Siendo el Japón uno de los principales países consumidores de materias primas, especialmente minerales, lo acontecido la semana pasada y que tiene fuerte implicancia en desenvolvimiento de esa nación ahora en un dramático proceso de reconstrucción, tendrá necesariamente su impacto en la cotización de minerales a nivel internacional.
Observando la magnitud del problema que vive Japón en la actualidad es prudente adoptar algunas previsiones en lo que corresponde a la venta de minerales desde Bolivia a ese país, fuera de los que comercializa de manera directa la empresa nipona Sumitomo a cargo de la explotación de zinc, plomo y plata que extrae de mina San Cristóbal y que no tendrá variaciones según lo expresado por ejecutivos de la misma, asegurando más bien una producción continúa que seguirá en ritmo sostenido.
Hay variables interesantes en lo que corresponde expresamente a las importaciones del Japón y que pueden alterarse por las circunstancias propias del tiempo presente. Con seguridad que habrá una restricción temporal en la compra de ciertas materias primas y algunos insumos elaborados, por lo menos eso es comprensible en tanto se reinicien actividades productivas de la poderosa industria japonesa.
La menor compra de minerales, presionará en la circunstancial baja de las cotizaciones, aspecto que dependerá de la rapidez con que el equipo humano, técnico y material permitan restablecer parte de las actividades productivas en el Japón, mientras tanto con seguridad que se mantendrán niveles de producción para que estimado el daño y su reparación, posiblemente en tres meses se repongan precios y adquisiciones en el lastimado país asiático.
Japón es el primer país al que Bolivia le vende minerales. La gestión pasada del 2010 nuestro país obtuvo la suma de 449,2 millones de dólares por la exportación de minerales al Japón, rubro que entre otras cosas significa el 90 por ciento del total de los productos que Bolivia exporta a ese mercado asiático.
Una observación más serena por parte de analistas en la situación del desastre y sus complicaciones directas especialmente con Bolivia, muestran que el impacto del terremoto y del tsunami no afectó específicamente la zona industrial del Japón, sin más bien un sector agrícola que podrá reponerse rápidamente de los efectos destructivos del fuerte movimiento telúrico.
Que habrán alteraciones temporales en precios y cantidades exportables de minerales bolivianos al Japón, es indudable, que puede prolongarse un tiempo determinado, posiblemente de dos a tres meses, es evidente, como también es seguro que ese país mantendrá sus operaciones en Bolivia sin alteraciones, por tanto según las autoridades de Minería de nuestro país, la proyección de alianza estratégica para el caso del litio, persistirá en su perspectiva y sus motivaciones técnico – financieras.
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