Las emisiones de mercurio de la minería de oro artesanal en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú están entre las más elevadas del mundo, lo que representa una amenaza a la salud y al medio ambiente por la alta toxicidad de esta sustancia, que se evapora fácilmente y puede permanecer por años en la atmósfera.
Así se desprende del análisis del centro "Mercury Watch", dedicado a recopilar, analizar y publicar informaciones sobre las emisiones de mercurio originadas por la extracción artesanal de oro y que presentó sus resultados a los delegados de más de 100 países que negocian en Ginebra un tratado para reducir y, a largo plazo, eliminar su utilización.
Según esa evaluación, que fija un nivel máximo de emisiones entre 50 y 500 toneladas por año, se estima que las actividades de la minería informal de oro en Colombia emiten hasta 180 toneladas de mercurio anualmente.
A ese país le sigue Bolivia, con 120 toneladas; Perú (70); Ecuador (50); mientras que Brasil se encuentra en la escala inferior -emisiones entre 25 y 50 toneladas anuales- con 45 toneladas.
China es de lejos el mayor emisor con relación a la minería de oro artesanal, con 444,5 toneladas al año. Sudán y Ghana son los principales en África, con 60 y 70 toneladas, respectivamente.
La entidad señala que carece de datos para los casos de Argentina, Uruguay y Paraguay, donde también hay minería artesanal de oro.
En esta actividad el mercurio es utilizado esencialmente para concentrar el oro, metal al cual se adhiere hasta formar una amalgama pesada que luego es fácilmente separada de otros minerales, un procedimiento que resulta barato, simple, rápido y efectivo para los mineros informales, quienes muchas veces ignoran los graves efectos que la manipulación de esta sustancia tiene para su salud.
Las pequeñas explotaciones mineras de oro son responsables del 35 por ciento de las emisiones mundiales de mercurio, lo que equivale a unas 727 toneladas al año, mientras que la segunda fuente es la quema de carbón para la producción de electricidad, según datos de Naciones Unidas.
Los efectos nocivos del mercurio están científicamente corroborados y entre ellos figuran graves daños neurológicos, además de causar deformación fetal cuando la víctima de la intoxicación es una mujer embarazada.
Las negociaciones del tratado internacional que busca reducir y eliminar el uso del mercurio entraron esta semana en Ginebra en su fase final, de la que se espera que surja un texto definitivo que debe ser aprobado.
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