Esta montaña siempre fue, es y seguirá siendo fuente de riqueza, orgullo e inspiración; al margen de su colosal concentración de plata y de la añeja y quinta centenaria historia de sus socavones, es hoy como Patrimonio de la Humanidad el centro de controversias sobre su conservación y/o el peligro de que pierda esta cualidad por los problemas de inestabilidad de su cúspide. Periódicamente se lee en la prensa escrita anuncios sobre trabajos de estabilización como el proyecto actual de relleno seco adjudicado a una empresa Serminco, que tratará de paliar el problema con 25.000 toneladas de relleno seco, en las zonas actualmente activas de hundimiento. Se trató antes con relleno hidráulico de hormigón y otros materiales, eventualmente hubo intentos de estudiar las entrañas de la montaña con tecnología geofísica de punta que nunca concluyeron, también se acudió al consejo de expertos y organismos internacionales que prometieron "el oro y el moro" pero que por razones desconocidas, no llegaron más allá de las buenas intenciones.
Sin ser crítico y respetando todo intento que pretenda mitigar el problema, quiero referirme al tema central que debería estudiarse la causa de los hundimientos y como y donde aplicar los correctivos necesarios para solucionar el problema. Iniciando los años 70, con Comibol todavía operando el yacimiento y muy pocas cooperativas explotando parajes superiores del yacimiento ya se presentó el problema en un grupo de vetas de la ladera oriental del cerro y en la porción media de la montaña. Como ahora, se formaron comisiones técnicas en las que participé junto a técnicos de Comibol, empresas privadas, cooperativas y de la Universidad a través de su Facultad de Ingeniería. Como todavía estaban expeditas las labores mineras de los niveles medios e inferiores se pudo hacer un buen relevamiento de las características del fenómeno y se llegó a conclusiones interesantes cuyas recomendaciones, por nuestra inveterada costumbre de minimizar las cosas, no se implementaron adecuadamente. La explotación de "puentes", "pilares" y "rellenos" (remanentes de estructuras mineralizadas que se dejan por seguridad en las labores subterráneas) era considerable en la época y aumentó geométricamente cuando Comibol dejó el área. Esta explotación indiscriminada e ilegal es la causa subyacente al problema ya que debilitó paulatinamente la estructura de soporte del yacimiento y los espacios libres (saloneos) dejados por la explotación precedente de vetas, colapsaron paulatinamente y se originó una reacción en cadena hacia niveles superiores de la montaña. Como el sistema de vetas obedece a una zona de cizallamiento (un tipo de fracturamiento denso que aumenta la permeabilidad de las rocas), la circulación de agua por las fracturas aumentó la posibilidad de deslizamientos en la cúspide de la montaña. Allí la zona de cizalla es muy conspicua y también mineralizada (Sheeted zone en el léxico geológico) y siempre será objeto de explotaciones clandestinas pese a la prohibición de trabajos sobre la cota 4400.
Este breve resumen del problema indica la necesidad de retomar las investigaciones tendientes a determinar, con la tecnología actual, el nivel de afectación de la estructura inferior del sistema de vetas. Sin esa determinación, cualquier intento que apunte a remediar los efectos (v g., los trabajos actuales encargados a Serminco) y no las causas, no pasará de ser paliativo y no la solución del problema principal.
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