en duda el cumplimiento de otros factores conexos, ya que mientras se registra una sobreoferta de hierro y acero a nivel internacional, su precio es menos competitivo y la Jindal Steel tiene la opción de replantear sus condiciones dadas las fallas burocráticas del aparato estatal que siguen postergando el inicio de las operaciones que pondrán en vitrina la gigante riqueza que tiene Bolivia en un a provincia de Santa Cruz.
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