La actividad minera es el sector que menos se compadece del medio ambiente y, por lo menos en el caso boliviano, continúa expresando un Estado que basa su economía en la explotación de materias primas, señala el estudio “El sector minero”, divulgado por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema)
La investigación realizada por Marco Octavio Ribera señala que se mantiene la tradicional dependencia de la minería a los precios y mercados internacionales, lo que explica su inestabilidad que oscila entre etapas de auge y de profunda recesión.
“Se mantiene la ausencia de políticas públicas para hacer un buen uso de la renta minera, lo cual ha significado, además, una escasa reinversión de utilidades en aspectos ambientales de remediación y mitigación”.
Se suma, el hecho de que el pago de regalías es muy bajo para determinados subsectores, como las cooperativas, al punto de asumirse que hay una subvención indirecta.
El número de socios de las cooperativas es muy variable y el rango oscila entre 30 y 5.000, dependiendo del tipo de yacimiento y el periodo histórico en el que se desarrollan las operaciones, en tanto que el número total de cooperativistas se estima en 60.000.
El número estimado de estas operaciones mineras desarrolladas por cooperativas asciende a 600. Se ha evidenciado a lo largo de varios años, la precariedad de las condiciones laborales de la mayoría de las cooperativas mineras, a lo que se suma el riesgo de accidentes y las afecciones directas a la salud, agrega el documento.
Añade que la minería se mueve al ritmo del control de unas pocas compañías multinacionales denominadas seniors, que en su mayoría es de origen canadiense, inglés, sudafricano, australiano y norteamericano. En tanto que las denominadas juniors (mayormente empresas nacionales medianas o pequeñas), identifican proyectos de explotación que posteriormente transfieren a las transnacionales. Finalmente está la minería chica y cooperativa, artesanal, que se convierte en una alternativa de empleo.
La investigación sostiene que, a pesar de que el Gobierno del MAS intentó una recuperación del control de la minería como la refundación de Comibol, nacionalización de Huanuni y Vinto, se dieron otras medidas conciliatorias con el sector privado, como los joy ventures, la privatización de Karachipampa, el libre juego accionario en San Cristóbal o las ventas y traspasos de Amayapampa.
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