Como van las cosas y ante la situación que se produce con las variables en cotizaciones de minerales, especialmente los que producimos en mayor cantidad en nuestro país aunque con mayor esfuerzo y bajo condiciones no precisamente apropiadas para impulsar mejores índices de producción, se hace necesaria considerar la aplicación de algunas disposiciones que permitan a las autoridades establecer un sistema de prevención productiva, para evitar duras contingencias si se registrara un mayor descenso en el precio de minerales, especialmente el caso del estaño producto base de la minería estatal en los distritos de Huanuni y también Colquiri.
En ambos casos se plantea una alternativa muy especial y es la de ordenar planes de estricta eficiencia para contrarrestar las variaciones en los precios internacionales, situación coyuntural que puede prolongarse o ser pasajera, pero siempre dependiendo de las operaciones que se produzcan en la guerra competitiva de las grandes industrias de Asia, Europa y EE.UU.
Para la Comibol, ahora con nuevo presidente, el desafío es compensar los costos de producción en las dos minas estatales, una con casi 5 mil trabajadores y la otra con más de 1.200 mineros, que deben recibir salarios sí o sí, aunque las contingencias de precios no sean las más favorables para cubrir las obligaciones sociales creadas por circunstancias "políticas" de fuerzas laborales afines a la corriente gobernante y que deben recibir su compensación social.
Mientras tanto escasean los concentrados para la Metalúrgica de Vinto, el problema es parte de la alteración en las actividades mineras del sector estatal, incluyendo un breve paro en Huanuni pero uno prolongado en Colquiri, en ambos casos creando un desfase en la provisión de los concentrados en cantidad suficiente para la fundición de los lingotes que saldrán para la exportación, como único producto con valor agregado de la minería y metalurgia del país.
Las regalías han disminuido y ese es un hecho preocupante pues de los montos que se recaudan por ese concepto depende la ejecución de planes para incentivar por ejemplo la exploración minera en primera instancia o de mejor manera, apoyar la ejecución de planes extractivos, para consolidar el crecimiento de todo el sistema productivo minero, especialmente en aquellos que como el sector privado mediano y chico y el estatal generan la mayor cantidad de réditos por la explotación de nuestros recursos mineros.
Hay necesidad de crear condiciones reales y jurídicamente estables para rodear a la actividad minera de todas las garantías que se necesitan para cumplir objetivos estratégicos definidos en políticas adecuadas, esto último es lo que está faltando a nuestra minería para hacerla más efectiva y mayormente competitiva, frente al desarrollo que se produce en países vecinos donde las inversiones en el rubro minero son realmente millonarias y los proyectos de largo aliento permiten avizorar un futuro de beneficios comunes, pues tratándose de riquezas del país lo ideal es que sus beneficios alcancen a todos los bolivianos y eso depende de una revolucionaria ley sectorial que elimine el sentido de seguir haciendo empresas sociales, cuyas utilidades se disuelven en la incompetencia del sentido politizado que ejercen los sectores que ven la minería como una solución de tiempo presente y no como una proyección en el futuro de la economía boliviana.
Es necesario discurrir sobre la importancia de hacer de la minería un factor de eficiencia productiva y no meramente un salvavidas político.
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