La actividad minera por siglos ha sido y es una, si no, la principal fuente de ingresos económicos en Bolivia, particularmente para las regiones donde existen prolíficos yacimientos para la extracción de una incalculable cantidad de minerales; aquella riqueza no renovable, útil para la fabricación de diferentes productos, pero a la vez es una de las principales fuentes de contaminación que corroe el hábitat (aire, agua y suelo), con consecuencias severas y hasta irreversibles.
Es indiscutible la cantidad de millones de dólares que se mueven en la economía nacional y mundial producto de la actividad minera y en el caso particular las regalías para la región, pero, esta legendaria actividad productiva, que tiene su principal radio de acción en las entrañas de la tierra y que si bien permite "frotarse la mano" afectó por siglos a la naturaleza, esa "madre tierra" que comienza a "pasar la factura" dando mensajes de alerta, pues la contaminación es cada vez mayor.
Diversos estudios realizados particularmente por organismos no gubernamentales, verificaron que la explotación minera es poco responsable con el cuidado del medio ambiente.
Es el caso del Centro de Documentación e Información (Cedib) que a través de una reciente publicación: "Los Recursos Naturales en Bolivia" detalla que a pesar que la contaminación minera tiene varios siglos de duración, los primeros estudios sobre el tema se practicaron recién en los años 80 y principios de los 90, destacándose un estudio sobre la contaminación minera en la cuenca del lago Poopó en el altiplano, realizado entre 1983 y 1985, una investigación sobre el mercurio en Araras, Pando, en 1991 y en 1993, la Secretaría Nacional de Medio Ambiente juntamente con el Ministro de Minería y Metalurgia con apoyo de la empresa Swedish Geológica AB, realizaron una evaluación ambiental global del sector minero e industrial en Bolivia (Taucer Monrroy 2008).
En la publicación se advierte que desde la búsqueda y prospección pasando por la explotación y terminando en el procesamiento; todos los procesos de explotación de metales provocan impactos.
"La actividad minera consume alrededor de 32 millones de metros cúbicos de agua por año, la mayor parte de los cuales son devueltos a cauces naturales sin tratamiento. Estas aguas contienen plomo, ácidos, cianuros, álcalis, iones metálicos y no metálicos, sólidos en suspensión, sustancias orgánicas y radioactivas que afectan a la salud de las poblaciones mineras, particularmente a los pequeños cooperativistas que trabajan en condiciones muy precarias y de las zonas campesinas aledañas", describe el Cedib.
Producto de esta actividad, como era de esperar, el vehículo principal para el transporte de la contaminación es el agua que emerge de los socavones mineros donde abundan los sulfuros y es conocida como copajira, transportando metales pesados como zinc, plomo, cobre, arsénico, cadmio y otros. Lo más peligroso es que las aguas ácidas por lo general desembocan sin un adecuado tratamiento en los ríos y lagos.
Uno de los mecanismos más importantes para ésta contaminación es la lixiviación, producida cuando el agua entra en contacto con los desmontes mineros, arrastrando a su paso metales pesados, que "aguas abajo" contamina lo que encuentra a su paso.
"La acta toxicidad de los metales pesados se debe en parte a su baja degradación y alta capacidad de fijación en la flora y fauna, terrestre y acuática. Los lixiviados son producidos tanto por la minería tradicional como por la moderna, así como por los ingenios…", detalla la entidad.
MINERÍA DEL ORO
La publicación que además refiere estudios de otros países, afirma que por ejemplo en Estados Unidos, por cada tonelada de oro extraído se producen 3 millones de toneladas de desechos, contaminados con metales ácidos solventes y los dejan pasar a la naturaleza. "La peor consecuencia de la minería del oro, es la contaminación del agua".
