El caso de las materias primas, su búsqueda, producción y la exportación hacia los mercados externos, confronta una serie de problemas debido a las variaciones que imponen las condiciones de la gran economía internacional, lo evidente es que los países que dependen de sus commodities, como el nuestro, estarán pendientes de aquellos movimientos que se producen en función a los intereses del gran sistema productivo que domina la industria mundial.
Tenemos que vender nuestros recursos, allí donde los requieren, pero donde pagan como quieren y en función a sus condiciones, de lo contrario el negocio negativo puede empujarnos en reversa, si no admitimos la escala de precios que son resultado del balance particular, sea del norte, Europa o Asia.
A propósito, hay que tomar en cuenta lo que ocurrió en el primer trimestre del año en curso en Estados Unidos que confrontó una fuerte contracción en toda su economía, limitando ciertas importaciones para nivelar el efecto de su variante negativa.
Otro tanto sucedió en algunos países de Europa y también en Asia, particularmente en la China, que es uno de los mayores compradores de la materia prima minera de nuestro país y de otros del continente sur.
Los efectos de ese vaivén financiero en gran escala tiene sus efectos en las economías emergentes, obligadas a restringir su proyección de desarrollo y variar su ciclo programado de desarrollo, por ejemplo con una reducción del 0,2 por ciento en el crecimiento programado del Producto Interno Bruto, marcado en 4,6 por ciento en la gestión, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que posiblemente no se alcance, lo que se reflejará en variadas restricciones de los presupuestos destinados a cubrir una serie de proyectos de desarrollo o directamente a mejorar la producción de la materia prima. El hecho ya significa un perjuicio en lo que corresponde a expectativas de gobiernos que cifran su seguridad en la venta de sus riquezas naturales.
Hay que tomar muy en serio lo que ocurre en el ámbito de la gran economía y el caso de la China que se siente directamente entre los productores de minerales, sea Chile, Perú y el caso boliviano, puesto que si bien se confiaba en la marcha acelerada de la potencia china, resulta que la misma afloja el acelerador y lo primero que hace es reducir sus compras, precisamente de materias primas. El país del dragón dorado limitará el crecimiento de su PIB, proyectado en 7,4 por ciento a menos 0,2%, para esa economía una variante insignificante, pero con incidencia directa en su producción industrial, que primero debe ser vendida y luego recién reemplazada en la provisión de su materia prima, proceso que puede ser de corto o mediano plazo, en el que los mercados emergentes de venta de commodities estarán limitados en sus exportaciones como sucederá con nuestras ventas a ese país, que es el mayor comprador de concentrados minerales.
Este asunto de los precios internacionales tiene incidencia generalizada, aún se trate de economías emergentes "fuertes", el caso de Brasil, Chile, Perú y México en la zona latinoamericana, no tanto Argentina que confronta problemas o Venezuela con acentuada crisis, pese a su exportación de petróleo, de modo que en función a los volúmenes de las exportaciones se puede contrarrestar los efectos de la "desaceleración" que producen los grandes para controlar con el juego de precios sus propias debilidades en materia de productividad que tiene características de autocontrol y moderado crecimiento, en tanto se nivelen sus opciones en la dinámica competitiva de los mercados capitalistas y el crecimiento de los emergentes.
Un gran reto para los países de economía "surgente", no para todos, pues algunos ya avanzaron en la transformación de sus materias primas en productos industrializados con valor agregado y están en condiciones de surtir los mercados de vecinos, caso de Brasil, Chile, Perú o Argentina, que nos venden variedad de insumos terminados, productos metálicos, farmacéuticos, alimentos, ferretería en general y muchos insumos, pueden inclusive alcanzar los mercados del área de los grandes, cambiando el orden de los factores.
Un ejemplo notorio de este cambio posicional se da por ejemplo en las compras que hace Estados Unidos de productos chinos, en los que inclusive se añade la marca o el logo empresarial original, aunque también se inserta la etiqueta "Made in China", con lo que se comprueba que esta competencia tiene mucho que ver no precisamente con calidad, más bien con cantidad, en el marco común de menores precios por mayor cantidad de compras.
Los procesos respectivos a competencia industrial, entre potencias, ocasiona una serie de contratiempos en los países productores de materias primas y los más notorios tienen que ver con limitaciones de comercio externo, reducción muy marcada de exportaciones, sometimiento a los precios en pizarras de los grandes compradores y una posible disminución en los flujos de apoyo financiero solidario a través de organismos crediticios internacionales.
Frente a estas condiciones que se presentan cíclicamente o que son resultado de emergencias de la presión competitiva, los países de economía dependiente tienden a regular sus propios elementos defensivos, aumentando en algunos casos los volúmenes de producción o en otros casos poniendo en stock de reserva sus materias primas en tanto suban los precios internacionales.
El avance más importante tiene que ver con pasos decididos hacia la inversión para industrializar, sino toda, por lo menos la mayor parte de las materias primas. En el caso boliviano lo que corresponde a hidrocarburos, el gas en especial, rubro en el que se han hecho algunos adelantos que deben deparar satisfacciones a corto tiempo.
En el caso de la minería, el avance es lento, todavía se mantienen posiciones de cierta reserva que impiden impulsar planes de envergadura para llegar a la industrialización de la mayor cantidad de nuestra riqueza minera. La industria de las fundiciones puede ampliarse con la modernización del Complejo Vinto en Oruro, el funcionamiento regular de Karachipampa en Potosí y ojalá fuese lo más pronto posible, la definición para competir con dos vecinos, Chile y Argentina en la industrialización del litio.
Toda esa riqueza natural, tiene mercados asegurados en la órbita de los grandes industriales, en Estados Unidos, Europa y en las mismas fuentes de las grandes industrias asiáticas. La competencia será parte de la globalidad mundial si los países de "arriba" asumen que deben surtirse inexcusablemente de la producción de los mercados en desarrollo y en camino de su potenciamiento industrial.
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