El gobierno del presidente Evo Morales vendió a Venezuela, a principios de este mes, 750 toneladas de estaño metálico a menos de la mitad del precio internacional.
La operación se realizó a los pocos días de la visita que hizo a Bolivia el presidente Hugo Chávez, como parte de los 18 acuerdos bilaterales firmados en esos días.
Se hizo el anuncio de la venta de estaño como una gran noticia, pero ocurre que la operación supone una pérdida para Bolivia.
Cuando se produjo la compra, a principios de abril, el precio del estaño era de US$ 33.200/T y el monto de toda la compra debía haber sido de US$ 24.900.000, pero fue solamente US$ 10.500.000, equivalente a US$ 14.000/T. (Por libra fina, Venezuela pagó US$ 6,35 cuando debía pagar US$ 14,96).
Este precio es inferior al que Venezuela había pagado el año pasado por una compra de 60 T, a razón de US$ 16.666/T. Lo curioso es que desde el año pasado hasta ahora el precio internacional del estaño subió, y no bajó.
¿Quién fijó estos precios del estaño fundido en Vinto? ¿Son cosas decididas entre amigos?
Se sabe que el presidente Chávez decide el precio al que ha de vender el petróleo venezolano a países amigos, como Cuba. Pero no se conoce de ninguna disposición del parlamento que autorice al presidente Morales a hacer rebajas de los productos salidos de empresas estatales bolivianas.
Todo esto se produjo en medio de la confusión que generó el uso del Sucre como moneda de transacción. Pero los informes sobre la compra del estaño fueron dados en dólares y es ahí donde se dio esta variación del precio, en perjuicio de Bolivia.
¿Quién pagará la diferencia?
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