Algunos encuentros casuales permiten obtener datos importantes y que además sirven para ilustrar con absoluta claridad aspectos que muchas veces se manejan inadecuadamente, eso es lo que sucedió a propósito de participar en una última fase de la VII Mesa Redonda denominada "Seamos un país competitivo en el área productiva", que se desarrolló a iniciativa de los ejecutivos de la Carrera de Metalurgia de la FNI que este año celebrará su 50 aniversario.
Lo del encuentro tiene relación con el intercambio de opiniones con destacados profesionales de la minería que participaron del evento, exponiendo una serie de opiniones, sugerencias y recomendaciones en torno a la actividad minera, sus limitaciones actuales, las controversias existentes en materia de los planes para definir las estrategias de su futuro productivo y en fin un conjunto de ideas que nos permiten entender con ribetes técnicos algunos entusiastas proyectos como el muy trillado hecho de llegar a la fase de "industrialización de nuestros minerales", lo que significa en la actualidad un propósito de orden oficial.
Sin embargo, la contundente explicación de un destacado ingeniero geólogo nos muestra que si bien se trata de una mala apreciación tecnológica de un hecho tan importante como la industrialización de nuestros minerales, es bueno que no persista la confusión que –valga la redundancia– confunde también a la mayoría ciudadana que admite la promoción industrializadora de nuestras materias primas, cuando en realidad y técnicamente cumplidos los procesos, a lo que llegamos en el caso de la Fundición de Vinto y llegaremos con la tarea que se cumpla en la siderúrgica de Karachipampa, será lograr lingotes de alta pureza, como un factor inicial de la incorporación del Valor Agregado (VA) a nuestras materias primas.
De esto se desprende que la verdadera industrialización de nuestras materias primas es otro eslabón importante de la cadena productiva, cuando se definan las políticas y estrategias para que en lugar de exportar lingotes decidamos usar ese material como lo hacen las grandes industrias, en diversificar la producción de diversos elementos requeridos en el gran mercado mundial.
Por lo tanto rescatando la valorable experiencia de los profesionales en materia de minería, bien vale reiterar que de momento en nuestro país sólo llegaremos a la fase final de la producción minera metalúrgica y siderúrgica poniendo en venta nuestros lingotes de estaño, de plomo y plata y también de oro con alto grado de pureza, como sucederá en el rubro del hierro que ojalá lleguemos a convertirlo en acero para entonces abrir industrias especializadas.
Rescato, entre muchas otras, ésta valiosa explicación que tiene lógica y no cierra el objetivo de industrializar nuestros minerales pero en una etapa de renovada pujanza, que significará adecuar políticas y estrategias para hablar con propiedad sobre una industria de los minerales.
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