A fines del mes de agosto se desarrolló un interesante seminario con una larga presentación temática, pues se titulaba "Bolivia: país minero, impacto económico, social, ambiental, seguridad y cultura de la actividad minera", que sirvió de algún modo para motivar entre los participantes la necesidad de establecer ésta actividad (la minería) como una prioridad nacional.
Considerando el valor que tiene la minería, como la segunda fuerza generadora de recursos para el país después de los hidrocarburos, se entiende que los responsables de mantener vigente la cadena productiva minera tienen la gran responsabilidad de establecer las estrategias más apropiadas para que cada uno de los eslabones sean sólidamente unidos y formen una verdadera cadena con la solidez que exige una proyección de esa magnitud.
Por lo menos el principal ejecutivo de la estatal minera, el Presidente de la Comibol, aseguró que la estatal minera tiene el desafío de participar en todos los eslabones de la cadena productiva, desde la captación de capitales hasta la industrialización y exportación de los minerales con valor agregado.
Así planteado el asunto parece sencilla la operación minera, sin embargo, en todo ese proceso y hablando ahora de eslabones hay que tomar en cuenta los que tienen que ver por ejemplo con los planes de prospección y exploración, con los emprendimientos de explotación y las seguridades que esos pasos necesitan para desarrollarse sin interferencias o por decirlo con mayor claridad sin avasallamientos que pongan en riesgo, capitales, propiedad privada y pública, seguridad de personas a raíz de enfrentamientos, o simplemente la postergación de los proyectos por la presión de movimientos sociales.
Resulta entonces que hay buenas intenciones para emprender grandes planes en la minería nacional, pero al mismo tiempo hay ciertos factores negativos que merecen ser eliminados, sustituidos o mínimamente reglamentados para que no sigan siendo la tranca que obstaculiza cualquier prospecto en la ubicación y uso de nuestros recursos naturales no renovables, hidrocarburos y minerales.
En el seminario que comentamos al iniciar este enfoque se habló del paso importante que se pretender dar en la cadena productiva minera y es que el ideal es llegar al proceso de la industrialización de nuestros minerales, lo que nos permitiría negociar ventas, sin sometimiento a la dependencia actual de los precios internacionales, pero para alcanzar este objetivo hay que tener muy claras las reglas de juego.
Con esto vale la pena añadir el concepto de seguridad y garantía por parte de las autoridades a través de una nueva ley minera, equitativa, técnicamente preparada, adecuadamente respaldada en el orden jurídico y que sea también un instrumento de beneficio a esa cadena productiva, asegurando que cada eslabón sea lo suficientemente útil para garantizar la seguridad de toda la cadena, lo contrario sería poner en riesgo el segundo e importante rubro de la generación de divisas para el Estado y de regalías para las regiones.
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