Las propuestas de desarrollo y Estado para la nueva Bolivia
El nuevo Estado boliviano -instaurado el 25 de enero del 2010- es publicitado como potencia transformadora del cambio, protagonista y promotor del desarrollo. El carácter esencial consiste en que dice expresar un nuevo poder que surge de los sectores populares y de los pueblos indígenas, de las comunidades campesinas y de los trabajadores del campo y de la ciudad.
Se autopresenta como un nuevo Estado que representa a una sociedad diversa, participativa y justa, basada en la solidaridad, la cooperación y la reciprocidad como rasgos distintivos de su propia identidad, en la que se alcanza el máximo nivel posible de bienestar colectivo, subordinando el interés individual a los intereses sociales y en la que se combina y complementa la acción espontánea de las leyes del mercado con la previsión consciente del Estado a través de la planificación (MPDB, 2006: 14).
La propuesta de desarrollo que el Estado esgrime se basa en el concepto por él desarrollado de vivir bien propia de las culturas originarias e indígenas de Bolivia. A partir de los elementos comunitarios enraizados en los pueblos indígenas, en las comunidades agrarias, nómadas y urbanas de las tierras bajas y las tierras altas, postula una visión cosmocéntrica que supera los contenidos etnocéntricos tradicionales del desarrollo. Así, el vivir bien es entendido como el acceso y disfrute de los bienes materiales y de la realización efectiva, subjetiva, intelectual y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos. Significa también "vivir bien contigo y conmigo", lo cual es diferente del "vivir mejor" occidental, que es individual, separado de los demás e inclusive a expensas de los demás y distante de la naturaleza (MPDB, 2006: 10).
Según el Ministerio de Planificación del Desarrollo de Bolivia (MPDB), el vivir bien corresponde a un patrón de desarrollo (en sustitución del patrón primario exportador) y democratización integral, plurinacional y diversificado. Se define este patrón de desarrollo como una estructura que va más allá de la acumulación económica y que tiene que ver, esencialmente, con la libertad cultural para decidir, con el respeto a la diversidad y a la diferencia, y la forma cómo base de estos criterios se organiza la vida, la sociedad y el Estado. Es decir, se trata de un patrón en el que el desarrollo y la democratización tienen una importancia pareja, simultánea y paralela. No existe desarrollo sin democratización, sin la extensión de la participación social en la actividad y en las decisiones sobre la política, la economía y la cultura (MPDB, 2006: 12-13).
En este contexto, bajo la noción de Estado plurinacional y su institucionalización con la aprobación y aplicación de la nueva Constitución Política del Estado boliviano, se presenta a continuación un análisis del Sistema Boliviano de Innovación (SBI) enmarcado en el concepto del "vivir bien" como objetivo último. En particular se considera el papel del litio, como un pilar que permita dar lugar al salto del Estado boliviano de su actual pasividad innovadora y configure un nuevo patrón de desarrollo diversificado e integral basado en la constitución de una nueva matriz productiva con mayor valor agregado, sustentada en la industrialización de los recursos naturales, en la cualificación del potencial humano y en un desarrollo sectorial y regional equilibrado y articulado.
SISTEMA BOLIVIANO DE INNOVACIÓN (SBI)
La capacidad y el espíritu para innovar se han constituido desde siempre en ventajas para la búsqueda de una mejor calidad de vida con mayores oportunidades para los seres humanos. Los inventos, descubrimientos, mejoras y diseños han estado presentes a lo largo de toda la historia, formando parte del cúmulo de conocimientos e iniciativas, que sirven de herramientas para el aprovechamiento racional de la naturaleza biótica y abiótica. Sin embargo, no todas las sociedades aprovechan estas capacidades o habilidades; consecuentemente, los grupos humanos se han dividido en innovadores y en usuarios de las innovaciones. Esta división ha afectado a los países y con esto a sus sistemas productivos, de servicios, económicos y sociales, dándoles mayores o menores posibilidades de competitividad (SBI, 2009: 6). En la actualidad, las innovaciones provienen de los países que investigan, trabajan y fomentan esta actividad y por lo tanto son más desarrollados e industrializados. Efectivamente, las estadísticas y los indicadores muestran que, con un fortalecido aparato científico y tecnológico, estos países son los procesadores y proveedores de la nueva tecnología y que descubren, inventan e innovan permanentemente procesos, productos y servicios, de manera altamente eficaz y con elevado impacto en la producción en comparación con los países que no desarrollan esta actividad.
