Si hay algo que recién se publicita y se menciona con características sensacionales, es el potencial del gigante yacimiento del litio en Bolivia, tan codiciado en el mundo entero y guardado con especial reserva en el nuestro.
Está claro que nuestro país se nutre de las utilidades que genera la exportación de minerales principalmente y del gas natural luego, el orden de prelación según los entendidos se refiere al tiempo (inmemorial) en que la minería otorga sus utilidades al Erario Nacional, y lo que ocurre con el gas en un reciente periodo, que indudablemente mejoró la economía nacional. Hay que mencionar que se trata –como lo dijimos en otras ediciones– de una riqueza dormida, pero que ya no puede seguir yaciente, mientras en el mundo entero se requiere de su utilización en la tecnología de avanzada.
Es posible que lo sucedido en años anteriores todavía persista como el hecho que marcó el aspecto más negativo en la proyección económica de una región y del país en su conjunto. Divergencias entre potosinos, obligaron a liquidar un contrato ya hecho para explotar las salmueras del Salar de Uyuni.
No se puede dudar del potencial del Salar, si se toma en cuenta que expertos en la materia señalan los salares de Bolivia (Uyuni y Coipasa) y en Chile (Atacama) como los más grandes reservorios de litio en el planeta, ese hecho representa la seguridad del potencial que tenemos y que está muy por encima de lo que cuantifica Chile, en el desierto de Atacama que antes fue boliviano.
Lo que se aprecia en la actualidad es una verdadera batalla de potencias por acceder al litio boliviano, el caso de las japonesas Sumitomo y Mitsubishi, la francesa Belloré y la surcoreana LG Chem Ltda. Que buscan de cualquier modo asociarse con nuestro gobierno para explotar e industrializar el litio.
El segundo yacimiento de litio en el mundo, corresponde a las reservas que están en los salares de Uyuni y Coipasa.A propósito de inversiones para ese gigante emprendimiento minero, el Primer Mandatario inició un corto periplo por Rusia y Francia con la intención de analizar las posibilidades de obtener financiamiento crediticio para emprender de manera directa el tratamiento de las salmueras de Uyuni y Coipasa.
Hay que hablar sobre el asunto con propiedad, y reconocer que en el país no contamos con los recursos necesarios, ni económicos ni tecnológicos para encarar el reto de industrializar el litio, por tanto corresponde que se encare el asunto desde la perspectiva de aprovechar las inversiones que están esperando las decisiones oficiales y que muy bien pueden adecuarse al sistema del riesgo compartido como modelo societario de contenido político que alienta nuestro gobierno. No hacerlo de ese modo sería una irresponsabilidad.
Está claro que nuestro país se nutre de las utilidades que genera la exportación de minerales principalmente y del gas natural luego, el orden de prelación según los entendidos se refiere al tiempo (inmemorial) en que la minería otorga sus utilidades al Erario Nacional, y lo que ocurre con el gas en un reciente periodo, que indudablemente mejoró la economía nacional. Hay que mencionar que se trata –como lo dijimos en otras ediciones– de una riqueza dormida, pero que ya no puede seguir yaciente, mientras en el mundo entero se requiere de su utilización en la tecnología de avanzada.
Es posible que lo sucedido en años anteriores todavía persista como el hecho que marcó el aspecto más negativo en la proyección económica de una región y del país en su conjunto. Divergencias entre potosinos, obligaron a liquidar un contrato ya hecho para explotar las salmueras del Salar de Uyuni.
No se puede dudar del potencial del Salar, si se toma en cuenta que expertos en la materia señalan los salares de Bolivia (Uyuni y Coipasa) y en Chile (Atacama) como los más grandes reservorios de litio en el planeta, ese hecho representa la seguridad del potencial que tenemos y que está muy por encima de lo que cuantifica Chile, en el desierto de Atacama que antes fue boliviano.
Lo que se aprecia en la actualidad es una verdadera batalla de potencias por acceder al litio boliviano, el caso de las japonesas Sumitomo y Mitsubishi, la francesa Belloré y la surcoreana LG Chem Ltda. Que buscan de cualquier modo asociarse con nuestro gobierno para explotar e industrializar el litio.
El segundo yacimiento de litio en el mundo, corresponde a las reservas que están en los salares de Uyuni y Coipasa.A propósito de inversiones para ese gigante emprendimiento minero, el Primer Mandatario inició un corto periplo por Rusia y Francia con la intención de analizar las posibilidades de obtener financiamiento crediticio para emprender de manera directa el tratamiento de las salmueras de Uyuni y Coipasa.
Hay que hablar sobre el asunto con propiedad, y reconocer que en el país no contamos con los recursos necesarios, ni económicos ni tecnológicos para encarar el reto de industrializar el litio, por tanto corresponde que se encare el asunto desde la perspectiva de aprovechar las inversiones que están esperando las decisiones oficiales y que muy bien pueden adecuarse al sistema del riesgo compartido como modelo societario de contenido político que alienta nuestro gobierno. No hacerlo de ese modo sería una irresponsabilidad.
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