La Cuenca del Plata que involucra a Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, cuenta con un gran potencial para las actividades económicas, varios estudios y documentos recalcan la existencia de diversos centros industriales en los cinco países situados a lo largo de sus numerosos afluentes. Sin embargo, los polos industriales más importantes se encuentran en Brasil, en la zona metropolitana de Sao Paulo, y en Argentina, a lo largo de la franja industrial del río Paraná y en la zona metropolitana de Buenos Aires. Destaca el hecho de que el sector de la minería se encuentra principalmente en la parte alta de la subcuenca del río Paraguay, más precisamente en Bolivia, cerca de los afluentes del río Pilcomayo.
El Pilcomayo es un río transfronterizo (Bolivia, Argentina y Paraguay), pertenece al sistema de la Cuenca del Plata. A nivel nacional abarca cuatro departamentos: Oruro (sus nacientes se encuentran en la Provincia Avaroa), Potosí, Chuquisaca y Tarija. En la parte alta, es un río de montaña, luego de Villamontes entra en la planicie del Chaco hasta el río Paraguay (de los cuales 835 km son frontera entre Argentina y Paraguay).
Los diferentes tratados internacionales de los que forma parte Bolivia, abordan al sistema fluvial desde el punto de vista del desarrollo humano y se orientan de manera prioritaria el cuidado del medioambiente. La utilización responsable de los múltiples recursos existentes en la cuenca del Plata en general y la del Pilcomayo en particular, es un punto clave e importante de la integración regional.
Entre otros, están el Acuerdo Constitutivo de la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río Pilcomayo suscrito entre Argentina, Paraguay y Bolivia, que impulsa el desarrollo sosteniblede la cuenca, la elaboración y ejecución de un Plan General de Gestión Integral de la Cuenca, la planificación de inversiones, la planificación de la explotación de la energía hidráulica, la realización de estudios de impacto ambiental. El Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del Mercosur que hace mención específica a la necesidad de promover la adopción de políticas, procesos productivos y servicios no degradantes del medio ambiente e incentivar la investigación científica y el desarrollo de tecnologías limpias.
A lo largo del río Pilcomayo y sus afluentes, viven diferentes comunidades que desarrollan actividades agrícolas bajo riego, ganadería y pesca; considerando que estas zonas poseen características climáticas y de suelo favorables, resalta e impacta la influencia de las actividades mineras.
La actividad minera en la zona alta del Pilcomayo es de larga data, se origina en tiempos de la colonia y en la actualidad se continúa con la explotación de diferentes recursos minerales estimulada por el incremento de los precios de los metales en el mercado internacional. En la década de los 80’s del siglo pasado, en todo el ámbito geográfico que comprende la parte alta de la cuenca del río Pilcomayo (territorio boliviano), se empezaron a implementar varias operaciones minero-metalúrgicas dedicadas a la explotación y tratamiento de minerales sulfurosos complejos de Plomo-Zinc-Plata (sin dejar de lado la producción de minerales de estaño, antimonio, wólfram, etc.) aplicando con preferencia el proceso de flotación, resultado inmediato la producción de grandes cantidades de residuos mineros (colas de grano fino), desmontes, etc.
Un componente importante en la actividad minera en sus diferentes etapas, es el agua y varios factores pueden influenciar en la calidad de este recurso no renovable: si el mineral contiene sulfuros existe el peligro de generación de aguas ácidas que a su vez pueden contaminar cuerpos de agua superficiales en los cuales son descargados, la utilización de carburantes y lubricantes, las aguas de perforación que contienen partículas sólidas finas en suspensión. La naturaleza del tratamiento metalúrgico, el o los procedimientos utilizados para la concentración de los minerales afectan directamente la calidad de los efluentes líquidos
Varias de estas operaciones cuentan con presas de colas que cumplen con todas las exigencias técnicas necesarias; sin embargo, hay también ejemplos de presas mal implementadas y peor controladas. De la misma manera, la emisión y manejo de aguas ácidas, efluentes de flotación con altos niveles de sólidos suspendidos están siendo debidamente controlados en algunos casos, pero en otros el descuido es evidente.
La promulgación de la Ley de Medio Ambiente determina la necesidad de regular estas actividades, sin embargo su aplicación es muy limitada. Los numerosos pasivos ambientales existentes en la zona, continúan representando una amenaza por el arrastre de material sólido en la época de lluvias. De igual manera, los vientos arrastran partículas finas en tiempos de sequía.
Aguas abajo, los niveles en el contenido de metales son preocupantes y repercute directamente en la biodiversidad acuática y su relación con poblaciones indígenas que viven de la agricultura, ganadería y la pesca.
El impacto mediático causado por la rotura del dique de colas de la Empresa Minera Santiago Apóstol y sus efectos en el curso del río Pilcomayo pone en evidencia la falta de criterio técnico en algunos operadores mineros en el manejo y operación de una etapa tan importante como es la disposición de residuos y la ausencia de control por parte de las autoridades correspondientes. Sin embargo, a pesar del problema existente en la operación mencionada, se vienen manejando una serie de datos que no se ajustan a la realidad y están fuera de un contexto técnico responsable y serio, provocando alarma infundada en la opinión pública nacional e internacional.
Lamentablemente, este no es el primer caso y seguro que no será el último con estas características si es que no se toman las medidas adecuadas y con la urgencia necesaria. Más allá de los discursos, está el compromiso de todos los actores involucrados para hacer de la minería una actividad técnicamente eficiente, económicamente rentable, ambientalmente adecuada y socialmente aceptada, preservando la imagen de Bolivia ante los países vecinos por el cumplimiento de los acuerdos internacionales en materia medioambiental.
Estas consideraciones vienen a propósito de un reciente trabajo realizado en los diferentes países que conforman la Cuenca del Plata y cuyo propósito fue integrar experiencias y explorar oportunidades para el desarrollo sostenible a través de proyectos de interés común. Existe mucho potencial en la región para la generación de conocimientos y propuestas innovadoras de tecnologías más productivas y a la vez menos contaminantes conocidas como tecnologías limpias, asociadas al desarrollo industrial y necesidades de cada país.
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