En el transcurso de la historia de Bolivia no se ha priorizado contar con un sistema de investigación, tecnología e innovación ya que las necesidades y requerimientos de tecnología para todos los ámbitos se deberían adquirir del extranjero. Esto explica por qué hasta hoy no se alcanzan soluciones a los problemas que corresponden al aparato productivo, evidenciándose que las soluciones que provenían y provienen de otros lados están, en los mejores casos, formuladas para situaciones "generales" y no para situaciones particulares y específicas, tiempo y circunstancia locales (SBI, 2009: 7-10). Esta situación deriva del hecho de que no existen los mecanismos o agentes que faciliten esta actividad y que permitan el encuentro de los generadores de innovación con los demandantes de la misma, existiendo la necesidad de generar una estructura con capacidad para articular y facilitar dicho encuentro. Tal estructura concebida en el marco de particularidades históricas, geográficas y culturales del país, se conoce como el Sistema Boliviano de Innovación (SBI), a partir del cual, se plantea que será posible romper la estructura de dependencia tecnológica y del conocimiento, que por siglos ha sustentado al modelo colonial.
Conscientes que la C&T se constituyen en herramientas fundamentales para cambiar el patrón primario exportador, a través de la transformación de los recursos naturales, se ha definido el papel de la C&T en el conocimiento de la realidad productiva y social como solución a los problemas locales regionales y nacionales y en la generación a una cultura científica en todos los niveles y ámbitos de la vida. Contribuyendo a la presente situación caracterizada por: 1) una capacidad de exportación limitada, con productos cuyos estándares de calidad y volúmenes de producción son insuficientes para los mercados externos, 2) exportaciones concentradas en materias primas con muy poco valor agregado, 3) alta dependencia tecnológica, 4) tecnología utilizada en muchos casos obsoleta y con una capacidad ociosa latente, además 5) una baja coordinación y articulación entre centros de investigación, universidades y otros institutos dedicados a la investigación, obteniéndose resultados con poco impacto sectorial y regional (SBI, 2009: 10; MPDB, 2006).
La estructura institucional que asegure la interacción entre el sector científico-tecnológico, el sector productivo y el Estado, será el SBI, a partir del cual se dice que será posible romper la estructura de dependencia tecnológica y del conocimiento, que por siglos ha sustentado al modelo colonial. La conformación del sector científico-tecnológico fortalecido, dinámico y con elevado nivel académico, tendría la suficiente capacidad para dar respuestas transformadoras a los problemas locales y regionales e indagar la realidad social y natural, a partir del uso del conocimiento como herramienta de desarrollo. La valoración y sistematización de los saberes locales y la instauración de una cultura científica a partir del acceso universal al conocimiento y a la técnica, constituyen el mayor propósito de este modelo de desarrollo. Por tanto, el SBI propone contribuir al nuevo patrón de desarrollo a través de la generación de conocimientos y tecnología, y su aplicación en los procesos productivos y en la solución de grandes problemas nacionales; desarrollar la nueva matriz productiva nacional, mediante procesos de innovación que vinculen el sector científico tecnológico y los servicios técnicos con el sector productivo; incorporar los saberes locales y el conocimiento indígena al campo de conocimientos científicos para su valoración y aplicación en el desarrollo; desarrollar una cultura científica a través de la extensa difusión de la CTI para promover la apropiación del conocimiento en el marco de la inclusión y la reciprocidad y, finalmente, hacer que Ciencia, Tecnología e Innovación se constituyen en temas transversales, y pongan en marcha programas y proyectos transectoriales, coordinando con los sectores, proyectos específicos dentro de un Plan General de CTI (MPDB, 2006:181-182).
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