En cuadro
PELIGRO PARA LA SALUD
Los niveles de toxicidad y de alto riesgo para la salud humana que convive con la actividad minera, se concentran en metales como:
ELEMENTO Niveles en fluidos biológicos
(microgr/100ml Toxicidad
Arsénico 10-50 (sangre) Alternaciones cutáneas, eritema, papulas, vesículas, úlceras, hiperqueratosis, palmo plantar, hpierpigmentación, epillomas, espinocelulares y basocelulares, cirrosis, cancerígeno, hepático y pulmonar, lesiones cardíacas, disminución de glóbulos rojos y blancos.
Cobre 1-55 - (sangre) Envenenamiento crónico de cobre, enfermedad de Wilson Bedlington
Zinc 5-220 (sangre) Fiebre metálica, diarrea
Cadmio 10-50 (sangre) Fiebre metálica, nefritis, enfisemas pulmonares, ostemalacia, osteoporosis, anemia, decoloración de dientes, anosomía (pérdida del olfato), cáncer de pulmón y de próstata.
Manganeso 1-5 (sangre) Fatiga, debilidad, dolor muscular, temblor de los dedos, dificultad en la motricidad fina, tartamudeo, voz ronca, dificultad al orinar e impotencia, parkinsonismo magánico, nerviosismo, inrritabilidad, insomnio, pérdida de memoria, hiperactividad motora euforia, agresividad, depresión.
Hierro 100-300 (sangre) Hemocromatosis, hematemesis, perforación gastrointestinal, letargía, como, convulsiones, shock hipovolémico, acidosis, metabólica severa, hipoglicemia.
Mercurio 150-300 (sangre) Gingivitis, estomatisis, alteraciones del sistema nervioso, cambio de carácter y de personalidad (eretismo mercurial), timidez excesiva, insomnio, pérdida de memoria, alucinaciones y estado maníaco-depresivo, polineuropatías, insuficencia renal crónica.
Plomo 50-80 (sangre) Plombenia, cansancio fácil, cefaleas, hipersomia, trastornos digestivos, disminución de la líbido, disminución de la conducción nerviosa periférica, alternaciones en el espermograma, anemia, gota, posible carcinógeno.
(Fuente Cedib- Datos Zambrana 2005)
ORURO
El Cedib advierte que de acuerdo al Plan Piloto Oruro (PPO), el lago Poopó anualmente recibe aporte de metales pesados en una magnitud de 63.8 toneladas (tn), de Arsénico, 29.2 tn de Cadmio, 61.6 tn de Cobre, 8.2 tn. de Plomo, 8 tn. de Antimonio y 3.4 tn. Zn.
Estos metales afectan a la vida en el lago y sus entornos, conforme lo comprobó un estudio de M. Beveridge de Universidad de Striling en 1983 investigando en muestras tomadas de agua, lodo, peces y plantas.
La concentración de estos metales proviene de las actividades mineras y de las colas y desmontes acumulados desde la Colonia, que ha formado drenajes ácidos de roca de elevada acidez y de un alto contenido de metales disueltos.
Según un estudio realizado por el PPO, los residuos que se produjeron desde hace 100 años, alcanza a 657.000 toneladas con la consiguiente generación de drenajes ácidos o copajira, que en la época de lluvia llega directamente a los ríos.
De manera particular se analizó el río Huanuni, que en su naciente sus aguas son aptas para el riego, pero al contaminarse con residuos de la mina no solo de Huanuni, sino también de Santa Fé, Morococala y restos generados por la población, termina conteniendo elementos que sobrepasan los límites permisibles, como hierro, cadmio y zinc.
La degradación del ecosistema terrestre es parte de las consecuencias que genera la elevada contaminación de los ríos Huanuni y San Juan de Sora, debido a la crecida en épocas de lluvias contaminando mayores extensiones de terreno haciéndolas improductivas.
Una recientemente publicación informativa dio a conocer que el Instituto Boliviano de Biología de la Altura, verificó que en las áreas cercanas a la mina San José, la contaminación era excesiva al extremo que se detectó la presencia de metales pesados hasta en el cabello de los niños, en una proporción de hasta 5 gramos de plomo.
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